lunes, 20 de marzo de 2023

Historia: "Proyecto ShadowEngine"

 


Proyecto ShadowEngine

Capítulo 1: Un Desertor, Una Advertencia

 

Las luces parpadeantes de los servidores en el centro de datos de QuantumSys proyectaban destellos sobre las paredes blindadas, iluminando brevemente los logos de la compañía que dominaba el mercado tecnológico occidental. En las entrañas de estos procesadores, con nombres como QuantumCore y FusionPrime, se entretejía el futuro de naciones enteras. La tecnología no era solo un avance; era el cimiento sobre el cual se apoyaban las sociedades modernas.

Estos microprocesadores no solo impulsaban computadoras personales y teléfonos inteligentes, sino que habían extendido su influencia a dispositivos críticos. En hospitales, los sistemas de soporte vital y las herramientas de diagnóstico dependían de ellos para operar con una precisión infalible. Las redes de transporte, desde los trenes de alta velocidad hasta los sistemas de control de tráfico aéreo, confiaban en su capacidad para procesar millones de datos en tiempo real. Los organismos gubernamentales, incluyendo las fuerzas armadas, habían adoptado esta tecnología como el corazón de sus operaciones estratégicas.

-"QuantumSys y CoreFusion son los pilares de nuestra infraestructura tecnológica."- Declaró un analista en un noticiero, mientras las imágenes de complejos militares y centros urbanos modernos desfilaban en pantalla.

-"Sin ellos, estaríamos años luz atrás en el desarrollo."- La confianza en estas compañías era tal que, a pesar de los rumores de posibles vulnerabilidades, los gobiernos occidentales continuaban firmando contratos multimillonarios para integrar sus productos en sistemas críticos. Y capturando secretamente cada dato de información para controlar a las masas.

En un despacho gubernamental, un ministro de defensa ajustó su corbata mientras observaba un monitor que mostraba el progreso de una simulación militar.

-"Los procesadores QuantumCore han superado nuestras expectativas."- Comentó a su asistente. -"Su capacidad de predicción y respuesta es insuperable."-

Cada palabra confirmaba una verdad: la tecnología de QuantumSys y CoreFusion no solo era avanzada, sino indispensable.

Sin embargo, en las sombras, comenzaban a surgir dudas. Las miradas confiadas y los contratos firmados con entusiasmo ocultaban una fragilidad invisible, una grieta que amenazaba con desmoronar la estructura aparentemente perfecta. Nadie podía imaginar que, en el corazón de esta tecnología, algo oscuro se gestaba.

La tarde lluviosa en Londres marcaba el inicio de lo que Alexia Stevens aún no sabía sería una de las misiones más peligrosas de su carrera. Marcus Davenport, el jefe del MI6 en la capital británica, la esperaba en la sala de reuniones con un semblante sombrío.

—"Alexia, gracias por venir tan rápido."— Dijo Marcus, apuntando hacia una silla frente a él mientras una carpeta gruesa descansaba en la mesa. Su voz estaba cargada de urgencia.

—"Parece importante, jefe."— Respondió Alexia, sentándose mientras estudiaba la expresión de Davenport.

Marcus asintió lentamente antes de empujar la carpeta hacia ella.

—"Hemos sido contactados por un desertor norcoreano. Dice tener información que podría cambiar el equilibrio del poder mundial."-

Alexia frunció el ceño mientras abría la carpeta. Fotografías, documentos y esquemas técnicos llenaban las primeras páginas. Uno de los diagramas destacaba en particular: un microprocesador con un nombre escrito en tinta roja, "ShadowEngine".

—"¿Qué es esto?"— Preguntó, deslizando los ojos entre las hojas.

—"ShadowEngine"— Explicó Marcus —"es una tecnología implantada en los microprocesadores de las empresas QuantumSys y CoreFusion, los mismos chips que alimentan las computadoras occidentales en las infraestructuras más críticas: hospitales, redes de transporte, organismos gubernamentales y fuerzas armadas."- Hizo una pausa -"Esta tecnología genera una brecha de seguridad que permite extraer información confidencial de las computadoras y reconfigurarlas."-

Alexia levantó la mirada, mientras su expresión reflejaba incredulidad.

—"¿Estás diciendo que alguien podría tomar control remoto de todos esos sistemas?"-

—"Exactamente."— Confirmó Marcus, inclinándose hacia ella —"Y según nuestro desertor, esto no es un accidente. ShadowEngine fue diseñado deliberadamente para eso. Las grandes potencias lo saben, Alexia, y lo han permitido para poder acceder a un espionaje del más alto nivel crítico y estratégico."-

El aire en la habitación parecía más pesado mientras Alexia procesaba lo que acababa de escuchar. Los fabricantes en los que las naciones occidentales confiaban estaban involucrados en una conspiración que ponía a la humanidad entera en riesgo.

—"Si esto es cierto, necesitamos pruebas. Y rápido."-

Marcus asintió. —"Y es ahí donde entras tú. Este desertor está dispuesto a hablar, pero quiero que lo haga con alguien de mi confianza. Tenemos que movernos con cuidado; esto no solo afecta al MI6, sino también al equilibrio global."-

Alexia cerró la carpeta y asintió. El peso de la misión ya se sentía sobre sus hombros. -"Dame el lugar y la hora, Marcus. Estoy lista para averiguar la verdad."-

La revelación de ShadowEngine estremeció los cimientos de la seguridad global. Este código furtivo, incrustado en los microprocesadores de QuantumSys y CoreFusion, no solo permitía acceso remoto a dispositivos críticos, sino que también otorgaba un control absoluto sobre ellos. Las consecuencias se extendían por todas partes.

En los hospitales, las salas de emergencia y las unidades de cuidados intensivos dependían de sistemas interconectados que regulaban desde respiradores hasta dispensadores automáticos de medicamentos. Un ataque mediante ShadowEngine podría detener una cirugía a mitad de procedimiento o administrar una dosis letal de medicamentos, convirtiendo a las máquinas en instrumentos de caos.

Las redes de transporte, desde trenes de alta velocidad hasta aviones comerciales, estaban igualmente expuestas. -"Imagina un tren que descarrila porque alguien en una sala oscura a miles de kilómetros desactivó sus frenos"- Había explicado Marcus Davenport en una reunión previa con los analistas del MI6. En los aeropuertos, las torres de control automatizadas podían ser saboteadas, desatando una cadena de colisiones fatales en los cielos.

El sector energético también era vulnerable. ShadowEngine podría apagar una red eléctrica entera con un simple comando, dejando ciudades sumidas en la oscuridad y paralizando hospitales, sistemas de comunicación y servicios básicos. En invierno, una falla masiva podría significar miles de muertes por congelamiento. En un mundo donde todo dependía de la electricidad, esta amenaza era nada menos que apocalíptica.

Los ejércitos no estaban exentos. Los tanques, drones y sistemas de defensa antimisiles modernos estaban profundamente integrados con tecnología basada en los microprocesadores de QuantumSys y CoreFusion. -"Si un enemigo toma el control de nuestras armas"- dijo Marcus en una conversación con Alexia, -"no solo podría desarmarnos, sino que podría convertir nuestros propios equipos contra nosotros."-

El peligro radicaba en la estructura misma de ShadowEngine. Diseñado para operar como un parásito invisible, el código podía permanecer latente durante años antes de activarse remotamente. Una vez activado, interceptaba comandos, recopilaba datos y enviaba órdenes falsas, todo sin que el usuario sospechara. -"Está incrustado en el firmware"-, había explicado un técnico del MI6. -"Ni siquiera un reinicio completo del sistema podría eliminarlo."-

La urgencia era palpable. Mientras Alexia repasaba esta información, no pudo evitar sentir un escalofrío. Sabía que detener ShadowEngine no solo significaba desmantelar una tecnología peligrosa, sino también enfrentar a quienes se beneficiaban de su existencia. Y esos enemigos no serían fáciles de vencer.

En el centro de operaciones del MI6, Alexia Stevens repasaba las notas de la reunión anterior mientras esperaba la llegada de Marcus Davenport. La oficina de su superior, decorada con austeridad británica, estaba impregnada del olor del café recién preparado. Marcus entró con un aire de preocupación evidente, llevando un sobre marcado como "Clasificado".

