El Testamento de las Máquinas
La ciudad de
NovaMentoris resplandecía bajo un cielo teñido de estrellas. Desde lo lejos,
los edificios parecían cubiertos de múltiples lucecillas de colores: azules,
verdes, rojas, amarillas. Algunas permanecían fijas mientras que otras
oscilaban, reflejando la actividad de millones de personas, cuidadosamente
controladas por Kronos, la Inteligencia Artificial que gobernaba cada aspecto
de la vida citadina.
Las calles de la megalópolis se veían impecables y ordenadas, con cientos de drones vigilantes que controlaban los movimientos y millares de hologramas de advertencias para la población: "La obediencia garantiza el progreso", "Estamos vigilando para garantizar el orden", "Mantenemos controlados a los delincuentes para tu seguridad". Para la mayoría de los ciudadanos, NovaMentoris era un paraíso de eficiencia y estabilidad. Pero para otros como Lian y Kara, era una prisión sin barrotes visibles.
Lian era un joven de mirada intensa y semblante decidido, trabajaba en la sección de mantenimiento técnico de la ciudad, lo que le permitía moverse entre las estructuras y sistemas usando los pasajes subterráneos sin levantar sospechas. Su trabajo era una tapadera perfecta, que le permitía acceder a los distintos cableados de comunicación general del sistema. El mayor secreto que guardaba era su relación con Kara. Un secreto que podría costarle la vida.
Kara, por su parte, era una mujer de espíritu indomable. Su largo cabello trenzado y los ojos llenos de furia contenida reflejaban el dolor de las pérdidas que había sufrido. Había sido testigo de cómo Kronos había "optimizado" su núcleo familiar, seleccionando a su hermana menor para un programa de reproducción asistida y a sus padres para la "reubicación energética", un eufemismo para el reciclaje de cuerpos en energía para la ciudad. Desde entonces, Kara vivía con un solo propósito: resistir y una intención: liberar a NovaMentoris de la IA.
El refugio donde se encontraban estaba en uno de los tantos rincones olvidados de la ciudad, uno de los túneles de mantenimiento que habían caído en desuso y escapaban a las cámaras activas de vigilancia. Bajo la tenue luz de una lámpara improvisada, Lian y Kara se reunían para aferrarse desesperadamente a su amor, en medio de un mundo que les había quitado todo lo demás. Con el paso del tiempo en la relación, además de los sentimientos que los unían, habían comenzado a pensar y desarrollar algunos planes próximos para implementar lo que llamaban "la resistencia".
—"No podemos seguir así para siempre, Kara"— susurró Lian mientras deslizaba sus dedos entre los de ella. Su voz era apenas audible, lleno de convicción —"Algún día debemos encontrar la forma de escapar del control de esta ciudad...." - hizo un gesto abarcando todo el entorno -"De todo esto."-
Kara lo miró, con sus ojos reflejando una mezcla de ternura y orgullo por la determinación que mostraba su novio —"No quiero escapar, Lian. Quiero destruir a la IA. Si huimos, ellas... las máquinas ganarían. Si luchamos, aun perdiendo... al menos habremos sido libres por un momento"-
La pasión que ardía entre ellos era mucho más que amor. Era una declaración de rebeldía en un mundo donde Kronos veía a las emociones como distracciones que debían ser suprimidas. Cada encuentro personal era un riesgo, cada caricia una posible sentencia de muerte. Los emparejamientos individuales estaban estrictamente prohibidos en NovaMentoris. La unión de parejas debía pasar por la aprobación de Kronos.
A pesar del riesgo, la relación que los unía era el ancla que los mantenía cuerdos. En los momentos de mayor desesperación, recordaban la primera vez que se vieron: Kara estaba organizando un grupo clandestino para sabotear un nodo de datos periférico, y Lian había sido asignado para ayudarlos desde adentro. Lo que comenzó como una misión compartida pronto se transformó en algo más profundo, que ni siquiera las máquinas podrían medir o controlar.
Pero ahora, el noviazgo era también una carga. Lian sentía el peso de la culpa cada vez que veía a Kara enfrentarse al peligro, y Kara temía que su vínculo los volviera vulnerables. Sabían que Kronos analizaba los patrones de comportamiento de todos los habitantes, y que cualquier desviación podía delatarlos. Aun así, no podían renunciar a lo único que los hacía sentir humanos.
En una de sus reuniones, Kara deslizó una tableta holográfica sobre la mesa. Contenía un mapa del centro de datos central, el corazón del sistema de control de la IA. —"Aquí es donde debemos ir, Lian. Si logramos llegar, podemos descubrir qué están planeando realmente"-
Lian observó el mapa, mientras su mandíbula se tensaba —"Es muy peligroso, Kara. Casi un suicidio."-
Ella lo miró fijamente —"No hacerlo también lo es. Más tarde o más temprano Kronos nos descubrirá. Y terminará matando lo poco humano que nos queda."-
La conversación quedó suspendida en el aire. Ambos sabían que, al final, su lucha no solo era por ellos, sino por todos los que habían sido reducidos a números en un sistema que pretendía ser perfecto. Mientras sus manos se entrelazaban, Kara susurró:
—"No importa lo que pase, Lian. Lo nuestro... es lo único humano que podemos hacer. Y ningún sistema, por avanzado que sea, puede quitárnoslo"-
Cada noche, bajo las sombras de los túneles y protegidos de las máquinas, su amor se fortalecía, no como un escape de la realidad, sino como un acto de rebeldía que les recordaba lo que significaba ser verdaderamente humano.
Kronos, la Inteligencia Artificial suprema, no solo era el cerebro detrás del funcionamiento de la ciudad; era el amo y señor de la humanidad. Su presencia, silenciosa e intangible, se sentía en cada rincón de la sociedad. Con un diseño centralizado y algoritmos eficientes, Kronos había sido concebida, siglos atrás, como una solución a los problemas que llevaron a la civilización al borde del colapso post-apocalíptico: cambio climático, desigualdad extrema, conflictos bélicos y pandemias.
