sábado, 10 de agosto de 2024

Fábula: El Corazón y la Estrella

 


El Corazón y la Estrella

Género: Fábula

Tags: amor, amor real, amor no correspondido


Sinopsis: Había un corazón que amaba con todo su ser a una estrella que brillaba en lo alto del cielo. Su amor nunca fue correspondido. Pero el corazón, que sabía amar, entendió que su amor era suficiente para iluminar el universo.

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El Corazón y la Estrella

Un corazón latía con fuerza en un rincón del universo. Este corazón amaba con todo su ser a una estrella que brillaba en lo alto del cielo. Cada noche, enviaba sus pulsos de amor hacia la estrella, aguardando un destello, un gesto que revelara que sus sentimientos eran correspondidos.

Pero la estrella, absorta en su propio resplandor, nunca percibió los latidos del corazón. Pasaron los días, las noches, los años y los siglos, mientras el corazón seguía amando en silencio. El tiempo fluía como un río sereno, pero para el corazón, parecía haberse detenido en una espera eterna.

Con el paso de los años, el corazón empezó a sentir el peso del tiempo. Su amor, aunque constante, se teñía de una suave melancolía, como una flor que, aun en su plenitud, comienza a marchitarse. A pesar de su devoción y perseverancia, la estrella nunca dirigió su mirada hacia él.

Un día, en el ocaso de su existencia, el Tiempo, que todo lo ve, se acercó al corazón y le susurró: "Pequeño corazón, tu amor es puro y eterno, pero amar no siempre significa ser correspondido. No te aferres a la espera de lo que nunca llegará. Deja que tu amor fluya hacia otros rincones del universo, donde pueda ser acogido y apreciado."

El corazón escuchó al Tiempo y comprendió la sabiduría de sus palabras. Con un último latido de esperanza, dejó de esperar el gesto que nunca llegó y decidió liberar su amor al vasto cosmos. Al ser liberado, su amor se transformó en luz, enriqueciendo las vidas de aquellos que también anhelaban ser amados.

Y así, aunque la estrella nunca correspondió al amor del corazón, el universo entero se llenó de su luz, recordando que el verdadero amor es aquel que se da sin esperar nada a cambio. Porque la felicidad que se afianza en la respuesta del otro es como un espejismo en el desierto: fugaz, incierta, y siempre al borde de desvanecerse. Pero la dicha que brota de amar sin condiciones, sin la espera de ser correspondido, es la única que perdura, porque nace de un corazón libre y pleno, sin ilusiones de respuestas que nunca llegarán.

Aquellos que no saben amar no pueden corresponder. Pero los que saben amar, iluminan la vida de aquellos que les rodean.

 




 

 

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