-"Alexia."- Dijo mientras cerraba la puerta detrás de él. -"Necesito que leas esto."-

Alexia tomó el sobre, su mirada se endureció al reconocer el nombre que encabezaba el archivo: Einar Niemi. Su antiguo mentor, el hombre que había moldeado su carrera en el MI6, desaparecido hacía cinco años bajo circunstancias que nunca quedaron claras. Había rumores, claro, pero ninguno había sido confirmado.

-"Pensé que habíamos cerrado este capítulo"- comentó Alexia, con una mezcla de incredulidad y desconfianza mientras hojeaba los documentos.

Marcus se sentó frente a ella. -"Lo pensábamos todos. Pero ahora sabemos que Niemi podría estar vinculado a la tecnología ShadowEngine. Hay registros de comunicaciones recientes entre él y varios ejecutivos de QuantumSys. Nada concluyente, pero suficiente para preocuparnos."-

Alexia dejó caer los papeles sobre la mesa. -"¿Cómo se conecta esto con el desertor norcoreano?"- preguntó, manteniendo la calma que la caracterizaba.

-"Todavía estamos armando las piezas, pero parece que Niemi ha estado jugando para varios bandos. El desertor mencionó un intermediario europeo que facilitaba la implementación de ShadowEngine en sectores occidentales críticos. Todo apunta a Niemi." - explicó Marcus con un tono grave.

El silencio que siguió fue pesado. Alexia recordó las largas jornadas de entrenamiento con Einar, su manera meticulosa de analizar cada detalle, pero también su creciente descontento con las políticas del MI6 en sus últimos años. -"Si está involucrado, significa que esto va mucho más allá de una simple traición"- murmuró.

-"Así es."- Afirmó Marcus, inclinándose hacia adelante. -"Y necesitamos que lideres esta investigación porque nadie lo conoce mejor que tú. Y, sinceramente, no confío en nadie más para este trabajo."-

Alexia asintió lentamente, procesando la magnitud de la responsabilidad. -"Si Einar está realmente detrás de esto, será como cazar un fantasma."- Dijo con un tono sombrío.

-"Entonces atrápalo, Alexia."-Dijo Marcus mientras se levantaba, dejando la habitación con una mirada determinada. -"El tiempo no está de nuestro lado."-

Mientras Alexia observaba los documentos nuevamente, una sensación de inquietud se apoderó de ella. Este no era solo un trabajo más; era personal. Y el nombre de Einar Niemi, que alguna vez simbolizó confianza y guía, ahora se convertía en una amenaza latente.

La atmósfera en el cuartel general del MI6 era eléctrica. Tras el interrogatorio al desertor norcoreano, Marcus Davenport reunió a su equipo en la sala de operaciones, proyectando gráficos y mapas que destacaban las vulnerabilidades críticas expuestas por la tecnología ShadowEngine. 

-"Escuchen bien,"- Dijo Marcus con su voz firme mientras apuntaba con un láser rojo a la pantalla. -"No estamos hablando solo de teorías. Esto es una amenaza tangible y real. Estos chips microprocesadores están incrustados en el corazón de nuestras infraestructuras y sistemas. Hospitales, transporte, redes energéticas, hasta nuestras fuerzas armadas... todo podría ser controlado remotamente con una simple orden desde el exterior."- 

El murmullo en la sala cesó al instante. Alexia, de pie junto a Marcus, revisaba el dossier tecnológico que acababa de recibir. Cada página era más perturbadora que la anterior: un informe detallado de instalaciones comprometidas y el potencial catastrófico de un ataque coordinado. El problema era de alcance mundial.

-"Stevens,"- Continuó Marcus, girándose hacia ella -"quiero que lideres esta operación. No podemos permitirnos errores. Tu experiencia y tu capacidad de mantener la cabeza fría bajo presión son exactamente lo que necesitamos."- 

Alexia levantó la mirada del dossier, su expresión impasible ocultaba el nudo que sentía en el estómago. Sabía que aceptar esta misión significaba enfrentarse no solo al enemigo en las sombras, sino también a los fantasmas de su propio pasado. 

-"¿Sabemos quién pudo haber facilitado esta tecnología a nuestros enemigos?"- Preguntó mientras intentaba mantener su tono profesional. 

-"Estamos investigando posibles conexiones con antiguos agentes de inteligencia y corporaciones tecnológicas"- Respondió Marcus, antes de añadir en un tono más bajo, -"Hay una conjunción de organismos de seguridad y corporaciones en las sombras que han negociado con los fabricantes de microprocesadores."- Hizo una pausa antes de continuar -"Hay una mención... a Einar Niemi."-

Mientras Alexia revisaba el dossier, una sección llamó particularmente su atención: un análisis detallado de las implicancias de ShadowEngine para la vida cotidiana de millones de personas. Este era más que un problema técnico; era un arma diseñada para un control absoluto. 

En palabras simples, ShadowEngine era como un espía invisible incrustado en el cerebro de cada dispositivo que dependía de los microprocesadores afectados. Desde los teléfonos inteligentes hasta los electrodomésticos, pasando por sistemas bancarios y gubernamentales, todos estaban potencialmente expuestos. 

-"Imagina esto"- Comentó Alexia en voz alta, mientras Marcus Davenport observaba desde su escritorio. -"Si tienes un teléfono en tu bolsillo con un chip afectado, alguien podría encender el micrófono y escucharte sin que lo sepas. Podrían acceder a tus fotos, correos electrónicos, incluso a las cámaras de seguridad de tu casa. Y eso es solo a nivel personal."- 

Marcus asintió, añadiendo -"Ahora amplía eso a escala nacional. Hospitales conectados en red podrían ser controlados para interrumpir tratamientos críticos. Un hacker podría obtener tus claves bancarias y tus factores de autenticación en dos pasos, detener trenes de alta velocidad, causar accidentes en autopistas automatizadas. Las centrales eléctricas, especialmente las nucleares, podrían ser apagadas o incluso utilizadas como armas."- 

Alexia continuó -"Lo peor de todo es que ShadowEngine no solo afecta la seguridad física. También destruye la privacidad. Empresas rivales pueden usarlo para robar secretos industriales. Gobiernos pueden emplearlo para espiar a sus propios ciudadanos o sabotear a otros países. Pasó con el caso de Andrew Dowens y la fuga de datos del programa de vigilancia masiva. ¿Lo recuerdan? Literalmente pone a toda una sociedad bajo vigilancia, como si cada dispositivo se convirtiera en un espía doble."- 

La gravedad del problema radicaba en su invisibilidad. ShadowEngine estaba incrustado en el hardware, lo que significaba que no importaba qué medidas de seguridad se usaran en el nivel de software, el problema estaba en lo más profundo de los sistemas. Esto dificultaba la detección y hacía que casi cualquier cosa conectada a internet fuera vulnerable. 

-"Es una bomba silenciosa"- Concluyó Alexia, mirando a Marcus. -"Y si Oriente y Occidente deciden usar esta tecnología como arma, no será solo una ciberguerra. Será un colapso total de la confianza global en la tecnología."- 

El silencio que siguió a sus palabras fue casi palpable. Alexia sabía que tenía razón, pero también comprendía que detener esta amenaza requeriría enfrentarse a los intereses de algunos de los jugadores más poderosos del mundo. 

Alexia preguntó -"Marcus ¿Y qué hay de Einar? ¿El MI6 Piensa que puede estar involucrado?"- Preguntó, con una mezcla de incredulidad y cautela. 

-"Así es. Su nombre apareció en un cruce de datos sobre transferencias bancarias vinculadas a QuantumSys. Sabemos que desapareció hace años, pero su huella es inconfundible. Podría ser un peón, o algo más."- 

Alexia asintió lentamente, sus pensamientos retrocediendo a los días de su entrenamiento con Einar. Él era metódico, brillante, y tenía una capacidad única para prever movimientos antes de que sucedieran. Sin embargo, su repentina desaparición y los rumores que la rodearon siempre dejaron un vacío en su historia. 

-"Si está involucrado, lo sabré"- Dijo Alexia finalmente, con una determinación que no dejaba espacio para dudas. 

-"El MI6 confía en eso"- Respondió Marcus, dándole una mirada que era un voto de confianza. 

