Conversaciones Imposibles
Ya Es Viernes
por Rodriac Copen
Juana Kafka y yo estábamos preparando el almuerzo.
Juana comentaba mientras picaba cebolla —"Vos no entendés, Rodriac... los viernes en mi ex-colegio eran como zona de guerra. Y la jefa, pobre mujer, se transformaba. Se ponía loca. Porque estaba separada, sin novio y el fin de semana se le hacía más largo que la Ilíada."—
Respondí mientras revolvía la salsa —"Me hace acordar a una película que vi: los empleados sufridos intentando enganchar a su jefa insufrible porque descubrieron que la mujer estaba así por falta de amor, autoestima caída y cero vida social."—
Juana me dijo divertida —"¡Esa película la deberían pasar como material obligatorio en las capacitaciones docentes! Cómo sobrevivir al jefe en los viernes"—
Me reí mientras dije —"Capítulo dos: ignore a los compañeros que a las once de la mañana ya huelen a asado imaginario."—
Kafka dejó por un momento el picado de cebollas —"Capítulo tres: cuando el Excel te pregunta si querés guardar cambios, contestale: Querido, no me alcanza la vida para tanto"—
Ambos nos reímos. Juana se secaba las lágrimas, no se si era por por la cebolla o por la risa que le daba recordar los buenos momentos de nuestra profesión.
Me acordé de algo: —"¿Juana, sabías que hace un tiempo leí un estudio —bueno, un “estudio”— sobre cómo un bostezo de las 10:30 se propaga como pandemia? Que uno bosteza en la sala de maestros y a los cinco minutos ya tenés a toda la escuela como si fuera un coro gregoriano de flojera."—
Juana dijo divertida: —"¡Obvio! Yo lo viví. Se contagia más rápido que la varicela en primaria. Y lo mejor es que si la jefa veía a alguien bostezar, lo tomaba como un ataque personal. ¿Te aburro, Gómez?”— imitó a la jefa con voz impostada.
Le dije: —"Eso nos lleva a lo mejor de todo: ¿Cómo sería nuestra guía irónica para identificar a los seres de viernes?"—
Juana se prendió riendo al reto —"Número uno: el que llega con remera hawaiana. Aunque estemos en pleno julio y haga tres grados. Ese ya se declaró de vacaciones mentales."—
Asentí y di mi opinión: —"Número dos: el falso productivo. Teclea como si escribiera la Enciclopedia Británica, pero si mirás bien, está buscando vuelos a Bariloche."—
Juana propuso —"Número tres: el Houdini. A las 15:01 desaparece. Y vos pensás: '¿No tenía clase hasta las cinco?'. Misterio digno de Kojak..."—
Me reí: —"¿KojaK? Jaja... ¡que setentoso! Yo la veía cuando era pendex, Kafka?"—
Juana dijo —"Sí. Mi viejo la veía, pero a mí no me gustaba."- y luego de pensarlo un poco me preguntó -"¿Y yo, Rodriac? ¿Cómo hago mi personaje de viernes? Según creo soy mucho más graciosa que todos estos personajes ¿O no?"—
Yo asentí: —"Ni hablar. Además, vos me corregís todo con ternura, no con existencialismo."—
Nos reímos mientras servíamos el almuerzo. Había complicidad en el aire.
La miré con picardía —"Igual, ¿sabés qué? Mi fin de semana ideal siempre te incluye a vos. Y te advierto, Juana Kafka, que para este finde tengo pensado darte... como cajón que no cierra."—
Juana alzó la ceja, mientras se sonreía con ironía —"Ya sabía yo que el menú del fin de semana venía con 'postre doble'."—
FIN
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