El Precio del Silencio
Capítulo 1: American News Central
Katherine Prescott era una mujer poderosa y astuta, dueña de la influyente cadena de noticias American News Central (ANC) con gran influencia a nivel mundial. Su vida parecía perfecta mostrándose al mundo como una empresaria exitosa, que detentaba el control absoluto de un imperio mediático fundado por su padre en la década de los ochenta.
El padre de Katherine, William Prescott, construyó ANC desde sus humildes inicios hasta convertirla en un gigante mediático. William era un hombre visionario, pero también despiadado, dispuesto a hacer cualquier cosa para consolidar su imperio económico y sus influencias. Katherine creció bajo la tutela de su padre, aprendiendo de él los trucos despiadados del negocio y cómo llevar la cadena con mano de hierro.
Uno de los periodistas estrella de la cadena entrevistó a la CEO de ANC luego de la obtención de un premio por la excelencia en periodismo digital:
Richard Caldwell -"Buenas noches, Katherine. Gracias por estar aquí con nosotros para esta entrevista exclusiva. Sabemos que ha sido un año particularmente desafiante para ANC. ¿Cómo está manejando la presión de mantener el legado de su padre en un panorama mediático tan cambiante?"-
Katherine -"Buenas noches, Richard. La presión siempre está presente, pero creo que mi padre me preparó para enfrentar situaciones como estas. Su enseñanza más importante fue que el poder de los medios no radica solo en la audiencia que alcanzamos, sino en nuestra capacidad para mantenernos firmes frente a las presiones externas."-
Richard Caldwell -"Hablando de presiones externas, ha habido rumores sobre intentos recientes de ciertos sectores políticos por influir en nuestra línea editorial. ¿Es cierto que ANC ha recibido presiones y amenazas relacionadas con las investigaciones en curso?"-
Katherine respondió con un tono firme de voz. -"No puedo entrar en detalles específicos, pero sí, ANC ha sido objeto de presiones, como lo ha sido en el pasado. Estas situaciones son un recordatorio de por qué nuestra independencia es crucial. Mi padre solía decir que los políticos intentarán encantarte con promesas y atacarte cuando no cumplas con sus expectativas. Eso es exactamente lo que estamos viendo ahora."-
Richard Caldwell -"¿Diría entonces que esta situación refuerza su compromiso con los principios de la cadena?"-
Katherine -"Absolutamente. El espíritu de ANC piensa que el periodismo informa; cuestiona, incomoda y, cuando es necesario, enfrenta al poder. Esos valores guían cada decisión que tomamos. Aunque hay días en los que la sombra del legado parece abrumadora, también encuentro en ella una fuente de fortaleza. ANC no se fundó para ceder ante las amenazas, y no lo haremos bajo mi liderazgo."-
Richard Caldwell -"Katherine, ¿cuál es el mayor desafío que enfrenta ANC en este momento?"-
Katherine -"Diría que es la desinformación. La competencia ya no es solo con otras cadenas, sino con un flujo incesante de noticias falsas que erosionan la confianza del público en los medios. Y también la compra de favores políticos a periodistas, productores y medios de comunicación. Muchos medios viven estrictamente de la pauta oficial. Y la consecuencia es la pérdida de la objetividad periodística. Mi padre siempre decía que la verdad era incómoda, pero hoy en día, incluso la verdad parece estar bajo ataque constante. Para un periodista, mantener la credibilidad en este entorno debe ser la prioridad número uno."-
Richard Caldwell -"Es evidente que su compromiso con la verdad y la independencia es inquebrantable. Gracias por compartir estas reflexiones con nosotros, Katherine."-
Katherine -"Gracias a ti, Richard. Mi padre solía decir que ANC era un pilar de la democracia. Mi trabajo es asegurarme de que siga siéndolo, pase lo que pase."-
American News Central (ANC) tuvo sus humildes comienzos hacia 1982, cuando William Prescott, un emprendedor con visión estratégica, fundó una pequeña emisora de radio en una ciudad del medio oeste. En ese entonces el país atravesaba por tensiones políticas y un paisaje mediatizado, dominado por grandes corporaciones. Prescott vio una oportunidad latente en una radio local, y tuvo la idea de ofrecer noticias objetivas y accesibles a las comunidades que se sentían ignoradas por las grandes cadenas.