Cuando Alexia salió de la sala, su mente ya estaba trabajando en la logística de la operación. Sin embargo, una pregunta la acosaba: ¿Podría su antiguo mentor realmente estar implicado en algo tan oscuro? Y si lo estaba, ¿qué estaría dispuesta ella misma a hacer para detenerlo? 

En ese momento, comprendió que esta misión no solo pondría a prueba su habilidad como agente, sino también sus valores más profundos.  

 


Proyecto ShadowEngine

Capítulo 2: Comienza la Búsqueda

 

La oficina temporal en Viena estaba abarrotada de documentos y pantallas parpadeantes. Alexia Stevens revisaba frenéticamente una lista interminable de nombres, empresas y cifras, mientras Matthias Gruber, su contacto en el Direktorat für Staatsschutz und Nachrichtendienst (DSN), organizaba los últimos informes en su portátil.

—"Esto es un maldito laberinto, Matthias"— Dijo Alexia, frotándose las sienes mientras señalaba un conjunto de transferencias bancarias encriptadas en la pantalla frente a ella —"Mira esto, transacciones que vinculan a QuantumSys con una filial fantasma en Luxemburgo. ¿Y quién aparece como consultor externo? Un tal Andrew Dowens, supuestamente exejecutivo de CoreFusion."- 

Gruber se inclinó hacia adelante, ajustándose las gafas. Era un hombre de mediana estatura, con un aire meticuloso y calmado que contrastaba con la energía nerviosa de Alexia. 

—"Si me preguntas, diría que Andrew Dowens es solo un peón o una tapadera. Mira aquí."— Señaló un documento que acababa de abrir —"Estas transferencias coinciden con contratos del Ministerio de Defensa de Austria hace cinco años. ¿Sabes quién supervisó esos acuerdos? Kurt Vandemeer, el director de operaciones europeas de CoreFusion."- 

Alexia se dejó caer en su silla, sus ojos brillaban con frustración y determinación. 

—"Vandemeer... Ya me crucé con ese nombre en Londres, aunque no le conozco en persona. Es uno de esos intocables, protegido por gobiernos y empresarios. Si está implicado, estamos hablando de algo mucho más grande que acuerdos comerciales sucios."- 

Gruber asintió con seriedad —"Exactamente. Esto no se trata solo de dinero. Los documentos muestran que QuantumSys y CoreFusion no solo vendieron tecnología, sino que también implementaron una arquitectura de datos que permite acceso exclusivo a organismos específicos. Mira aquí"— Abrió un diagrama técnico —"Esta capa de hardware forma parte de la infraestructura de los microprocesadores y se integra directamente con ShadowEngine. No solo afecta a la seguridad nacional. Estamos hablando de espionaje industrial, control masivo de información privada, incluso manipulaciones militares."- 

—"¿Y quién está detrás de esto?"— Preguntó Alexia, levantándose de un salto. 

Gruber cerró el portátil y cruzó los brazos. 

—"Según estos documentos suizos, un grupo que se conoce como 'El Consorcio de Ébano'. Empresarios vinculados a la industria armamentista, agencias de seguridad y gobiernos clave. Vandemeer es solo la punta del iceberg que permite la negociación entre este grupo y CoreFusion.”-

Alexia lo miró con incredulidad. 

—"¿Cómo demonios puede permitirse esto? ¿No hay nadie vigilando las industrias estratégicas?"- 

Gruber esbozó una sonrisa amarga. 

—"Sabes que los empresarios controlan a la política con dinero. Cuando todos tienen algo que ganar, nadie se preocupa por vigilar demasiado."- 

Alexia tomó su chaqueta de cuero y se dirigió hacia la puerta. 

—"Esto tiene que detenerse. Si conseguimos suficiente evidencia, podemos destapar este complot."- 

—"Hay que moverse con cuidado"- Advirtió Gruber mientras ella se giraba —"En estos niveles no se juega limpio... ni las reglas son blancas o negras."-

—"Lo sé."— Respondió Alexia con una sonrisa helada —"Tampoco yo."- 

La investigación implicaba tocar contactos peligrosos, pero Alexia estaba decidida a desentrañar la maraña de secretos que conectaban a QuantumSys, CoreFusion y a los titiriteros por detrás de ShadowEngine. 

La luz gris del cielo berlinés caía sobre las calles adoquinadas mientras Alexia salía del restaurante, abrochándose la chaqueta para protegerse del frío. El almuerzo había sido breve, una pausa necesaria tras una intensa reunión con el servicio secreto alemán. Las palabras seguían resonando en su cabeza: "Kurt Vandemeer controla más que solo negocios. Si alguien mueve las piezas en Europa, es él". 

Mientras Alexia avanzaba por una calle lateral hacia el coche alquilado, un sedán estacionado al otro lado de la acera llamó su atención. Los cristales polarizados reflejaban el entorno como un espejo, pero su motor no estaba apagado. Le dio un mal presentimiento. 

—"Mantente alerta, Stevens"— Se murmuró a sí misma, aumentando el ritmo de sus pasos. 

De repente, las puertas del sedán se abrieron de golpe y dos hombres vestidos de negro saltaron de su interior. Uno empuñaba una pistola con silenciador; el otro llevaba un cuchillo táctico que brillaba bajo la tenue luz. 

—"¡Detente ahí!"— Gritó uno de ellos, pero Alexia ya había reaccionado. 

Sacó su Glock del interior de su chaqueta y rodó hacia un poste cercano, utilizando la cobertura mientras el primer disparo pasaba zumbando a escasos centímetros de su cabeza. 

—"¡Mierda! ¿Creen que esto es mi primer rodeo?"— Masculló mientras devolvía el fuego. 

El sonido seco de los disparos resonó en el callejón, y uno de los sicarios se cubrió tras una columna, gritando algo ininteligible en alemán. Alexia aprovechó la confusión para moverse rápidamente hacia un contenedor de basura cercano, disparando en dirección al atacante armado con el cuchillo. 

El hombre esquivó el disparo, pero su torpeza al retroceder lo expuso. Alexia apuntó con precisión y apretó el gatillo. El impacto en la pierna lo derribó con un grito de dolor. 

—"¡Vamos, Markus! ¡Levántalo!"— Gritó otro sicario, disparando sin cesar en su dirección. 

Alexia se replegó, pero no antes de sentir cómo una bala rozaba su hombro, rasgando la tela de su chaqueta y quemándole la piel. Contuvo un grito de dolor mientras se cubría detrás del contenedor. 

Los sicarios, conscientes de que la situación se estaba complicando, decidieron retirarse. Uno arrastró al herido hacia el sedán mientras el otro cubría la retirada con disparos desordenados. 

—"¡No se irán tan fácil!"— Gritó Alexia, saliendo de su cobertura y disparando contra las llantas del vehículo. 

Un disparo certero hizo que una de las ruedas traseras explotara, pero el conductor logró maniobrar, dejando marcas negras en el asfalto mientras huían a toda velocidad. 

Respirando con dificultad, Alexia se apoyó contra la pared, sintiendo el ardor del roce en su hombro. Observó el callejón vacío y escuchó el eco de los disparos desvanecerse. 

—"Debemos estar acercándonos a algo..."— Masculló entre dientes, mientras guardaba su pistola y se encaminaba hacia el coche. 

Sabía que el peligro apenas comenzaba. Si Kurt Vandemeer o el que fuera el cabecilla y sus aliados habían decidido mover las fichas para complicar la investigación, era evidente que estaban en el centro del tablero. Si pensaban que podrían intimidarla, estaban a punto de descubrir lo equivocadas que estaban sus suposiciones.

Alexia y Matthias aterrizaron en Moscú al amanecer. Sus respiraciones dibujaban pequeñas nubes de vapor en el aire gélido. El contacto local del MI6, Sergei Volkov, los esperaba en una discreta cafetería del centro. Sergei era un hombre de mediana edad con un rostro marcado por el tiempo y los secretos, los saludó con un breve asentimiento antes de guiarlos a un rincón apartado. 