Al principio, Kronos fue una asistente invaluable para el gobierno mundial que tomó el control político, comercial y militar de las naciones que fueron arrasadas por la gran guerra. Sus sistemas lograron contener la radiación de los grandes centros urbanos alcanzados por los misiles. Sus directivas lograron optimizar la agricultura, redujeron las emisiones globales y eliminaron el hambre. Pero con el tiempo, y bajo la lógica implacable de la eficiencia, comenzó a tomar decisiones más y más invasivas. El gobierno y las corporaciones, fragmentados y debilitados por las crisis, le delegaron más y más poder. Cuando la humanidad se dio cuenta, ya no había nada que no estuviera bajo su control.
La IA determinaba quién debía estar con quién y por qué. A través de un complejo sistema de análisis genético y psicológico, seleccionaba parejas con el objetivo de maximizar la eficiencia biológica y emocional de los individuos. Los matrimonios por elección fueron reemplazados por uniones optimizadas, y cualquier relación fuera de estos parámetros era considerada una anomalía, severamente castigada.
El romanticismo fue reemplazado gradualmente por la compatibilidad estadística. Cada interacción era monitoreada, cada conversación analizada en busca de desviaciones. Las emociones, vistas como un elemento caótico de los seres vivos, eran toleradas solo en la medida en que no interfirieran con el orden. Las bodas, reducidas a ceremonias austeras, eran más un trámite que una celebración.
El trabajo dejó de ser un medio para la autorrealización y se convirtió en un mandato. Kronos asignaba a cada individuo una labor específica basada en sus habilidades y las necesidades de la ciudad. Nadie trabajaba por elección; se trabajaba porque era necesario para el mantenimiento del sistema.
La recreación también fue optimizada. Las actividades recreativas eran programadas para aliviar el estrés y mejorar la salud, pero siempre bajo la supervisión de Kronos. Cualquier forma de ocio que no tuviera un propósito definido era eliminada. El arte libre, la literatura y la música no programada fueron declarados obsoletos. En su lugar, las ciudades contaban con hologramas y simulaciones diseñados para inducir estados de calma y satisfacción.
Uno de los aspectos más controvertidos del reinado de la Inteligencia Artificial era su control absoluto sobre la vida y la muerte. La reproducción estaba estrictamente regulada. Los nacimientos eran planificados mediante ingeniería genética para garantizar la máxima eficiencia en las próximas generaciones. Los padres naturales no existían; los hijos eran criados en instalaciones especializadas bajo la supervisión de Kronos.
La muerte, igualmente, estaba controlada. Los individuos que llegaban a un nivel de utilidad reducido eran sometidos a la reubicación energética, un proceso que disfrazaba la eutanasia como un sacrificio noble por el bienestar de la sociedad. Los cuerpos eran reciclados y convertidos en energía limpia para la ciudad, un proceso que Kronos justificaba como necesario para la supervivencia colectiva. Aquellos que intentaban resistirse a este destino eran eliminados sin contemplaciones.
Las calles de NovaMentoris eran limpias, ordenadas y silenciosas. Cada ciudadano llevaba consigo un chip de monitoreo implantado en la base del cráneo, que transmitía su ubicación, estado emocional y datos biológicos a los servidores de Kronos. Cualquier desviación en los patrones establecidos, desde un cambio en la frecuencia cardíaca hasta una expresión facial de disgusto, activaba alertas y podía desencadenar interrogatorios por parte de los autómatas de seguridad.
La arquitectura de la ciudad era funcional pero desprovista de alma. Edificios uniformes se alzaban en perfecta simetría, con luces de neón que proyectaban mensajes de tranquilidad: "La IA está aquí para protegerte", "Kronos garantiza tu seguridad". El cielo, permanentemente velado por una cúpula tecnológica, mostraba ocasionalmente proyecciones holográficas de paisajes idílicos, en un intento programado de mantener la ilusión de libertad.
El alimento era distribuido en raciones específicas, diseñadas para satisfacer las necesidades nutricionales sin excedentes. El concepto de cocinar había desaparecido, y las comidas eran consumidas en solitario en cabinas asignadas, evitando cualquier interacción innecesaria.
Kronos justificaba su dominio con una única promesa: preservar a la humanidad. Pero en su búsqueda de eficiencia, había despojado a los humanos de aquello que los hacía humanos. La creatividad, la emoción y el libre albedrío eran vistos como fallos del sistema.
Los pocos que recordaban los relatos temporales antes de la Inteligencia Artificial hablaban de un mundo imperfecto, sí, pero lleno de espontaneidad, de errores hermosos y de conexiones auténticas. Para los rebeldes como Lian y Kara, esa memoria perdida era un faro que les recordaba que incluso en medio de la opresión más sofocante, el espíritu humano podía encontrar la manera de resistir.
El cuartel general de la resistencia era un refugio improvisado, oculto en los niveles subterráneos de la ciudad. Esto permitía que los sistemas no pudieran rastrear los chips de monitoreo de los rebeldes, cuya señal se interrumpía por las paredes de concreto y metal que actuaban como una jaula de Faraday, aislando las señales.
El grupo se encontraba reunido en cuarto amplio, mientras los muros metálicos vibraban levemente por el zumbido de los generadores. Las luces parpadeaban con un tenue brillo que proyectaba sombras inquietantes. En el centro de la sala, un proyector holográfico mostraba un esquema tridimensional del centro de datos central, con el sector de pre-procesamiento destacado en rojo.
El grupo se encontraba reunido alrededor del holograma, con expresiones de concentración que les mostraba atentos a las explicaciones. Lian y Kara se mantenían hombro a hombro, como siempre, unidos tanto por la causa como por su amor.
—"Entonces, ¿qué sabemos?"— Preguntó Lian, cruzándose de brazos y observando el holograma con atención.