Su emisora rápidamente ganó popularidad por el enfoque directo de noticias importantes y su capacidad para descubrir problemáticas locales, algo que las grandes cadenas nacionales no podían ofrecer. Aprovechando el éxito inicial, Prescott expandió ANC a otras ciudades, convirtiendo la emisora en una red de estaciones de radio.
Durante la mayor parte de la década del 80, William se dio cuenta que la verdadera influencia estaba en manos de la televisión, y comenzó a adquirir canales locales, transformando su conglomerado en una red de radio y televisión de rápido crecimiento.
Katherine siempre recordaba con especial atención, una de las tantas conversaciones que tuvo con su padre William, allá por los años noventa cuando, a sus veinte años recién cumplidos, entró al despacho y le habló sobre sus ideas, con una mezcla de sabiduría y determinación.
William le miraba con un destello de orgullo al decir -"Katherine, querida, ven, siéntate. Hay algo que quiero que entiendas, algo que va más allá de los negocios, algo que tiene que ver con la esencia de lo que hacemos aquí"-
Katherine se sentó mientras asentía -"Claro, papá. ¿De qué se trata?"-
William se recostó en su silla, cruzando las manos frente a él -"Nuestro trabajo, el trabajo de ANC, no es solo informar a la gente, no es solo competir en los índices de audiencia o vender publicidad. No, nuestro verdadero propósito, la razón por la que fundé esta cadena, es mucho más profundo que eso"-
Katherine le observó atentamente, notando la seriedad en el tono del discurso. William, haciendo una pausa para elegir sus palabras cuidadosamente le dijo -"El periodismo tiene un poder inmenso, y con ese poder viene una responsabilidad igualmente grande. Nosotros, como medio de comunicación, somos el cuarto poder. No estamos aquí para complacer a los políticos, ni para servir de altavoz para sus intereses. Estamos aquí para controlarlos, para cuestionarlos, para asegurarnos que rindan cuentas al público"-
Katherine asintió, comprendiendo la importancia de lo que su padre decía.
William continuó -"Los políticos, en su mayoría, tienden a olvidar para quién trabajan. Se envuelven en su propio poder, en sus propias ambiciones, y a menudo, sacrifican el bien común por sus propios intereses. Pero nosotros, Katherine, no debemos olvidar nunca nuestra misión. ANC existe para ser la voz del pueblo, para ser el perro guardián que ladra cuando hay peligro, que muerde cuando es necesario"-
Katherine respondió con un tono reflexivo -"Siempre he sabido que lo que hacemos es importante, papá, pero nunca lo había pensado como una responsabilidad de tanta magnitud"-
William asintió -"Es una responsabilidad enorme, y no todos pueden manejarla. Habrá momentos en los que te sentirás presionada, incluso amenazada, para silenciar una historia o para ignorar una verdad incómoda. Pero en esos momentos, debes recordar esto: nuestro deber es con la verdad, no con los poderosos"-
Katherine recordó su promesa -"Entiendo, papá. Haré todo lo posible para estar a la altura de esa responsabilidad. ANC no se doblegará bajo mi dirección."-
William Prescott sonrió con orgullo -"Lo sé, Katherine. Lo sé. Pero nunca olvides que los políticos vendrán a ti con sonrisas y promesas, pero si no los vigilas, también serán los primeros en intentar destruir lo que hemos construido. Nunca bajes la guardia."-
Esas palabras quedarían grabadas en su memoria para siempre.
