jueves, 28 de diciembre de 2023

Reflexión: El arquitecto de tu destino

 


El arquitecto de tu destino


En el largo y a la vez limitado devenir de nuestra historia personal, cada uno de nosotros podría resumir su vida a una sola elección posible: dejarse llevar por los acontecimientos como un espectador. O  convertirse en el artífice de su propio destino.

Es muy común que el hombre se deje envolver por el mito de la suerte, del karma o de la predestinación.

Como si existiera un orden caprichoso que decide lo que acontece en nuestro devenir. Y generalmente "se deja llevar" por la vida tal como si fuera un burrito atado a una noria, incapaz de cambiar el rumbo de sus pasos mientras gira y gira año tras año siguiendo el mismo camino hasta el final de sus días.

A veces la desilusión, el cansancio, el estrés o el desánimo llevan a "dejar de intentarlo".

Pero a la vida no deberías tomarla como un juego de azar en el que no tienes control alguno de tus dados. La vida es un proceso en construcción permanente. 

No tiene ningún sentido vivir en un universo en donde el espacio-tiempo rige tu vida si no lo usas para que sea un factor permanente de cambio. Pero ese cambio debe ser para mejorar, para potenciarte como humano.

Sea cual sea la fuente de nuestra creación, esto que te digo  es una realidad. 

Si lo deseas, puedes ser ateo, agnóstico, creer en un dios personal o en lo que tú quieras. Pero para cualquier realidad el tiempo es algo que no puedes renovar. Es el límite que no puedes traspasar. Y es la gran incógnita que forma parte de nuestra herencia. 

Quizá la muerte es la respuesta a nuestras inquietudes. Quizá sea la nada misma. Yo no lo sé. Y tú tampoco. Puede que tengas fe, pero no puedes comprobarlo. Porque eso mismo es la fe: creer sin poder probar nada.

Es una dura realidad la de saber que en algún momento, tu  tiempo se agotará y, más allá de lo que suceda después de eso, ya no podrás obrar en la realidad de los vivos. No podrás cambiar nada. No podrás expresarle nada a la gente que amas. No podrás llevarte nada de lo que consigas en este lado de la realidad.

Tu vida es una obra maestra que vas creando con cada elección que tomas y con cada paso que das. Tú  formas cada uno de los ladrillos que construyen tu propia existencia. Así como un arquitecto visualiza su obra antes de construirla, tu puedes dar forma a tu propio destino con una visión clara y un propósito definido.

Ningún destino está escrito en las estrellas ni sellado en el interior de ningún libro cósmico.El destino lo tallas, lo esculpes y lo moldeas con tus propias manos y a través de las decisiones que tomas.

En lugar de esperar a que la suerte te sonría, toma la iniciativa y traza tu propio camino. Porque cuando tomamos decisiones conscientes y afrontamos con determinación sus consecuencias, terminamos encontrando el poder que permite transformar nuestra realidad.

Cada desafío al que te enfrentas es una oportunidad de crecer, cada fracaso es una lección que alimenta  tu sabiduría, y cada éxito es el resultado de tu constante esfuerzo. No seas un simple espectador.

Decídete a ser el actor principal. Elige cada giro y decide cada vuelta en la trama del guion que es tu vida. Y escribe cada línea de esa trama intentando llegar al resultado que anhelas.

Después de todo, ese caudal de vivencias concretadas o perdidas ha moldeado a la persona que eres ahora mismo.

Aceptar la responsabilidad de nuestro destino implica reconocer que fue construido con nuestras  decisiones. Y que esas decisiones han sido siempre el mejor camino que pudimos tomar. Aún cuando no llegamos a un resultado deseado.

Nunca pienses que has sido prisionero de las circunstancias, porque si has llegado hasta aquí, eso ha sido producto de tus elecciones de vida. 

Nadie más que tú es responsable de lo que llamas destino. Pero no mires atrás con la mirada del arrepentimiento. Porque cada equivocación provino de la mejor elección que pudiste hacer en cada momento.

No permitas que la ilusión de la suerte te robe el protagonismo. No puedes depender del azar.
Abraza los poderes que tienes en tus manos y elige construir el destino que aspiras en secreto. 

Para ti tal vez es obvio pero siempre es bueno recordarlo: el futuro es eso que escribes en el ahora con cada elección que haces.

Y el fracaso en realidad es una ilusión. Porque tienes sólo una vida y por lo tanto puedes seguir solamente un camino.

Cuando fracasas, es la vida misma que te está diciendo que ese camino no era para que tú pudieras transitarlo. Era para que pudieras aprender algo de esa experiencia.

El camino está listo en algún otro sendero que aún debes encontrar.

 

Buena escritura

 





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