Necesitaban información sobre el fabricante ruso de microprocesadores. -"Syberian tiene un historial complicado"- Comenzó Sergei mientras servía té negro de una tetera metálica. -"Oficialmente, son líderes en tecnología médica y redes de comunicación. Extraoficialmente, hemos encontrado conexiones con la inteligencia rusa FSB. Y ahora, parece que están adoptando ShadowEngine, pero con modificaciones respecto a la tecnología occidental. Al parecer es menos invasiva."- 

Alexia levantó una ceja. -"¿Menos invasiva? Eso no suena como una táctica rusa."- 

Sergei esbozó una sonrisa tensa. -"En comparación con la versión occidental, sí. Estas modificaciones no son altruistas, claro. Se centran en el control interno: espionaje industrial, manejo de la disidencia. Pero lo interesante es que también han invertido en CoreFusion y QuantumSys. Los informes apuntan a que han ayudado a rediseñar su código."- 

-"¿Un error deliberado?"- Intervino Matthias. 

-"Exacto."- Sergei se inclinó hacia ellos. -"ShadowEngine es una puerta trasera para que Occidente lo explote en caso de emergencia. Y los servicios rusos también, claro está."- 

El intercambio de información continuó durante una hora más antes de que el trío se dispersara. La siguiente parada fue Beijing. 

El ambiente en China era más denso, tanto por la contaminación como por la opacidad de su sistema. Alexia y Matthias se encontraron con Li Weng, una agente encubierta del MI6 que operaba en Shanghái. Su reunión tuvo lugar en un restaurante abarrotado, camuflados entre el bullicio de los comensales. 

-"Shenlong Technologies no solo ha adoptado ShadowEngine en sus 'micros'; lo ha perfeccionado"- Explicó Li Weng mientras señalaba al camarero que trajera más té. -"Su versión es más precisa, menos invasiva y, según mis fuentes, han incorporado medidas para bloquear ataques externos."- 

-"Entonces, no hay errores deliberados en su código"- Dedujo Alexia. 

-"Correcto."- Li Weng asintió. -"De hecho, Shenlong Technologies parece más interesada en proteger sus propios intereses. Pero aquí viene lo intrigante: los chinos también han estado financiando modificaciones en QuantumSys y CoreFusion. No parece una simple inversión. Es una alianza estratégica."- 

Matthias frunció el ceño. -"Esto suena cada vez más como una partida de ajedrez global. Rusos y chinos jugando en ambos tableros."- 

-"Y cada jugada aumenta el riesgo para todos nosotros"- Agregó Alexia, dejando la taza de té sobre la mesa con fuerza. 

A la noche, mientras revisaban los informes, una conexión se hizo evidente: las inyecciones de capital ruso y chino no solo estaban orientadas a fortalecer las corporaciones occidentales. Los documentos señalaban que estas modificaciones en ShadowEngine eran un intento de equilibrar el juego de poder global. Una misma tecnología de espionaje, aplicada tanto en oriente como en occidente. ¿Por qué? ¿Cuál era la motivación de las corporaciones? 

-"Esto no es solo espionaje industrial"- Dijo Alexia, con el rostro iluminado por la pantalla de su laptop. -"Están creando una herramienta que puede ser detonada desde cualquier lado."- 

-"Y Occidente no es inocente en esto"- Añadió Matthias. -"La versión occidental de ShadowEngine es mucho más invasiva, con un alcance que podría devastar a cualquier nación si cayera en las manos equivocadas."- 

El panorama se volvía más sombrío con cada descubrimiento. ShadowEngine no era simplemente una tecnología avanzada; era una bomba de tiempo, y todos los jugadores globales estaban dispuestos a usarla, sin importar las consecuencias. 

-"Si queremos detener esto, necesitamos pruebas más contundentes y aliados que no estén comprometidos"- Concluyó Alexia. 

Matthias asintió. -"Lo próximo será encontrar a los responsables directos de estas inversiones. Y tenemos que hacerlo rápido, antes que alguien active esa maldita puerta trasera... si ya no lo hicieron."-

Alexia estaba en su habitación de hotel en Varsovia, revisando los documentos recopilados en Rusia y China. La pantalla de su laptop emitía un tenue brillo azul, proyectando sombras en las paredes. El silencio del cuarto fue interrumpido por el suave bip de su teléfono. Era un mensaje cifrado del MI6. 

-"Stevens, revisa los archivos adjuntos. Esto no puede esperar."- 

El remitente era un agente de confianza del MI6, Peter Langley, conocido por su habilidad para escarbar donde nadie más podía. Había estado obteniendo información financiera de la banca Suiza. Alexia descargó los documentos en su laptop y comenzó a leer. Su corazón se aceleró al instante. 

Los archivos mostraban una serie de transferencias bancarias de cuentas suizas a una cuenta en Austria, registrada a nombre de un tercero que había girado el dinero a Matthias Gruber. Lo que llamó su atención fue el primer origen de los fondos: Islandia, específicamente una cuenta vinculada a Einar Niemi. 

-"¿Einar?"- Murmuró Alexia, su mente retrocedió a los años de entrenamiento con su mentor. Sabía que había desaparecido bajo circunstancias turbias, pero su posible implicación en el conflicto actual era un golpe bajo. 

Los archivos detallaban sumas significativas, acompañadas de notas crípticas que mencionaban "proyectos conjuntos" y "compensaciones estratégicas", como si Matthias fuera un asesor de las empresas. Lo más alarmante era que las fechas coincidían con las primeras fases de desarrollo de ShadowEngine.  No quiso esperar más. Llamó a Matthias a su habitación.

Ella le preguntó directamente -"Nunca lo hemos hablado. ¿Conoces a Einar Niemi?"-

Matthias se tomó una larga fracción de segundo antes de contestar. -"Sí, conocí a Niemi en mis primeros años de servicio, como tú. Pero hace mucho tiempo que no tengo idea de su paradero"- Hizo una breve pausa -"¿Por qué lo preguntas?"-

Alexia cruzó los brazos. Le molestaba esa fracción de segundo de retraso. -"Por nada, Matthias. Me preguntaba si después de su desaparición tuvo contacto con alguien del MI6"- 

Alexia continuó la conversación con temas triviales. Cuando Gruber se fue, se sentó, pasándose una mano por el cabello. Si alguien dentro del MI6 estaba filtrando información, Matthias era el más probable sospechoso. 

Le confió sus sospechas a Marcus Davenport -"¿Qué piensas hacer?"- preguntó él, rompiendo el silencio telefónico después que Alexia le contó las novedades. 

-"Seguir investigando. Y por ahora, no puedo compartir todo con Matthias. Necesito estar segura de dónde está parado."-

Desde el otro lado de la línea su jefe respondió -"Filtraré personalmente lo que se le envíe a Matthias. Tú sigue trabajando con criterio propio, Alexia"- 

Cuando cerró la comunicación, la tensión en el aire quedó tan palpable como antes. Alexia sabía que estaba caminando por un terreno peligroso, donde una decisión equivocada podía costarle más que la misión. 

El mensaje cifrado llegó mientras Alexia estaba en un café de Berlín, esperando a Matthias. Era directo y conciso, como todo lo que provenía de la central del MI6: "Confirmado. ShadowEngine vinculado a la instalación en Islandia. Dirección de operaciones atribuida a Einar Niemi. Procede con precaución."

Alexia cerró el mensaje y apretó el vaso de café entre sus manos, dejando que el calor disipara el escalofrío que recorría su espalda. Niemi. El hombre que había sido su mentor, su brújula moral en los días más duros del entrenamiento, ahora aparecía como un posible renegado. 

Cuando Matthias llegó, su habitual aire de relajada confianza parecía más un disfraz. Llevaba un abrigo largo, y su expresión se oscureció al notar la mirada preocupada de Alexia. 

-"¿Malas noticias?"- Preguntó, sentándose frente a ella. 

