sábado, 26 de julio de 2025

Cuento: "Oscuro Romance"

 


Oscuro Romance

Drama psicológico - Sci-fi místico - Romance oscuro


No sé en qué momento exacto empecé a desconfiar de la calidez de nuestra casa. Tal vez fue el silencio. O la manera en que las cosas se volvían opacas con el tiempo: las plantas, mis libros, incluso mis pensamientos.

Sean cocinaba bien. Siempre sabía qué decir. Me abrazaba cada noche y me decía -“Todo va a estar bien, amor.”-

Pero yo no estaba bien. Algo en mí se estaba apagando poco a poco.

No tenía visiones desde hacía meses. Las sensaciones que antes me atravesaban con nitidez como voces ajenas, imágenes fugaces y las intuiciones que me llegaban claramente, se habían vuelto como ruido blanco. Ininteligibles. Como si alguien hubiese bajado el volumen de mi alma y me hubiera desconectado del universo.

Un martes, recibí el mensaje de una vieja clienta, Clara. Que me dijo:

-"Necesito una lectura, Lía. No puedo más"- 

Dudé, pero acepté.

Clara se sentó frente a mí como lo había hecho cientos de veces antes. Extendí las manos, cerré los ojos... y nada. Solo un vacío espeso. No habían imágenes, ni voces. Como si estuviera metida en una pecera con las paredes cubiertas de hollín.

-"¿Estás bien?"- me preguntó, al ver mi expresión.

No podía decirle que no podía conectar. Mentí.

-"Un poco cansada. Será la luna."-

Esa noche soñé con un cuarto sin ventanas. En el centro, pude ver una figura parada, tapada con una sábana. Me acerqué. El aire olía a polvo y a hierro. Con dedos temblorosos, retiré la tela poco a poco. En la figura no había rostro. Solo un rostro de piel lisa, como una máscara sin boca ni ojos.

Desperté con el pecho helado. El frío que sentío no era una metáfora. Era físico y doloroso.

Le conté a Sean, entre algunas risas nerviosas. Él solo me acarició el brazo.

-"Es el estrés. Sueñas cosas raras cuando estás muy cansada."-

-"Sean..."- la idea me surgió de repente -"¿tú sueñas?"- le pregunté.

El se encogió de hombros.

-"No que yo recuerde."-

Esa respuesta fue lo primero que me hizo algo de ruido en mi cerebro.

Dos días después, fui a ver a Elvira, mi vieja mentora y amiga. Una de las pocas que nunca dudó de mis dones mí cuando empecé a ver cosas a partir de los trece años.

Me escuchó en silencio, con sus dedos cruzados sobre una vela apagada.

-"¿Nunca soñó?"- preguntó, tras unos minutos de reflexión.

-"Nunca."-

Asintió lentamente.

-"Lía, hay seres que no son del todo humanos, ¿sabes?. No hacen daño... pero apagan la luz de los demás."-

-"¿De qué estás hablando?"-

-"No puedo darte más detalles. Pero si él es lo que creo, no vas a poder ver nada mientras lo tengas cerca. Porque Sean no ve. Tampoco siente. El solo puede... absorber tu energía."-

La miré, entre confundida y enojada.

-"¿Estás diciendo que mi pareja es una especie de parásito energético?"-

-"Estoy diciendo que deberías prestar atención a cómo te sientes cuando estás a su lado. No a lo que dice. Ni a lo que hace. A lo que sientes por ti misma. ¿Entiendes?"-

Lo entendí, claro que sí. Pero no hice nada en ese momento.

Hasta que empecé a mirar a mi alrededor. Especialmente a las plantas.

La hiedra del baño, que siempre había sido una selva viva, se estaba secando, aunque la regaba como siempre. La lavanda se volvió grisácea. Mi reloj se atrasaba sin razón. Y las luces de la cocina titilaban cuando él se sentaba frente a mí.

Un sábado, mientras él dormía la siesta, decidí intentar canalizar sola. Encendí una vela. Me senté en el suelo. Cerré los ojos. Respiré profundo.

Y algo entró.

Vi un niño. Pequeño, de unos seis años. Atrapado en una casa oscura. Gritaba, pero no tenía voz. Estaba desesperado. Y señalaba algo detrás de mí.

Me giré para ver. Era Sean.

Pero no como lo conocía. Estaba de pie, rígido. Su sombra se proyectaba hacia un lado imposible. Una sombra que se movía como si tuviera vida propia.

Me desperté gritando.

A partir de ese momento, mi novio empezó a vigilarme.

No lo decía, pero yo sabía que lo hacía. Revisaba mi celular con disimulo. Me preguntaba con quién hablaba. Se ofrecía a acompañarme a todas partes.

Un día, lo enfrenté.

-"¿Alguna vez... me amaste de verdad, Sean?"-

Me miró largo rato antes de responder.

-"¿Qué sentido tiene eso, si sabes que nada dura para siempre?"-

La respuesta partió algo dentro de mi alma.

Volví a ver a Elvira.

-"Necesito que me digas la verdad. Toda la verdad."-

Ella suspiró mientras negaba con la cabeza. Pero habló.

-"Sean no es un demonio, ni un monstruo, Lía. Es como un ancla vacía. Un ser sin alma, sin conexión con la fuente. Existen pocos. No son malvados, pero absorben la luz de quienes aman. Porque no pueden generar la propia."-

Sentí un nudo en la garganta.

-"Entonces... ¿donde quedo yo?"-

-"Estás muriendo espiritualmente, Lía. Y si no lo dejas, tus dones se van a apagar para siempre."-

Volví a casa. Sean me esperaba con las luces tenues, jazz de fondo y una cena servida.

-"¿Te gusta?"- preguntó, acercándose a besarme la frente.

Asentí. Pero ya no podía fingir. Cuando lo miré a los ojos, vi que no había nada... Ni oscuridad ni luz. Nada.

Esa noche, esperé a que se durmiera. Me levanté en silencio para preparar una valija pequeña. Me acerqué a la cama.

Mientras acariciaba su frente, susurré:

-"Yo te amé. Pero no puedo salvarte. Solo puedo elegir no perderme."-

Y crucé la puerta sin mirar atrás.

A la mañana siguiente, desperté en un departamento prestado, con olor a pintura fresca. Las ventanas no tenían cortinas.

Frente a mí, flotando en el aire como una mariposa hecha de luz, estaba ella. Una figura luminosa, sin rostro, pero con una energía cálida que me envolvía.

Mi don había vuelto.

Y yo también.

FIN

Tags:

    #CuentoBreve
    #SciFiEspiritual
    #SuspensoMístico
    #RelacionesTóxicas
    #MujeresConPoder
    #Clarividencia
    #AmorYSombra
    #TensiónPsicológica
    #CuentoFemenino
    #DespertarInterior
    #SeresSinAlma
    #PoderesParanormales
    #LiteraturaFantástica
    #DramaRomántico
    #VampirosEnergeticos
    #Autodescubrimiento
    #RodriacCopen


No hay comentarios:

Publicar un comentario