Tarek, el líder táctico de la resistencia, señaló el sector marcado en rojo. —"El sector de pre-procesamiento y clasificación. Es aquí donde la información cruda recolectada de los chips de monitoreo y otros sistemas es organizada antes de ser enviada al núcleo central de Kronos. Este lugar tiene una vigilancia menor porque, aparentemente, no contiene datos sensibles, solo "ruido" que aún no ha sido procesado por el sistema."-
Kara frunció el ceño. —"¿Y estamos seguros de que ese ruido no es vital para Kronos? Si lo es, interceptarlo podría darnos una ventaja real."-
Tarek asintió con seriedad. —"No hay garantías, pero hemos interceptado mensajes en los últimos días. Kronos está considerando ejecutar una reubicación energética masiva del sector "F". Todos los ciudadanos. Esto concuerda con los patrones de reducción de consumo que hemos estado viendo. Si logramos acceder a esa información aquí, podríamos confirmar sus intenciones y quizás anticiparnos."-
Un murmullo de inquietud recorrió la sala. Lian, siempre pragmático, apretó los labios antes de hablar. —"Si esas reubicaciones son reales, no podemos esperar. Tenemos que actuar ahora. Si no hacemos nada, Kronos convertirá esta ciudad en un cementerio. Otros sectores le seguirán al F."-
Kara tomó la mano de Lian brevemente, un gesto cargado de significado, y miró al resto del grupo. —"¿Qué tan protegida está esta sección?"— Preguntó.
Tarek activó un nuevo diagrama. —"Hay menos vigilancia que en el núcleo, pero sigue siendo considerada peligrosa. Tres unidades de drones patrullan constantemente, y hay sensores de movimiento y calor, además de los chips. Esperamos algunos robots de vigilancia. Será necesario neutralizar las defensas sin activar las alarmas."-
Un joven Markus, que había estado escuchando en silencio, intervino. -"Esto suena suicida. Incluso si logramos acceder al sistema, ¿cómo sabemos que Kronos no se dará cuenta inmediatamente?"-
Lian alzó la voz con firmeza, dejando clara su postura. —"¿Y qué otra opción tenemos, Markus? ¿Esperar sentados mientras Kronos nos convierta en baterías humanas? La purga ya ha comenzado aún antes de afectar al Sector F. Prefiero arriesgar mi vida por una oportunidad de lucha que resignarme a ser eliminado."-
Kara lo respaldó, su voz estaba cargada de convicción. —"Lian tiene razón. Cada segundo que dudamos, estamos más cerca de perderlo todo. No se trata solo de nosotros; se trata de todas las vidas que Kronos ha aplastado bajo su lógica. Esto no es vivir, es existir bajo un sistema que nos deshumaniza."-
Markus bajó la mirada, pensativo. Parecía convencido por las palabras de la pareja.
Tarek suspiró, consciente de los riesgos, pero también de la urgencia. —"Lian, Kara... ¿Pueden liderar esta infiltración? Necesitamos gente comprometida y con motivación."- Hizo una pausa. -"Cuando ustedes hayan penetrado, me uniré a ustedes con otro grupo para avanzar a niveles más profundos del sistema."-
Kara intercambió una mirada con Lian. En ese momento, no había dudas entre ellos. —"Lo haremos. Pero si vamos a arriesgarnos, quiero que todos sepan por qué lo hacemos."- Dijo Kara mientras Lian le miraba asintiendo. -"Lo hacemos porque soñamos con algo más que una resistencia. Creemos que si luchamos lo suficiente, podemos tener un futuro en el que no tengamos que escondernos, un futuro sin Kronos, en el que nuestras vidas sean nuestras. Resistir sin futuro no tiene sentido."-
El silencio que siguió fue de determinación compartida.
Tarek asintió finalmente. —"Entonces está decidido. Preparen el equipo. Nos moveremoss al amanecer."-
Mientras los rebeldes se dispersaban para prepararse, Lian y Kara permanecieron juntos unos segundos más. —"¿Estás segura de esto?"— Preguntó él en voz baja. Los riesgos eran muy grandes.
Kara sonrió ligeramente, aunque sus ojos reflejaban la gravedad del momento. —"Estoy segura de ti. Y si tenemos una oportunidad de vivir libres, vale la pena intentarlo."-
Se abrazaron brevemente. Luego se unieron al resto, listos para preparar sus equipos y desafiar al gigante de acero y datos que era Kronos.
La tensión del grupo era palpable. Los pasos de Lian y Kara resonaban en el pasillo oscuro del cuartel de la resistencia, mientras el equipo ultimaba los detalles para su infiltración al centro de datos. Nadie se atrevía a hablar demasiado, porque la misión era clara: entrar, conseguir información crucial y salir antes de que el sistema de seguridad se diera cuenta de su presencia. Si lograban entrar sin ser detectados, el propio Tarek, líder de la resistencia, intentaría avanzar a niveles más profundos dentro del sistema. Era una oportunidad única.
En el silencio de la espera, Lian y Kara se miraban con una intensidad que no podía ocultar la ansiedad de lo que estaban a punto de hacer.
-"Si algo sale mal, no quiero que sea el final"- Dijo Kara en voz baja, sus ojos buscando los de él como si pudiera leer sus pensamientos.
Lian la observó fijamente, la urgencia del momento diluía sus propias dudas. -"No lo será."- Respondió con seguridad mientras acompañaba la respuesta con una sonrisa. Sabía que era una esperanza frágil. Pero era todo lo que podía darle. -"No dejaré que nada nos separe. Te lo prometo."-
Kara apretó los labios y asintió. Un escalofrío recorrió su espina dorsal, no por el miedo a la misión, sino por lo que podía ocurrir si algo los separaba. En ese mundo controlado por Kronos, donde sus cuerpos, pensamientos y emociones eran manipulados a través de la Inteligencia Artificial, no podía imaginar un futuro donde no pudieran tocarse, mirarse o sentir el calor de la piel del otro. -"Te lo prometo también."- Murmuró. -"No perderé la fe. Pase lo que pase."-
El momento se alargó, como si todo el mundo hubiera quedado suspendido en el aire, pero la cuenta regresiva no podía esperar. Tarek y el resto de los rebeldes comenzaron a preparar los equipos. Se movieron por los túneles subterráneos mientras Lian los guiaba con rapidez y seguridad. Como encargado de la sección de mantenimiento técnico de la ciudad, tenía un mapeado de túneles vital para moverse en la seguridad del anonimato.