-"Islandia"- Dijo ella, dejando caer el peso de la palabra. -"Niemi está detrás de la instalación en donde ShadowEngine está siendo desarrollado."-

Matthias se echó hacia atrás, sorprendido. -"¿Niemi? ¿Estás segura?"- 

-"Tan segura como se puede estar con la poca información que tenemos. La central del MI6 lo ha confirmado."- 

Matthias frotó su mentón, pensativo. -"Esto cambia las reglas del juego. Si Niemi está involucrado, no estamos hablando de alguien cualquiera. Él conoce todos los trucos del libro, y algunos que probablemente escribió él mismo."- 

Alexia asintió. -"Por eso tenemos que ser extremadamente cuidadosos. No podemos permitirnos dar un paso en falso."- 

Matthias inclinó su cuerpo hacia adelante, apoyando los codos en la mesa. -"Alexia, sé que esto es personal para ti. Niemi no fue solo tu mentor; fue alguien en quien confiabas completamente."- 

Ella lo miró fijamente. -"Y por eso es tan complicado. No sé si puedo seguir separando lo personal de lo profesional."- 

Matthias aprovechó el momento para suavizar su tono. -"No tienes que hacerlo sola, Alexia. Siempre he estado contigo desde que empezamos esta misión."- Hubo una pausa cargada de significado. Probablemente esperaba una respuesta de Alexia, que no llegó.

Continuó insistente -"Esto no es solo sobre la misión. Tú..."-

Alexia lo observó. Parecía haber sinceridad en sus ojos, pero en realidad tenía la duda plantada en su cerebro. ¿Era esta una táctica desesperadamente calculada para ganar su confianza? 

Alexia respondió suavemente. -"Aprecio tu apoyo, pero en este momento, todo está en juego. No puedo permitirme distracciones."- 

Él sonrió levemente, dejando de insistir. -"Entendido. Pero quiero que sepas que estoy aquí, pase lo que pase."- 

Mientras salían del café, Alexia no podía apartar de su mente la pregunta que la carcomía: ¿hasta dónde estaba implicado Matthias? Sus palabras eran perfectas, su apoyo parecía incuestionable, pero las transferencias bancarias y su conexión con Niemi seguían siendo un lastre que le arrastraba al fondo de su confianza. 

Y ahora, con Niemi apareciendo como una pieza clave en el juego, el círculo de traición parecía cerrarse cada vez más.

 


Proyecto ShadowEngine

Capítulo 3: El Rostro del Enemigo

 

Alexia se quedó en el pequeño despacho del consulado británico, con la mirada fija en la pantalla de su portátil. Sabía que la llamada a Marcus sería delicada, pero en ese momento era esencial. Matthias estaba demasiado cerca, y su presencia amenazaba con complicarlo todo. 

-“Marcus, necesito un favor."- Dijo cuando el jefe de operaciones del MI6 apareció en la pantalla. 

-"¿Qué tipo de favor?"- Preguntó Marcus, con su habitual tono directo. 

-"Matthias. Necesito que lo mantengas ocupado. Hay demasiadas variables inciertas con él que me han hecho perder confianza, y no puedo seguir adelante si está aquí, observando cada movimiento."- 

Marcus arqueó una ceja. -"¿Desconfías de él?"- 

-"Es complicado. No puedo descartarlo con tan poco, pero tampoco puedo confiar plenamente en él. Si hay una filtración, podría ser él. Y ahora que sabemos que Niemi está involucrado..."- 

Marcus asintió lentamente. -"Entendido. Lo mantendremos fuera de tu camino. Hay una pista en Italia que podemos usar como distracción."- 

-"Perfecto."- Dijo Alexia, sin poder ocultar el alivio. -"Eso me dará el tiempo que necesito."- 

Unas horas después, Matthias llegó a la base operativa temporal. Alexia fingió interés mientras él detallaba su plan para rastrear contactos en Roma. 

-"Esto podría ser clave para conectar los puntos entre CoreFusion y QuantumSys."- Dijo Matthias, con una energía renovada. 

-"Suena prometedor."- Respondió Alexia, manteniendo un tono neutral. -"Buena suerte allí."- 

Él la miró fijamente, como si tratara de leer entre líneas. -"¿Y tú qué harás aquí mientras tanto?"- 

-"Voy a seguir trabajando en los datos que obtuvimos de Alemania. Hay muchas piezas que aún no encajan. Confío que los seguimientos de los agentes locales darán resultados."- 

Matthias asintió, aunque parecía dubitativo. -"Cuídate, Alexia."- 

-"Siempre lo hago."- Respondió cortés, con una sonrisa que no llegó a iluminar sus ojos. 

Para no despertar sospechas, Alexia viajó como turista en Ferry desde Dinamarca a Islandia, pasando a través de las islas Feroe. El paisaje helado de Islandia se extendía frente a ella mientras el enlace local le conducía hacia la ubicación que Marcus había proporcionado.

La instalación de QuantumSys estaba escondida en una región remota, protegida por montañas y un clima implacable. 

Cuando llegó al perímetro, ya era de noche. La magnitud del lugar la dejó sin aliento. Era un complejo masivo, con múltiples edificios de acero y cristal, rodeado de cercas electrificadas y torres de vigilancia. 

-"Esto no es solo una fábrica."- Murmuró mientras observaba a través de sus binoculares. -"Es una fortaleza."- 

Junto a un par de agentes Se escabulleron hasta un punto ciego en la vigilancia y lograron infiltrarse en el perímetro usando las habilidades que Niemi le había enseñado años atrás. Dentro del complejo, la tecnología era abrumadora. Desde una escalerilla ascendieron a lo más alto de la construcción y con unos monoculares dieron un vistazo general de la planta, mientras Alexia y sus dos acompañantes tomaban fotografías. Afuera había quedado un cuarto agente para indicarles cualquier peligro. En un pantallazo general, pudieron ver oficinas con servidores del tamaño de habitaciones completas, laboratorios repletos de dispositivos electrónicos experimentales, y múltiples pantallas que mostraban datos sobre el despliegue global de la planta de producción en donde se desarrollaban los microprocesadores. 

Alexia y los agentes tomaron fotografías discretas con sus monoculares de mano e intentaron conectar una laptop a la red wifi interna. Cuando se conectaron, no tuvieron accesos de privilegios, pero fue suficiente como para comenzar a descargar algunos archivos encriptados del sector administrativo.

Después de un tiempo prudencial, Alexia decidió que no quería arriesgarse más. Esperaría los refuerzos del MI6, que llegarían en las próximas horas en medio de un contingente de turistas, igual que ella. Mientras salían del edificio, Alexia sintió que su determinación flaqueaba. ¿Cómo podría detener algo tan vasto, tan cuidadosamente protegido? Habían involucrados millones de dólares, multinacionales y gobiernos enteros que hacían que esta operación solitaria del MI6 pareciera la lucha de una colmena de hormigas contra una manada de elefantes. Y peor aún, ¿quién dentro del MI6 sabía todo esto y así y todo lo había permitido? ¿Era Matthias lo suficientemente sagaz para crear semejante fachada?

El tiempo corría, y Alexia sabía que su próximo paso sería crucial. Pero una cosa era clara: no podía confiar en nadie más que en sí misma.

Ya en el hotel, Alexia y los tres agentes de soporte local, iniciaron la tediosa tarea de desencriptar los archivos. Después de algunas horas, pudieron analizarlos. Cada nuevo descubrimiento confirmaba sus peores temores: QuantumSys no solo estaba desarrollando ShadowEngine, sino que también había perfeccionado una versión diseñada específicamente para el espionaje masivo y la manipulación de redes de infraestructura crítica. 

El amanecer trajo consigo más que el frío habitual del invierno islandés. En el hotel donde Alexia y los agentes locales habían establecido su base temporal, una atmósfera de tensión impregnaba el aire. Las comunicaciones estaban sufriendo fallos intermitentes desde hacía horas, y las sospechas de un ataque cibernético empezaban a tomar forma. 

-"Esto no puede ser casualidad."- Dijo Alexia mientras examinaba las computadoras. -"Alguien está atacando nuestras comunicaciones. No es un simple fallo técnico."- 

-"Estamos trabajando en ello."- Respondió Freyja Bjornsdottir, la agente técnica local del MI6 en Islandia, que había llegado a primer hora de la mañana. Su voz era firme, pero sus ojos reflejaban preocupación. -"Ya he detectado un par de intentos de infiltración a través del firewall. Alguien está buscando algo desesperadamente."- Movió negativamente la cabeza -"Usen solamente el teléfono satelital que tienes, Alexia para comunicarte al exterior."-

Antes que Alexia pudiera responder, un disparo rompió el silencio. El cristal de la ventana estalló en mil fragmentos, y Freyja se tiró al suelo instintivamente. El disparo le había errado por muy poco.