Finalmente, en un tono más suave, su padre dijo -"La verdad puede ser incómoda, incluso peligrosa. Pero es nuestro deber defenderla, a cualquier costo. El periodismo debería ser un pilar de la democracia. Y algún día, cuando me haya ido, tú deberás proteger todo esto. Confío en que harás lo correcto"-
La década de los 90 fue un periodo de expansión explosiva para ANC.
William Prescott se convirtió en un maestro de la negociación y adquirió un ojo entrenado para la búsqueda de oportunidades. Fue así que compró canales de televisión a lo largo del país, aprovechando el auge de las noticias por cable y la desregulación del sector informativo por parte del gobierno federal. Prescott llegó a la prensa escrita y lanzó los primeros diarios impresos bajo la marca ANC, consolidando así su presencia en las grandes ciudades.
Durante este periodo de oro, ANC comenzó a expandirse internacionalmente. Inicialmente hacia América Latina, donde había un mercado creciente de noticias y entretenimiento en español. Al adquirir y lanzar medios en México, Argentina, y Brasil, ANC se estableció como una fuerza dominante en el panorama mundial.
Con el cambio de milenio, ANC no era solo una cadena nacional, sino un conglomerado global de medios. Bajo la firme dirección de los Prescott, ANC lanzó su plataforma de noticias en línea hacia 1999, aprovechando el auge de internet. Esta decisión catapultó a ANC a la vanguardia de los medios digitales, posicionándola como un líder en el emergente mundo de internet.
ANC se convirtió en un jugador clave de la opinión pública, y su influencia se extendió más allá de los medios de comunicación. La cadena ejerció una considerable influencia en la política, estableciendo estrechos lazos con figuras públicas y partidos de todo el mundo.
William Prescott, conocido por su habilidad para negociar en los círculos de poder, se aseguró que ANC tuviera acceso exclusivo a noticias de última hora y entrevistas con líderes mundiales, consolidando su reputación como una fuente confiable y poderosa de información.
Con el tiempo, Katherine Prescott, obtuvo el mando principal del imperio fundado por su padre, y enfrentó el desafío de mantener la integridad y el éxito de ANC mientras navegaba en un mundo mediático cada vez más complejo y fragmentado. Bajo su liderazgo, la cadena continuó siendo una fuerza poderosa, pero la presión por innovar y mantenerse a la vanguardia requirió de una renovación de las estrategias globales.
La cadena siguió siendo clave en política y economía, pero el futuro de ANC dependía de la capacidad de su líder para adaptarse a los cambios en los paradigmas políticos y mantener su influencia en un mundo en constante evolución.
El Precio del Silencio
Capítulo 2: Secretos Oscuros
Katherine Prescott, conocida por su astucia, determinación y una habilidad casi sobrenatural para anticipar los movimientos de sus competidores, fue capaz de llevar a la cadena ANC a lo más alto del panorama mediático mundial.
Sin embargo, a pesar de su éxito profesional, su vida personal siempre estuvo plagada de secretos cuidadosamente ocultos bajo la fachada de una mujer de negocios intachable.
Años atrás, cuando Katherine aún no había asumido el control de ANC, conoció a un joven y carismático senador en una gala benéfica. Este hombre, conocido por su enigmático encanto y habilidad política, estaba en pleno ascenso, con sus ojos puestos en una incipiente carrera presidencial. Desde el primer momento, hubo una atracción palpable entre ellos, algo que Katherine fue incapaz de ignorar.
La sala estaba decorada con elegancia, las luces iluminaban suavemente a las figuras más influyentes de la política, los negocios y el espectáculo, que se mezclaban mientras sonaba una música suave de fondo. Katherine, con un vestido negro de alta costura, se movía con gracia entre los invitados. Su presencia irradiaba poder y confianza. Mientras se acercaba a la barra para tomar una copa de vino, fue interceptada por el senador J.Reed, un hombre atractivo y carismático, conocido por su habilidad para navegar con destreza en el mundo de la política. Los dos se miraron durante un momento antes de que Reed le hablara.