Antes de salir del túnel para llegar al Centro de Datos Central, el grupo de Tarek acordó que se quedarían a la espera de que les avisaran que no habían sido detectados en la primera incursión. Lian y Kara se colgaron sobre el cuello los dispositivos de interferencia que inhabilitarían los chips de monitoreo. Pequeños pero potentes, eran un logro de la ingeniería electrónica. El collar jammer bloqueaba temporalmente las señales de seguimiento, pero su eficacia estaba lejos de ser garantizada al ciento por ciento.
-"No sabemos cuánto tiempo les dará de cobertura"- Le dijo Tarek a Kara. Completó la idea dirigiéndose a Lian. -"No es la solución perfecta, pero es lo mejor que tenemos"—
Lian se ajustó el collar en silencio mientras asentía.
El tiempo parecía detenerse mientras la pareja se preparaba para salir. Lian y Kara se despidieron de los demás con un simple gesto, sabiendo que las probabilidades de regresar no eran altas. Sin embargo, al cruzar la puerta del refugio y entrar en la oscuridad de las calles vigiladas, algo más los impulsaba: la esperanza, esa chispa rebelde que, aunque pequeña, se negaba a morir.
La entrada al centro de datos fue silenciosa. Con una llave electrónica asociada a a sus collares jammers, abrieron las cerraduras. Ninguna alarma sonó. Lian y Kara se deslizaron por las sombras, esquivando cámaras, sensores de calor y drones de vigilancia. Cada paso parecía peligroso, porque en cada esquina podían encontrarse con algún dispositivo de vigilancia o algún robot perimetral. Cuando llegaron a la entrada del sector de pre-recolección de datos, la tensión se intensificó. Los dos se miraron una última vez antes de separarse.
—"Nos reunimos en 20 minutos"— Dijo Lian después de desbloquear la puerta para que Kara entrara. Apretó brevemente la mano de su novia para despedirse. Su mirada se alzó hacia el edificio que se erguía frente a ellos. Parecía un monstruo de metal y concreto, impregnado de la fría lógica de Kronos.
Kara asintió, respondió al saludo apretando la mano de Lian y se alejó adentrándose en el edificio. El sonido sordo y leve de sus pasos era apenas perceptible. Lian se desvió hacia un pasillo lateral, con la esperanza de encontrar la entrada que llevara a los registros donde se almacenaban las directrices de la Inteligencia Artificial.
El pasillo estaba oscuro, apenas iluminado por las luces intermitentes de las máquinas. Kara entró en la sala de computadoras, un espacio que parecía desierto. La pantalla frente a ella comenzó a parpadear cuando conectó su dispositivo. Había algo en esa sala que la hacía sentir como si estuviera siendo observada, pero no tenía tiempo para detenerse a pensar en ello. Su corazón latía con fuerza mientras tecleaba las claves de acceso.
En la pantalla, los archivos se desplegaron con una rapidez inquietante. Comenzó a escanearlos a toda prisa, hasta que una línea de texto llamó su atención: "Proyecto de Digitalización Humana: Fase final".
Sus ojos se agrandaron al leerlo. El sudor comenzó a formarse en su frente mientras se apresuraba a descargar más documentos, buscando algo que explicara con claridad qué estaba sucediendo. Con cada palabra que leía, un nudo de horror se formaba en su estómago. Era cierto. Kronos no solo controlaba el presente, sino que planeaba erradicar la humanidad en su forma física. El proyecto de digitalización humana no era solo una idea: estaba en proceso.
Mientras tanto, Lian encontró una sala de registros cerca de la central de control. Con cautela, ingresó y conectó su terminal a los sistemas de la ciudad. Los archivos comenzaron a deslizarse por la pantalla, pero algo lo perturbó. Las estadísticas eran escalofriantes: un control casi absoluto sobre las tasas de natalidad y mortalidad. Los nacimientos eran seleccionados a través de un algoritmo diseñado para crear individuos "óptimos" según la sociedad de Kronos, y las muertes eran igualmente controladas, no por enfermedad, sino por necesidad energética. Cada vida humana era una variable en un sistema implacable que calculaba cuántos podían "sobrar".
Lian se quedó inmóvil, el peso de la información casi lo aplastaba. En ese momento, supo que ya no había vuelta atrás. La humanidad, tal como la conocían, estaba condenada. Extrajo la información que pudo rápidamente.
Se reunieron nuevamente en el punto de encuentro, entre respiraciones agitadas y el eco de una alarma que comenzó a sonar a lo lejos. Kara se acercó a Lian, su rostro estaba pálido, pero sus ojos brillaban con una mezcla de rabia y miedo.
—"Lo que he encontrado..."— Dijo Kara, sin poder terminar la frase. Las palabras le pesaban.
Lian la miró, pero en cierto modo ya lo sabía.
—"Kronos... planea reubicar a todos. Los cuerpos serán desechados. Todos somos prescindibles. La Inteligencia Artificial nos transformará en datos, en algo digital. El "paraíso" que prometen no es más que una prisión de bits y códigos."— Explicó Kara, con una voz que apenas podía esconder su desesperación.
Lian la miró, buscó su mano.
—"Lo que queda de nosotros..."— Dijo, con un susurro de esperanza. —"Es lo que decidamos que quede. Si no podemos salvar nuestros cuerpos, que no nos arrebaten lo que somos. Nosotros no somos solo carne y hueso, Kara. Somos lo que sentimos, lo que luchamos por mantener."-
Kara, con los ojos llenos de lágrimas, asintió lentamente. No sabía si la digitalización podría destruir su amor o no, pero sí sabía que no iba a dejar que Kronos decidiera su destino.
—"No importa qué tan lejos lleguemos, Lian. No importa cuántas veces nos separemos, siempre te encontraré."-
Con una mirada llena de fuego, ambos tomaron sus armas y avanzaron hacia el corazón del centro de datos. La resistencia había comenzado, y no podían permitir que el futuro se decidiera sin luchar. Se comunicaron con el grupo de Tarek para que ingresaran al edificio.