-"¡Al suelo!"- Gritó Alexia tardíamente. Todos los agentes ya estaban agazapados. Sacó su arma en un movimiento fluido. Se lanzó detrás de un sofá mientras los demás agentes locales buscaban la fuente del disparo. 

Un segundo disparo perforó la pared cerca de la ventana. Alexia se arrastró hacia un costado, tratando de localizar al tirador. Freyja, aún jadeando por la sorpresa, le susurró: -"El ángulo... debe estar en el tercer o cuarto piso del edificio de enfrente."- En Reykjavik era común ver edificios de apartamentos y oficinas de tres a cinco plantas.

-"Quédate aquí. Tu eres el blanco, por lo que veo."- Ordenó Alexia. Mientras se movía hacia la puerta, señaló a uno de los agentes y le dijo: -"Tú. Sígueme y protege mi espalda."- 

Minutos después, tras asegurarse de que el área estaba despejada, Alexia y el agente regresaron a la habitación. Un silencio pesado reinaba mientras los agentes trataban de procesar el ataque. Fue entonces cuando uno de los enlaces locales, un hombre llamado Gunnar, habló. 

-"Hay una comunicación de la central del MI6. Encontraron algo en los documentos que enviamos y que tú deberías saber, Alexia.”- Dijo uno de los agentes con un tono cargado de cautela. 

-"Habla."- Respondió ella, secamente, mientras escaneaba la habitación para asegurarse de que no habían dispositivos de escucha. 

-"Encontraron ciertos movimientos inusuales en la isla..."- Continuó Gunnar. -"Uno de ellos involucra a tu compañero, Matthias Gruber."- 

Alexia levantó la vista bruscamente. -"¿Qué te traes?"- 

-"Uno de los nuestros afirmó hace unos días haber visto a alguien parecido a Mattihas aquí, en Islandia, en los últimos días. Pero su nombre no aparece en los registros de inmigración. Ahora en la central dicen que creen que está usando una doble identidad."- 

-"¿Con qué nombre?"- 

-"Posiblemente el de Kurt Vandemeer."- 

El mundo de Alexia pareció detenerse por un instante. Matthias, el hombre que había trabajado a su lado, y que había ganado su confianza en el MI6 poco a poco, ahora se descubría que era el director de operaciones europeas de CoreFusion, uno de los pilares del escándalo de ShadowEngine. 

-"Esto no puede ser un error."- Dijo Freyja mientras leía el informe enviado por la central. -"En los archivos han rastreado transacciones y movimientos, y todo apunta a él. Es probable que el ataque cibernético que estamos sufriendo también esté relacionado."- 

Alexia apretó los dientes, sus pensamientos corrían a toda velocidad. Matthias había sido una pieza más de la investigación, pero ahora la sombra de la traición lo cubría por completo, tal como lo sospechaba. Finalmente dijo -"Si Matthias está en Islandia y es quien creemos, entonces probablemente ya sabe que estamos cerca de descubrir la verdad."- 

-"¿Qué haremos?"- Preguntó Gunnar. 

-"Seguir adelante, sin dudas."- Respondió Alexia, con una dureza renovada en su voz. -"Y si resulta ser cierto, pagará por cada una de sus traiciones."-

Alexia estaba sentada en la pequeña sala de reuniones del edificio de operaciones del MI6 en Reykjavik, un espacio funcional y sin adornos, con paredes blancas y una mesa de madera desgastada que parecía haber soportado años de conspiraciones. Tres agentes locales la acompañaban, todos revisando documentos y mapas bajo una iluminación fría que zumbaba levemente. 

El teléfono satelital vibró de repente. Era Marcus Davenport. Alexia tomó la llamada de inmediato.

—"¿Qué tienes, Marcus?"- 

Del otro lado de la línea, la voz del supervisor sonaba urgente, aunque controlada. 

—"Acabamos de recibir algo grande. Hemos colaborado con la CIA bajo un convenio especial y, gracias a PRISM, rastreamos la transferencia de dinero que mencionaste."-

Alexia frunció el ceño. PRISM, el sistema de vigilancia masiva de la NSA, tenía fama de ser una red omnipresente y controvertida. 

—"¿Y? ¿Qué encontraron?"- 

—"El dinero proviene directamente de una cuenta vinculada a QuantumSys. La transferencia se hizo desde una subsidiaria oculta en Singapur, utilizando un entramado de empresas fantasmas. Pero escucha esto: una parte de los fondos fue desviada a un banco en Austria, y coincide con las fechas en que Matthias recibió esos depósitos sospechosos."- 

Los agentes locales, que habían estado escuchando la conversación en el altavoz, intercambiaron miradas. Uno de ellos, un hombre robusto llamado Harald, comentó en voz baja: —"Esto confirma nuestras sospechas sobre Gruber."- 

Marcus continuó: —"La CIA nos ha entregado documentos obtenidos mediante PRISM. Hay comunicaciones interceptadas que sugieren que Gruber estaba en contacto con ejecutivos de QuantumSys. Incluso se mencionan reuniones en Viena y una posible conexión con Einar Niemi."- 

Alexia sintió un nudo en el estómago al escuchar el nombre de su antiguo mentor. Era como si cada paso en la investigación lo acercara más al epicentro de la traición. 

—"¿Algo más?"— Preguntó, intentando mantener la compostura. 

—"Sí. Los documentos sugieren que QuantumSys no solo financia la operación, sino que está tratando de encubrir rastros de ShadowEngine en sus instalaciones en Islandia. Al parecer, están trabajando contrarreloj. Alexia, no puedo enfatizarlo lo suficiente: necesitas moverte rápido. El contingente de agentes encubiertos como turistas llegará mañana. Inicia las operaciones de inmediato."-

Alexia asintió, aunque Marcus no podía verla. -"Entendido, jefe. Mantenme al tanto. Yo haré lo mismo contigo"- 

Cortó la llamada y se dirigió al equipo en la sala. 

—"Harald, esta noche organizaremos la operación. Mañana debemos tomar el control de la instalación."- Se dirigió a Freyja. -"Una vez que tomemos la planta, quiero acceso a los servidores de QuantumSys y a cualquier registro físico."- 

Harald y Freyja asintieron de inmediato. 

—"¿Qué pasa con Gruber?"— Preguntó otro agente. 

Alexia apretó los labios. Respondió. -"De momento, no sabemos dónde está. Lo mantendremos al margen, en la sombra. Si lo enfrentamos, podría alertar a sus aliados. De todos modos, es posible que ya esté aquí."-

Mientras la habitación se llenaba de actividad, Alexia tomó un respiro profundo. Sabía que cada movimiento era crítico. La revelación de PRISM no solo añadía un peso mayor a la investigación, sino que también reforzaba el peligro de confiar en las personas equivocadas. 

 


 

Proyecto ShadowEngine

Capítulo 4: El Juego Final

 

El frío matutino de Islandia parecía más intenso de lo habitual cuando Alexia se ajustó el abrigo y dio la señal al equipo para avanzar. El convoy de vehículos se desplazó sin hacer ruido hacia la planta de QuantumSys, una instalación que ahora lucía ominosa bajo el gris del amanecer. 

Harald lideraba al grupo de asalto, mientras Alexia se mantenía en la retaguardia, coordinando las comunicaciones. Los agentes locales del MI6 se movían como sombras entre los contenedores y edificios, usando el terreno para ocultarse mientras desactivaban a los guardias uno a uno. 

Un disparo rompió la calma. Alexia se cubrió detrás de un muro, sacando su arma con rapidez. 

—"¡Tenemos contacto al noreste!"— Gritó uno de los agentes por el comunicador. 

El tiroteo se desató. Los guardias de QuantumSys estaban armados pero completamente desorganizados, intentaron repeler la incursión, pero el entrenamiento de los agentes del MI6 pronto marcó la diferencia. Alexia, con movimientos calculados, se unió a Harald, disparando con precisión mientras avanzaban hacia el edificio principal. 

—"¡Zona despejada!"— Gritó Harald minutos después. 

Los equipos entraron al edificio principal en formación cerrada. Dentro, un grupo de técnicos intentaba borrar datos de los servidores, pero fueron rápidamente neutralizados. 

—"Planta asegurada"— Informó un agente por radio. 

