El Despertar de Cada Día
Cuando miras atrás, es imposible no sonreír con ternura al recordar a esa versión joven de ti mismo, con esas enormes ganas de vivir, tu carácter dulce y las dudas infinitas que te atravesaban. Eras como un río naciente, lleno de posibilidades, pero sin un rumbo claro que seguir. Sin embargo, la vida, siempre sabia e implacable, te llevó por un sendero que nunca te dejó detenerte; solo permitió que crecieras, aprendieras y te transformaras con cada paso, con cada experiencia.
El viaje no fue fácil, no. Entre momentos agridulces, pérdidas que te desbordaron y fracasos que casi apagaron tu luz, la vida te moldeó. En esas idas y venidas, en esos días de sombras y amaneceres inciertos, te fuiste transformando. Y aunque en algunos instantes perdiste el rumbo, nunca dejaste de avanzar, nunca dejaste de ser quien eras. Sin saberlo, callada y silenciosamente, te convertiste en alguien más fuerte, más sabio y más lleno de amor.
Y entonces, una mañana cualquiera, el sonido de una vieja melodía resuena en tu memoria. Te detienes, cierras los ojos y, por un instante, vuelves a ser aquella persona soñadora que alguna vez fuiste. Descubres que los sueños que creías olvidados siempre estuvieron ahí, latentes, formando parte de cada aliento, esperando el momento perfecto para recordarte que aún tienes mucho por dar.
Ese momento, ese despertar, es el recordatorio más hermoso: te enseña que vivir es una obra en constante creación. Aprendes a observar, a respetar las historias que los demás llevan consigo, y a entregarte al amor filial, desinteresado y puro, que es lo que verdaderamente llena de sentido tu existencia. Es en el dar, en el compartir tu luz con los demás, donde encuentras la plenitud.
Porque, al final, el viaje no se trata de llegar a un destino, sino de transformar cada paso que das en una oportunidad para amar más, crecer más y ser la mejor versión de ti. La vida, con todas sus cicatrices, su dolor y su belleza, es un milagro; y tú, un ser destinado a dejar huellas de amor en cada alma que toque la tuya.
FIN
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