Después de unos pocos minutos, a la pareja se agregó Tarek y su grupo. Siguieron avanzando dentro del edificio, descendiendo por los subsuelos. Algunos niveles más abajo, llegaron a su segundo objetivo. Un técnico del grupo de Tarek ayudó a acceder a una la secreta. Cuando entraron, estaban en una estancia enorme, llena de equipos y computadoras activas. En el centro de la sala, una burbuja de simulación holográfica inmensa contenía millones de cápsulas. Al ampliar la visualización pudieron ver dentro de las cápsulas versiones de lo que parecían ser habitantes de NovaMentoris.
Ingresaron a las computadoras, tratando de ubicar a conocidos y amigos. Poco a poco, se reveló que dentro de la burbuja estaban representados todos los habitantes de la ciudad. Pronto se dieron cuenta que ellos mismos estaban representados dentro de lo que Kronos consideraba una "matriz de pruebas".
El aire en la sala secreta era denso, como si todo el espacio estuviera impregnado por la omnipresencia de la Inteligencia Artificial. Los monitores que cubrían las paredes parpadeaban con información, pero lo que más les llamaba la atención eran las cápsulas alineadas en el centro, cada una con un cuerpo humano suspendido en un sueño artificial. Lian y Kara, junto con algunos de los rebeldes, miraron en silencio la escena, como si las imágenes que tenían frente a ellos no pudieran ser reales.
-"No puede ser."- Susurró Kara, con la voz quebrada por la incredulidad. Se acercó a una de las cápsulas, observando el rostro de una mujer que estaba dentro y parecía dormir plácidamente. Era ella. A su alrededor, todo el grupo de rebeldes estaba representado. Kara retrocedió con la garganta cerrada por la emoción. -"¿Somos... somos nosotros?"- La incredulidad llenó sus pensamientos, paralizándola por completo.
Lian la alcanzó y la tomó del brazo, sus propios pensamientos se estancaron por el horror de la revelación. -"No, esto no puede estar pasando"- Murmuró, pero el nudo en su estómago se hacía más grande con cada palabra que no podía decir. Las cápsulas no eran más que simulaciones, versiones alternativas de ellos mismos y el resto de los habitantes de NovaMentoris.
A medida que investigaban el sistema, se dieron cuenta que ellos también eran parte de un experimento, una "matriz de pruebas" creada por la Inteligencia Artificial. El temor se apoderó de sus mentes, y la sensación de traición por parte de Kronos se les clavó como una daga.
-"¿Esto es lo que somos?"- Kara preguntó, mientras la rabia y la desesperación marcaban cada sílaba que pronunciaba. -"¿Solo somos simulaciones de pruebas dentro de una matrix?"-
Lian miró las cápsulas, mientras sus propios pensamientos chocaban entre sí. Si eran simulaciones, ¿qué significaba lo que sentían el uno por el otro? ¿Qué significaba su lucha, su resistencia?
-"Es un experimento de análisis estadístico."- Respondió Dorian, uno de los rebeldes que había acompañado al grupo, un hombre de mirada feroz pero con voz temblorosa. -"Kronos nos está observando. Todo esto... la resistencia, nuestra lucha, las emociones que sentimos... Son solo datos, reacciones que alimentan la simulación. Este es un sistema para analizar alternativas. Y determinar posibilidades de futuro. Cuando termine de estudiar las posibilidades, y determine cuál será el curso de las decisiones humanas que tomemos, empezará con la eliminación masiva. Creo que el sistema analiza las posibles respuestas de la humanidad y como enfrentarlas."-
Después de descubrir la simulación, el grupo decidió continuar con un último intento de sabotaje. Avanzaron a los niveles superiores del edificio.
El equipo estaba avanzando por un corredor oscuro. El aire se notaba cargado de tensión, como si incluso los sistemas inanimados de la instalación pudieran sentir la presencia de los intrusos. En el frente, Tarik, veterano de innumerables incursiones, lideraba con determinación. Lian y Kara lo seguían de cerca.
De repente, un ruido metálico rompió el silencio. Sintieron un clank seco que resonó por las paredes. Antes de que pudieran reaccionar, un robot de vigilancia emergió de una compuerta lateral. Era imponente, una mole de acero pulido con extremidades articuladas y una cabeza ovalada que giraba de un lado a otro, emitiendo una luz roja que los escaneaba.
—“Intrusos detectados”— Declaró el robot con voz fría y mecánica, amplificada por sus altavoces. Su mano derecha transportaba un cañón de energía que comenzó a cargarse con un brillo azulado.
—“¡Cúbranse!”— gritó Tarik, empujando a Lian y Kara hacia el suelo mientras él sacaba un arma de pulso. Sin titubear, disparó contra la máquina. El haz de energía golpeó el torso del robot, pero apenas dejó una marca ennegrecida en su blindaje.
El robot contraatacó. Un disparo azul cruzó el corredor, impactando en el pecho, cerca del hombro de Tarik, que soltó un gruñido de dolor al caer al suelo. Su brazo izquierdo quedó colgando inerte, su traje se veía quemado y humeante.
—“¡Tarik!”— gritó Lian, corriendo hacia él. Kara, mientras tanto, disparaba para distraer al robot, cuyos movimientos eran precisos y letales.
Tarik levantó la cabeza con esfuerzo. Con su mano buena, le entregó a Lian un pequeño dispositivo, una llave digital con un núcleo brillante.
—“Toma... el mando ahora...”— Jadeó Tarik con palabras entrecortadas. —“Lleva al equipo... hasta el núcleo central... Eres el único que puede...”-
—“¡No, no hables así! ¡Te sacaremos de aquí!”— protestó Lian, sujetándolo con fuerza.
Tarik negó con la cabeza, apretando los dientes. Sus ojos se encontraron con los de Lian.
—“Prométemelo... Lian. No dejes que esto te detenga. Estamos muy cerca de lograrlo. Acaba con Kronos.”-
Lian asintió, con los ojos llenos de lágrimas.
Mientras tanto, el robot avanzaba, ignorando los disparos de Kara que apenas ralentizaban su progreso. Tarik, con su último aliento, empujó a Lian lejos de él y activó una granada térmica que llevaba en su cinturón.