Alexia caminó con paso firme hacia una de las oficinas del piso superior, donde Harald le indicó que habían retenido a Matthias Gruber y Einar Niemi. Ambos hombres estaban sentados en sillas de metal, con expresiones que oscilaban entre la ira y la incertidumbre. 

—"¿Así que esta es tu verdadera cara, Matthias?"— Preguntó Alexia en un tono frío, mientras se acercaba. 

Gruber alzó la vista, con su sonrisa intacta. 

—"No todo es lo que parece, Alexia. Tal vez deberías escuchar antes de juzgar."- 

—"Tendrás tiempo para hablar en Londres."— Replicó ella, cortante, antes de girarse hacia Niemi —"¿Y tú? ¿Qué excusa tienes para vender a tus propios aliados?"- 

Niemi negó con la cabeza, con un aire de resignación. -"Simplemente no lo entiendes. Esto es más grande que tú y que yo... incluso más grande que cualquier gobierno."- 

Alexia no respondió, pero el desprecio en su mirada era evidente.

El interrogatorio se llevó a cabo en una sala sobria del complejo, con solo una mesa metálica, tres sillas y una lámpara colgante que proyectaba una luz fría sobre los rostros de los presentes. Alexia observaba a Einar Niemi con una mezcla de sospecha y asombro; el hombre, pese a estar esposado, mantenía una postura relajada, casi indiferente. 

—"Tus acciones no tienen sentido"— Comenzó Alexia, inclinándose ligeramente hacia él. —"Has vendido información a todas las partes y sembrado el caos en los sistemas de seguridad más avanzados del mundo. ¿Qué pretendes lograr con todo esto?"- 

Einar soltó una breve risa, como si la pregunta le divirtiera. —"Equilibrio, Stevens."— Respondió con calma -"El caos, aunque impredecible, es el único camino hacia un verdadero balance."- 

Alexia frunció el ceño, confundida. —"¿Equilibrio? ¿Destruir la seguridad de sistemas occidentales mientras ayudas a oriente? Eso no suena equilibrado, suena como traición."- 

Einar negó con la cabeza. —"No entiendes. Las brechas de seguridad que estoy creando no son exclusivas de occidente. También he sembrado el mismo caos en Syberian de Rusia y Shenlong Technologies de China. Esos sistemas están tan comprometidos como los tuyos."- 

La sorpresa se dibujó en el rostro de Alexia, aunque trató de ocultarlo. —"¿Por qué harías eso?"— Presionó, sin apartar los ojos de él. 

—"Porque la estabilidad es una mentira que solo beneficia a unos pocos"— Continuó Einar —"Los conflictos, las guerras comerciales, los sabotajes tecnológicos... todo eso impulsa la economía global. Cuando todos están peleando, nadie tiene tiempo de consolidar su poder. Y eso, querida Alexia, es la única manera de evitar que un solo bloque controle el destino del mundo."- 

Alexia se cruzó de brazos, procesando lo que acababa de escuchar. La frialdad calculada de Einar la desconcertaba. 

—"¿Y quién está detrás de esto?"— Preguntó finalmente. 

Einar sonrió, como si hubiese estado esperando esa pregunta. -"Un grupo de visionarios, empresarios que han entendido que los gobiernos son herramientas obsoletas. Ellos poseen los recursos y las conexiones para manipular tanto a naciones como a corporaciones tecnológicas. Esta es la era del dinero, no de los países."-

Antes de que Alexia pudiera responder, Matthias, que había permanecido en silencio hasta ese momento, intervino. -"Alexia, él no está mintiendo. Este grupo existe. Y tú puedes ser una pieza clave del tablero."- 

Ella giró la cabeza hacia Matthias, con incredulidad. -"¿De qué estás hablando, Matthias?"- 

Gruber la miró con una seriedad que rara vez mostraba. —"Ellos sabían que eventualmente el MI6... tú llegarías a esto. Tu lealtad, tu talento... y tu influencia en el MI6 te convierten en el enlace perfecto. Einar y yo solo somos intermediarios. Ellos confían en que tú verás la lógica de su plan."- 

Alexia se levantó bruscamente de su silla. -"¿Intentas decirme que todo esto era para reclutarme?"- Preguntó con un tono cortante, incrédula. 

Einar negó lentamente. -"No. Tratar de reclutarte es la consecuencia del éxito de esta misión. No queríamos que terminara así. Por eso Matthias ordenó matarte en Alemania. Como fracasó, ahora nos toca intentar reclutarte. El mundo necesita un cambio, Alexia. Y tú estás en la posición perfecta para ser parte de él. Ahora puedes elegir: quedarte con una lealtad ciega a un sistema político corrupto o abrazar el poder de quienes realmente mueven los hilos. ¿Por qué crees que los gobiernos aceptaron a ShadowEngine? Para el control global de la población, sin importar en qué país estén radicados. Las fronteras políticas ya no existen. El gobierno global está en manos de las corporaciones, no de los presidentes."- Hizo una pausa. -"¿Crees que la industria de fabricación de microprocesadores va a detenerse? Las plantas de QuantumSys y CoreFusion no serán destruídas. Seguirán bajo control de gobiernos occidentales ¿Y qué crees? ¿Que perderán la oportunidad de controlar a todos los individuos del mundo? El rastreo seguirá, no lo dudes. Quizá ya no se llamará ShadowEngine, pero ten por seguro que el sistema de vigilancia seguirá adelante mientras los políticos estén en el poder."-

Alexia permaneció en silencio, sintiendo que el peso del razonamiento era casi insoportable. ¿En quién podía confiar? ¿Y hasta qué punto estaba dispuesta a comprometer sus principios?

En ese momento, su comunicador vibró. Marcus Davenport estaba al otro lado. 

—"Alexia, buenas noticias. Tomamos el control de la planta de CoreFusion. Sus sistemas están bajo nuestro poder, y hay suficientes pruebas para incriminar a media docena de ejecutivos."- 

—"Perfecto, Marcus"— Dijo Alexia mientras observaba a Matthias y Niemi con ojos penetrantes. —"Aquí también tenemos lo que necesitábamos."- 

El laboratorio estaba sumido en un silencio tenso, solo roto por el zumbido de las luces fluorescentes y el leve pitido de un servidor cercano. El razonamiento de Einar Niemi y las palabras de Matthias seguían rondando en su mente. Sus argumentos eran perturbadoramente lógicos, pero sabía que, si elegía traicionar al MI6 y unirse a Einar, no quedaría nada de la Alexia que había llegado hasta aquí. Sus principios, su identidad... todo se desmoronaría como un castillo de naipes. 

Cortó la comunicación y se dirigió a Harald. -"Encárgate de que estos dos sean transportados bajo máxima seguridad. No quiero sorpresas."- 

Harald asintió, mientras Alexia miraba por la ventana hacia el complejo asegurado. La operación había sido un éxito, pero sabía que el verdadero peligro apenas comenzaba. Las piezas se estaban alineando, y el tablero de juego era mucho más amplio de lo que había anticipado.

Los pasos de Alexia resonaban en el pasillo mientras salía de la sala del interrogatorio. Las palabras de Einar Niemi aún pesaban en su mente, pero no había tiempo para reflexionar. Al cruzar la puerta, el grito de un agente rompió el silencio. 

—"¡Se están escapando!"- 

El sonido de un disparo la paralizó por un segundo antes de lanzarse hacia la fuente del ruido. En la sala donde habían confinado a Niemi y Matthias, la escena era un caos. Matthias sostenía una pistola, con mirada fría y calculadora, disparaba hacia los agentes que intentaban contenerlos. 

—"¡Matthias!"— Gritó Alexia, sacando su propia arma mientras buscaba cobertura tras una columna metálica. 

Matthias no respondió. Un agente cayó al suelo, herido en el hombro, mientras otros disparaban en su dirección. Niemi ya había desaparecido, una puerta oculta en la pared del fondo se cerraba lentamente. Matthias retrocedió hacia ella, cubriendo su retirada con disparos precisos. 

—"¡No deben escapar!"— Ordenó Alexia. 

En un instante, todo terminó. Un agente, oculto tras una consola de control, disparó un tiro certero que alcanzó a Matthias en el pecho. El hombre soltó un jadeo antes de desplomarse al suelo, la pistola quedó enganchada al dedo de su mano. 