J.Reed le dijo con encanto -"Katherine Prescott en persona. La mujer que logra hacer que hasta los políticos más endurecidos sientan respeto... y quizás un poco de miedo."-
Katherine se giró hacia él, levantando una ceja con una enigmática sonrisa, mientras sostenía su copa de vino. Respondió con una sonrisa juguetona -"Senador Reed, no sabía que el miedo estaba entre sus emociones. Pensé que solo tenía espacio para la ambición."-
El Senador Reed respondió con un tono suave -"Bueno, uno debe tener cuidado con sus emociones cuando está en la misma sala que una mujer tan... influyente como usted."-
Katherine lo miró con una expresión inteligente mientras respondía con un ligero tono de coqueteo -"Influencia... una palabra interesante. Pero también puede ser peligrosa, ¿no cree? El poder tiene una forma curiosa de hacer que la gente revele su verdadera naturaleza."-
El Senador Reed respondió con aire divertido -"Y la influencia también tiene una forma curiosa de atraer a los más ambiciosos. Aunque, en mi caso, Katherine, diría que es más una cuestión de admiración."-
Katherine tomó un sorbo de vino, disfrutando del juego verbal mientras mantenía su mirada fija en él. -"¿Admiración? ¿Es eso lo que está sintiendo en este momento, senador? ¿O hay algo más detrás de esas palabras cuidadosamente elegidas?"-
J.Reed respondió sonriendo -"Tal vez un poco de ambos. Pero uno no llega a donde estoy sin reconocer el valor de alguien que además de comprender el poder, lo maneja con elegancia."-
Katherine dejó que sus labios se curvaran en una amplia sonrisa. Y mientras jugaba con su copa, respondió -"¿Está tratando de halagarme, senador? Debo decir que es refrescante escuchar algo más que promesas vacías y discursos ensayados en un evento como este…"-
El Senador Reed se acercó ligeramente y bajó su tono de voz para decir -"Creo que ambos sabemos que las promesas vacías no tienen cabida aquí. Aunque, si alguna vez desea una conversación más… directa, estoy seguro de que podríamos encontrar un momento más privado."-
Esa conversación dejó en Katherine una impresión duradera y lo que comenzó como una serie de encuentros casuales, se convirtió rápidamente en un romance apasionado y clandestino. Ambos sabían que estaban jugando con fuego: Katherine era una figura mediática con una reputación que proteger, y él, un senador ambicioso cuya carrera dependía de mantener una imagen intachable. Pero la atracción, la sensualidad y el peligro aumentaron la intensidad de su relación.
El romance se mantuvo en secreto durante años, oculto incluso para los círculos más cercanos de ambos. Encuentros en habitaciones de hotel bajo nombres falsos, comunicaciones a través de teléfonos desechables, y una mínima red de contactos de confianza que ayudaban a mantener el secreto, formaban parte de un juego peligrosamente clandestino.
Mientras la relación crecía, también lo hacía el riesgo de ser descubiertos.
El senador finalmente logró lo que tanto deseaba: ganó las elecciones y se convirtió en presidente. Su ascenso al poder fue celebrado por la nación, y ANC fue fundamental al cubrir cada paso de la campaña y su eventual victoria.
Con el poder, vino un aumento natural en el escrutinio. Como presidente, cada aspecto de la vida de J.Reed estaba bajo constante vigilancia, y cualquier desliz podía ser detectado por la prensa o los servicios de inteligencia.
A medida que las presiones aumentaron, la relación se volvió más peligrosa. Y lo que había iniciado como una aventura y un escape secreto y apasionado, se convirtió lentamente en una carga para ambos, un peso cada vez más difícil de llevar. J.Reed no era para ese entonces un dechado de virtudes. Era un secreto a voces que cosechaba amantes.