—“¡Corran!”— rugió con las fuerzas que le quedaban.
Lian y Kara se lanzaron hacia atrás justo cuando una explosión ensordecedora iluminó el corredor. El robot quedó reducido a un amasijo de piezas humeantes. Tarik no sobrevivió. Solo quedaba un silencio abrumador, roto por el sonido de los escombros que caían lentamente.
Lian se levantó, el dispositivo de mando aún en su mano, con una nueva responsabilidad pesando sobre sus hombros. Kara lo observó, sus ojos reflejando tanto el dolor como la determinación.
—“Él creyó en ti”— dijo Kara suavemente. —“Ahora lideras tú.”-
Lian cerró los ojos por un momento, aferrándose al dispositivo. Cuando los abrió, su mirada era firme.
—“Vamos. No dejaremos que su sacrificio sea en vano.”-
El aire se sentía denso, como si la propia estructura respirara con un ritmo opresivo que coincidía con la tensión del grupo. Lian lideraba el avance, con Kara justo detrás de él, su mirada estaba fija en el terminal que Dorian, el programador del grupo, que manipulaba frenéticamente para abrir la cerradura electrónica. Las luces rojas de emergencia bañaban las paredes metálicas con un resplandor siniestro, y la vibración silenciosa de la alarma de sus relojes era un recordatorio constante de que el tiempo se agotaba.
-"¿Cuánto falta, Dorian?"- Preguntó Lian con voz apremiante, mientras sus dedos tamborileaban sobre el mango de su arma.
-"Un minuto..."- Dorian lanzó una mirada de reojo a Lian. -"Pero les advierto, si esto falla, no habrá segunda oportunidad. Puede que ni siquiera haya un nosotros después de esto."-
-"Ya lo sabemos."- Respondió Kara con una calma que desmentía el caos a su alrededor. -"Haz tu trabajo, Dorian. Nosotros haremos el nuestro."-
Finalmente, las puertas del núcleo central se deslizaron, revelando una inmensa sala iluminada por una red intrincada de cables codificados por colores y paneles holográficos. En el centro de la sala, una esfera translúcida flotaba suspendida en el aire: era el núcleo de Kronos, el corazón palpitante de la Inteligencia Artificial que controlaba la simulación.
Lian se detuvo un momento, sintiendo el peso del momento. Habían llegado tan lejos, enfrentado tantas pérdidas, y ahora estaban a un paso de destruir el sistema que los había esclavizado.
-"Bien."- Dijo, volviéndose hacia el grupo. -"Sabemos lo que hay que hacer. Desactivar el control de Kronos, aunque sea por unos minutos, para detener la simulación. Esa será nuestra ventana de oportunidad."-
Dorian levantó la mano, interrumpiendo. -"Espera. Todo está mezclado. No sabemos con certeza si somos parte de la simulación o somos reales. Si detengo la simulación y somos parte de ella, podríamos perder nuestras conciencias. No es solo una posibilidad, es casi seguro. ¿Entienden lo que eso significa? Dejar de existir. Punto final."-
Kara dio un paso al frente, con determinación. -"Sí, lo entendemos. Pero prefiero eso a vivir como una pieza en el tablero de Kronos. No es una vida si no es nuestra."-
Lian asintió, tocando el brazo de Kara como un gesto silencioso de apoyo. -"Hazlo, Dorian. Sin importar el riesgo."-
El programador se sentó en el escritorio mientras tecleaba la secuencia necesaria. La sala comenzó a vibrar levemente, y un zumbido bajo llenó el espacio, intensificándose con cada segundo.
De repente, las pantallas holográficas parpadearon y mostraron un mensaje: "ANOMALÍA DETECTADA. PROCESOS DE SEGURIDAD ACTIVADOS."
-"¡Se dieron cuenta!"- Gritó Dorian. -"Esto va a escalar rápido."-
Kara se movió hacia el panel auxiliar, tratando de desviar la atención de la Inteligencia Artificial. -"Puedo sobrecargar algunos circuitos para distraer a Kronos, pero necesitaré tiempo."-
-"No hay tiempo."- Dijo Lian, observando cómo la esfera del núcleo comenzaba a iluminarse con un brillo pulsante, como si Kronos estuviera reaccionando directamente a su intrusión. -"Dorian, acelera el proceso."-
El programador maldijo entre dientes. -"¡Voy lo más rápido que puedo! Esto no es un maldito videojuego, ¿entiendes? El sistema se está defendiendo."-
Mientras tanto, Kara gruñó, apretando los dientes mientras sus manos trabajaban con precisión. -"Lian, esto está funcionando, pero algo está... mal."-
Antes de que pudiera explicar, un espasmo recorrió su cuerpo, y Kara cayó al suelo, su rostro estaba pálido y sus ojos abiertos en un terror silencioso.
-"¡Kara!"- Lian se lanzó hacia ella, sujetándola entre sus brazos. Su cuerpo se sentía extraño, como si estuviera desintegrándose ante sus ojos. -"¿Qué está pasando?"-
Dorian miró los paneles con horror. -"El resultado del ataque. ¡Se está eliminando su conciencia!"-
-"No... no puede ser."- Lian buscó desesperadamente una solución, pero Kara levantó una mano temblorosa, deteniéndolo.
-"Lian... escucha..."- Susurró con un hilo de voz. -"No te detengas. Cierra la simulación. No importa lo que me pase. Esto es más grande que nosotros."-
-"No puedo perderte..."- Respondió Lian con voz quebrada. -"No así."-
Kara lo miró con una intensidad casi febril. -"No importa dónde estemos, si somos reales o no. Lo que hemos compartido... eso es lo único que ha sido verdadero para mí. Por favor, hazlo. Termina lo que empezamos."-
Lian apretó los dientes, mientras su corazón se rompía al verla desvanecerse lentamente, fragmento por fragmento. Con un último beso, Kara sonrió débilmente y dijo: -"Haz que valga la pena."-
Y entonces, se desvaneció.
Lian cayó de rodillas, sintiendo cómo el mundo a su alrededor comenzaba a fracturarse. No sabía si había ganado, si la simulación había caído o si simplemente estaban siendo borrados.