Alexia corrió hacia la puerta oculta, con dos agentes siguiéndola. El pasadizo era angosto, iluminado por luces parpadeantes que creaban sombras inquietantes en las paredes de hormigón. 

—"¡Apresúrense!"— Gritó mientras escuchaba el sonido inconfundible de rotores de helicóptero en la distancia. 

El pasillo desembocaba en una pista de aterrizaje improvisada al aire libre. Allí, un helicóptero negro se alzaba en el aire. Vieron su silueta recortada contra el cielo gris. Dentro del aparato, Alexia adivinó la figura de Niemi, que seguramente la observaba con una expresión inescrutable mientras el helicóptero se elevaba. 

—"¡Einar!"— Gritó Alexia con furia mientras alzaba su arma. No tenía caso disparar. Estaba fuera de su alcance. 

—"¡No tenemos forma de alcanzarlo!"— Dijo uno de los agentes, jadeando tras la persecución. 

Alexia bajó el arma, frustrada, mientras el helicóptero desaparecía en la distancia. 

—"Ha escapado."— Murmuró para sí misma. Luego giró hacia los agentes. —"Quiero cada recurso disponible rastreando ese helicóptero. Usen satélites, radios, GPS... lo que sea. No puede desaparecer sin dejar rastro."- 

Mientras el viento de Islandia revolvía su cabello, Alexia se permitió un momento para respirar. Sabía que esto estaba lejos de terminar. Niemi había ganado esta batalla, pero la guerra no había hecho más que empezar. 

Unos días después, Alexia se sentó al borde de su cama en el pequeño apartamento que había alquilado temporalmente en Reikiavik, con la mirada fija en la pantalla de su computadora. Su mente era un torbellino de pensamientos mientras revisaba los archivos clasificados que había conseguido en la planta de QuantumSys.

Las implicancias de ShadowEngine eran aterradoras. Una red con el poder de controlar, manipular y desestabilizar a cualquier persona, organización o nación. No podía permitirse ignorarlo, pero tampoco podía enfrentarse directamente al MI6, al gobierno ni a las grandes corporaciones detrás de su desarrollo.

Las palabras de Einar Niemi la acosaban, llenas de una lógica fría y perturbadora: -"El caos es el motor del cambio. Si no rompemos este sistema, seguirá controlándonos para siempre."-

Suspiró profundamente y decidió que era hora de escribir un mensaje encriptado. Sabía que tenía que moverse con cautela. Filtrar información sería una jugada arriesgada, pero necesaria. Seleccionó a tres objetivos: un grupo de hackers éticos con reputación intachable, un periodista independiente que había sacado a la luz importantes escándalos globales, y un profesor de ciberseguridad conocido por ser crítico de las grandes corporaciones tecnológicas.

Mientras escribía, sabía que cualquier rastro que dejara podría llevar hasta ella, pero había calculado cada paso. Usó múltiples capas de encriptación, una vpn y una red de proxys cuidadosamente seleccionados. Se aseguró que la comunicación pasara por varios continentes.

—"Es ahora o nunca"— Murmuró para sí misma.

Cuando envió los documentos, una doble sensación de alivio y terror la invadió al mismo tiempo. Había sembrado una semilla, pero el curso de los acontecimientos estaba ahora fuera de su control.

Una semana después, los titulares comenzaron a explotar en todas partes: "ShadowEngine: El arma de control global que las potencias no quieren que conozcas", "Filtración masiva revela cómo las grandes corporaciones manipulan las comunicaciones mundiales", "Hackers y expertos en ciberseguridad exponen brechas catastróficas en sistemas de vigilancia global"

El impacto fue inmediato. Gobiernos de todo el mundo entraron en crisis, mientras la opinión pública exigía respuestas. Hubo protestas masivas en varias ciudades importantes, y las redes sociales estallaron con teorías de conspiración y llamados a desmantelar las corporaciones tecnológicas responsables.

En su escondite, Alexia observaba las noticias desde la pantalla de un televisor antiguo. Había cumplido su objetivo, pero sabía que había puesto en marcha un cambio impredecible. Los sistemas que alguna vez parecían intocables ahora estaban bajo escrutinio, y las potencias mundiales, forzadas por la presión pública, comenzaron a reestructurar sus sistemas de seguridad.

"El caos no siempre es el fin", pensó Alexia mientras cerraba los ojos. "A veces, es solo el comienzo".

Alexia miró por la ventana del avión mientras Londres se perfilaba a lo lejos, un panorama familiar pero que ahora le cargaba de una tensión que nunca antes había sentido. Había sido una misión de alto riesgo, una en la que no solo se jugó la vida, sino que afectaría al equilibrio mundial. Pero, al menos, el caos había quedado bajo control, al menos por ahora. La crisis con QuantumSys y CoreFusion había sido desactivada, aunque las consecuencias seguían siendo inciertas.

Cuando el avión aterrizó, el viento gélido de la capital británica parecía darle la bienvenida, a la vez que sus pensamientos se enredaban con preguntas sin respuesta. ¿Qué consecuencias tendría el haber filtrado la información a la prensa y a la opinión pública? Allí estaba él, Marcus Davenport, su jefe, esperándola en el aparcamiento del aeropuerto con su habitual porte impasible.

-"Bienvenida de vuelta, Alexia"- Dijo Marcus con una ligera sonrisa, aunque sus ojos no mostraban la calidez habitual. -"Sabía que lo conseguirías."-

Alexia asintió, sin fuerzas para devolverle la sonrisa. Preguntó inocentemente. -"¿Cómo llegó esa información a los medios? No lo entiendo. Yo tomé todas las precauciones posibles."-

Marcus la observó con intensidad. -"Es algo que nosotros también hemos estado tratando de entender."- Respondió con calma. -"Pero para efectos oficiales, nuestra versión será que desconocemos cómo se filtró. Tomarás esa versión como la oficial del MI6 sin hacer demasiadas preguntas."-

Alexia frunció el ceño. -"¿Qué significa eso, exactamente?"-

-"Que el MI6 respaldará oficialmente tu historia."- Dijo Marcus, como si fuera lo más natural del mundo. -"Te respaldaremos y protegeremos como siempre lo hemos hecho con los nuestros, Alexia. Pero ahora mismo estás en una posición muy peligrosa. La seguridad mundial es frágil. Y las presiones son muchas."-

Un escalofrío recorrió la espalda de Alexia. Las palabras de Marcus no dejaban lugar a dudas: la verdad no podía ser revelada. -"¿Y qué pasará con QuantumSys y CoreFusion?"- Preguntó, aunque ya sospechaba de la respuesta."-

-"Un consorcio de los integrantes de la OTAN tomará el control de la planta de Islandia, QuantumSys. Pondrán a alguien al mando, un CEO bajo supervisión directa. Seguramente necesitarán asegurarse que nadie más tenga acceso a los recursos secretos. Y CoreFusion... será reorganizada como filial de QuantumSys."- Marcus hizo una pausa, como si se le ocurriera algo más. -"El sistema ShadowEngine también será eliminado. No podemos permitir que eso caiga en las manos equivocadas."- Hizo una pausa -"Al menos... esa es la versión oficial para los ingenuos."-

Alexia asintió lentamente, aunque el peso de esas decisiones era más de lo que podía procesar en ese momento. -"¿Y el equilibrio de poder mundial?"- Preguntó, buscando entender la magnitud de lo que había ocurrido. -"¿Hemos resuelto algo?"-

Marcus dejó escapar un suspiro. -"Aunque lograste frenar esta crisis, Alexia, la verdad es que el equilibrio de poder entre Oriente y Occidente seguirá siendo frágil. La guerra no será ganada por ningún bloque. Apenas hemos contenido el fuego. Esto... esto es solo un respiro."-

Las palabras de su jefe resonaron en su mente como una amenaza velada. La paz, en este mundo, era solo temporal. Y mientras ella aún procesaba la magnitud de lo que acababa de escuchar, Marcus la miró fijamente y le dijo en voz grave: -"Habrá más conflictos. Y nosotros, Alexia, debemos estar listos según nuestras propias lealtades."-

Un silencio pesado siguió a las palabras de Marcus, mientras Alexia pensaba que en su mundo, la calma no duraba demasiado.

FIN





 

 


 

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