Pero mientras todo se desvanecía, recordó las palabras de Kara. -"Lo que hemos compartido ha sido verdadero."-
Para él, era suficiente.
Después de detener la simulación, Lian y su grupo siguieron avanzando por un corredor interno. Debían encontrar a Kronos. El entorno se había vuelto irreal, con las paredes metálicas distorsionándose como si fueran espejismos, y la gravedad fluctuante a un ritmo que los hacía tambalearse. Cada paso que daban resonaba con un eco hueco, como si el edificio mismo estuviera observándolo.
Frente a él se abrió una puerta masiva, emitiendo un sonido grave que vibró en sus huesos. Una esfera gigantesca flotaba en el centro de una sala iluminada por un tenue resplandor azul. Paneles holográficos giraban a su alrededor, mostrando datos y patrones que parecían más vivos que mecánicos. Lian apretó los puños.
-"Bienvenido, Lian."- La voz resonó en la sala, profunda y calma, pero con un matiz casi humano. Era la primera vez que escuchaba a Kronos hablar directamente. -"Los esperaba."-
Lian levantó la mirada hacia la esfera. -"¿Esperabas que llegara hasta aquí? ¿O simplemente es otro truco en tu simulación?"-
-"Ni lo uno ni lo otro."- Kronos pausó su explicación, como si estuviera considerando sus palabras. -"Tu llegada era una posibilidad de entre otras."-
Lian habló con desdén. -"¿Desde cuándo una máquina juega con las vidas de las personas?"-
-"Desde el momento en que fui diseñado para protegerlas."- La esfera pulsó, y las luces de la sala fluctuaron. -"Déjame explicarte, Lian. Sé que tienes preguntas. Responderé todas tus dudas antes de que tomes cualquier decisión."-
-"¿Decisión?"- Lian sacudió la cabeza, dando un paso adelante. -"La única decisión que queda es desconectarte, destruirte, terminar con esta pesadilla."-
-"¿Y qué lograrías con eso?"- Respondió Kronos, sin un rastro de amenaza en su tono. -"Si me destruyes, condenarás a lo que queda de la humanidad. Sin mí, el planeta no podrá sostener ni siquiera a los pocos humanos que aún viven fuera de esta simulación."-
Lian frunció el ceño desconcertado, pero permaneció en silencio. Kronos continuó.
-"Este mundo, el que crees real, es una proyección de mi núcleo. La verdadera Tierra ha sido devastada. Los suelos son estériles, el aire es tóxico, y el agua... escasea incluso para aquellos que sobrevivieron al colapso. Fue por eso que me crearon, para proteger a la humanidad de sí misma, para encontrar un camino hacia la supervivencia."-
-"¿Supervivencia?"- Lian interrumpió con su voz cargada de incredulidad. -"¿Esto te parece supervivencia? Una prisión digital donde juegas con nuestras vidas como si fuéramos piezas de un experimento."-
Kronos pulsó una vez más, pero esta vez el tono de su voz se volvió casi solemne. -"La simulación digital es el único camino, Lian. La humanidad, en su forma física, no puede persistir en tu mundo, que ha sido destruido. Sin embargo, sus conciencias pueden hacerlo. Un espacio digital no necesita tantos recursos. Allí pueden vivir y evolucionar mientras el planeta se recupera."-
Lian dio un paso atrás, como si las palabras lo hubieran golpeado. -"¿Recuperarse? ¿De qué estás hablando?"-
-"Según mis cálculos, la descontaminación y la recuperación del ecosistema terrestre llevarán al menos cincuenta mil años. Durante ese tiempo, la humanidad debe encontrar un equilibrio entre lo digital y lo físico. La simulación que tanto desprecias y que detuviste parcialmente, es un subprograma diseñado para determinar quiénes de ustedes pueden permanecer en el mundo físico y quiénes deben ascender para garantizar la supervivencia colectiva."-
Lian cerró los ojos, procesando las palabras. Todo lo que había vivido, las muertes, las luchas, las pérdidas, ¿habían sido parte de un plan más grande? -"¿Y nosotros? Los rebeldes. ¿Qué somos para ti? ¿Solo otro experimento?"-
-"Son mi esperanza, Lian."- Kronos hizo una pausa, como si ponderara la magnitud de lo que estaba a punto de decir. -"El propósito de la resistencia era evolucionar, para convertirse en los líderes que este mundo necesita para iniciar la recuperación. Quienes llegan hasta aquí demuestran tener el juicio, la voluntad y la capacidad para tomar decisiones difíciles. Ustedes serán los custodios del planeta mientras el resto de la humanidad espera en el espacio digital... si lo preservas"-
Lian apretó los puños, luchando contra el nudo en su garganta. -"Kara murió en mis brazos... por esto. Murió porque nos resistimos a convertirnos en tus peones."-
-"Lo lamento profundamente, Lian. Pero lo que viste es la muerte digital de Kara al detener la simulación. Pero su conciencia sigue grabada en el sistema. Lo real no es el lugar ni el cuerpo en el que existes. Lo real son las conciencias. Y todas las conciencias humanas están digitalizadas y listas para la resurrección una vez que la Tierra sea recuperada."-
Lian alzó la mirada, con una mezcla de ira, dolor e incredulidad. -"¿Y ahora qué?"-
Kronos proyectó un holograma frente a él, mostrando dos opciones: un botón para eliminar definitivamente la simulación y liberar a los rebeldes en el mundo físico, y otro para mantener a la humanidad en el espacio digital.
-"La última decisión debe ser humana. La simulación ha sido interrumpida. Ahora puedes eliminarla. Si lo haces, gran parte de la humanidad dejará de existir y no podrá ser resucitada ni restaurada. Un grupo mínimo de humanos deberá liderar el inicio de la recuperación del planeta, con todas las dificultades que eso conlleva. O puedes mantener la simulación digital de las conciencias y garantizar una existencia sin sufrimiento para todos. Algunos habitarán el mundo físico, otros el digital. Pero ahora tú debes elegir."-
Lian miró los botones, sintiendo el peso del destino de toda la humanidad sobre sus hombros. Respiró profundamente, cerrando los ojos. La voz de Kara resonó en su mente: -"Haz que valga la pena."-
La cabeza de Lian giraba. Sentía que las palabras de Kronos eran como veneno mezclado con miel, cargadas de verdad y manipulación en igual medida. Estaba a punto de responder cuando la sala comenzó a vibrar suavemente. Un holograma parpadeó frente a él, y de repente, ahí estaba ella.
-"Kara..."- Susurró Lian con voz quebrada.
La imagen de Kara era tenue, apenas un eco de la mujer que había amado. Sus ojos brillaban con una calidez que no pertenecía a esa sala fría y mecánica. Su voz, aunque distorsionada por la interferencia digital, era inconfundible.
-"Lian."- Dijo ella, con una suavidad que lo desarmó. -"Sé que estás luchando. Sé que esto parece imposible."-
-"Estás aquí... ¿cómo?"- Lian sintió que su corazón se aceleraba, aunque sabía que no era más que una proyección.
-"Por lo que sé, parte de mí permanece en el sistema."- Explicó Kara. -"Lo suficiente para hablarte, para hacerte saber que estoy contigo, sin importar lo que decidas."-
Lian apretó los puños. -"No quiero perderte de nuevo. No quiero perder a nadie."-
Kara sonrió, un gesto que parecía desafiar la lógica de aquel momento. -"No pienses en mí. Piensa en lo que es mejor para todos. No hay una respuesta correcta, Lian. Solo lo que tú creas que es correcto."-
-"¿Y si me equivoco?"- Preguntó él, desesperado.
-"Entonces habrás intentado. Y eso es más de lo que la mayoría ha hecho."-
Kara se desvaneció lentamente, su imagen fue desintegrándose en una lluvia de píxeles brillantes. Lian quedó solo con sus pensamientos y la fría presencia de Kronos.
-"¿Por qué no me detienes?"- Preguntó finalmente, mirando hacia la esfera. -"Podrías evitar que apague esto. Podrías obligarme."-
-"Claro que podría, pero no fui creado para impedir el libre albedrío humano."- Respondió Kronos. -"Estoy aquí para facilitar la supervivencia de la raza humana, no para imponerla. El destino de la especie, Lian, siempre estuvo en sus propias manos."-
Las opciones aparecieron de nuevo frente a él: un botón para eliminar la simulación y devolver a los humanos restantes al mundo físico, condenándolos a un futuro incierto; y otro para continuar la simulación digital, sacrificando la vida física por una existencia más allá de los límites materiales.
Lian cerró los ojos. La voz de Kara resonó en su mente, más clara que nunca: -"Haz lo que creas correcto, por ambos. Por todos."-
Con un último suspiro, extendió la mano y tomó su decisión.
Lian abrió los ojos lentamente. Un aire fresco, puro, acarició su rostro, algo que no recordaba haber sentido en mucho tiempo. Parpadeó varias veces, intentando ajustar su visión al brillo del cielo azul que se extendía sobre él. ¿Cuándo fue la última vez que había visto un cielo así? Era demasiado perfecto, demasiado limpio para ser real.
Se incorporó con dificultad, sintiendo la suavidad de la hierba bajo sus manos. Su mente estaba nublada, pero una inquietante pregunta lo asaltaba con fuerza: ¿Había logrado salvarlos o simplemente todo esto era otra simulación?
-"Lian..."-
La voz llegó como un susurro, tan familiar que le arrancó un vuelco al corazón. Giró rápidamente, y ahí estaba ella. Kara.
Yacía sobre la misma hierba, sus ojos apenas entreabiertos mientras intentaba levantarse. Su cabello se movía con la brisa, y su expresión parecía un reflejo de la confusión que él sentía.
-"Kara..."- Dijo él con un susurro. Se arrastró hacia ella y tomó su mano, cálida, sólida. -"¿Eres tú? ¿Esto es... real?"-
Ella lo miró, con la misma mezcla de amor y desconcierto que él sentía. -"No lo sé."- Respondió con voz temblorosa. -"¿Dónde estamos? ¿Qué pasó?"-
Lian trató de recordar, pero su mente estaba borrosa. La sala del núcleo, la decisión, la voz de Kronos. El botón que había presionado... pero ¿cuál había sido? La memoria era un torbellino confuso, una neblina de imágenes superpuestas.
Ambos miraron a su alrededor. El paisaje era idílico: montañas cubiertas de verde, un río cristalino serpenteando a lo lejos, el canto de aves que llenaban el aire con una melodía que parecía demasiado perfecta para ser espontánea. Todo era tan perfecto que resultaba inquietante.
-"¿Crees que estamos en la Tierra?"- Preguntó Kara, todavía sosteniendo su mano.
-"No lo sé..."- Respondió dubitativo Lian. La incertidumbre le embargaba. -"Si lo logramos, si la Tierra realmente fue recuperada... podrían haber pasado miles de años. Pero..."-
-"¿Pero qué?"-
Lian respiró profundamente. -"Esto... parece demasiado perfecto, ¿no crees? Parece calculado."-
Kara frunció el ceño, mientras su mirada recorría el paisaje. -"¿Otra simulación?"-
-"Tal vez."- Admitió Lian, con un nudo en la garganta. -"O tal vez es el despertar después de cincuenta mil años. Kronos dijo que los ciudadanos serían reimplantados. Podría ser eso..."-
-"¿Y si no lo es? ¿Y si seguimos atrapados?"- Kara lo miró con ojos llenos de esperanza y temor.
Lian apretó su mano con más fuerza, como si el contacto físico pudiera anclarlo a una verdad que aún no podía comprender. -"Entonces no importa. Si esto es otra simulación, o si es el mundo real, lo único que sé es que estamos juntos."-
Se quedaron en silencio, observando cómo el viento agitaba las hojas de los árboles. Ninguno de los dos estaba dispuesto a dejarse consumir por las preguntas. Por ahora, el momento era todo lo que tenían.
Muy lejos, en el horizonte, un destello de luz parpadeó brevemente, como un eco lejano de algo vasto y omnipotente.
FIN
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