En el interior de una habitación de hotel, iluminada tenuemente por la luz que se filtraba a través de las cortinas. Katherine Prescott estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia afuera con una copa de vino en la mano. Completamente desnuda, su cuerpo solo estaba cubierto por una bata transparente. J.Reed estaba sentado en el borde de la cama, vistiéndose con algo de prisa.
La tensión entre ellos era palpable, y una mezcla de pasión reprimida y conflictos no resueltos parecían agobiarles.
Katherine dijo sin mirarlo, con un tono frío y controlado. –“¿Alguna vez te detuviste a pensar en lo que estoy arriesgando por esto, Jonathan?”-
J.Reed suspiró, respondiendo mientras continuaba vistiéndose. –“¿De verdad crees que no lo sé? Estoy tan comprometido como tú, Katherine. Si alguien descubre esto, no solo mi carrera estaría en ruinas, mi familia…”- Dejó la frase sin concluir.
Katherine se giró hacia él, con una mirada afilada. –“Tu carrera. Tu familia. Tu… Siempre tu. Mientras yo manejo una cadena de noticias y pongo en juego mi reputación a cada paso. He tenido que influir en periodistas, hablar con ellos de maneras que nunca pensé que haría, para asegurarte esa presidencia. ¿Y ahora qué?”-
J.Reed terminó de ajustarse los zapatos mientras contestaba. –“Lo que hiciste fue por nosotros, Katherine. Sabías lo que estaba en juego. Te he devuelto favores de la mejor manera que he podido… contratos exclusivos para ANC, aprobaciones de pliegos… ¿Qué más quieres?”-
Katherine cerró los ojos mientras respondió indignada. -“No me creas tan mezquina. No hablo de negocios. Estoy hablando de ti, de mí y de tu propia hija Sarah…”- Unas lágrimas escaparon de sus ojos.
J.Reed se levantó, tratando de acercarse a ella, pero Katherine dio un paso atrás, manteniendo la distancia mientras continuaba. –“Y no digas ‘nosotros’, Jonathan. Esto siempre ha sido por ti. ¿Qué hay de tus otras amantes? Mientras tanto, yo he llevado la carga de proteger a Sarah. ¿Sabes cuántas veces he tenido que mentir, manipular historias, borrar rumores, todo para mantener su nombre y el tuyo fuera de las portadas?”-
Sarah secretamente era hija de J.Reed. Ocultarle a su única hija la identidad de su padre era una carga muy difícil de llevar para la empresaria.
J.Reed se detuvo, mientras su expresión se endurecía. –“¿Y crees que para mí ha sido fácil? Cada día soy un blanco, Katherine. Cada palabra que digo es analizada, cada mirada es interpretada. Esto no es solo tu sacrificio.”-
Katherine lo miró con una mezcla de decepción. –“¿Sacrificio? ¿Así le llamas a jugar al estadista perfecto mientras tu propia hija no sabe que existes? Yo dudo de cada decisión que tomo, de cada mentira que digo para protegerte, preguntándome si tú te revuelcas con otras amantes como lo haces conmigo.”-
J.Reed respondió con un tono más bajo, casi susurrando. –“¿De verdad crees eso de mí?”-
Katherine se cruzó de brazos, firme. –“¿Puedes decirme que no? ¿Que no ha habido otras mujeres? Tengo una legión de periodistas que te sigue, Jonathan. ¿Y crees que no lo sé? ¿Tan ingenuo eres? Yo vivo bajo el peso de estos secretos todos los días, soportando tu vida familiar y tu infidelidad. Pero tú… tú tienes una habilidad inquietante para compartimentar.”-
J.Reed se acercó un paso más, mientras su expresión cambiaba a una mezcla de culpa y defensa. –“No hay nadie más, Katherine. Solo tú. Siempre ha sido solo tú.”-
Katherine lo miró fijamente, buscando en sus ojos una verdad que temía no encontrar. –“Espero que sea cierto. Porque si descubro lo contrario, Jonathan, este secreto que he protegido con tanto cuidado se convertirá en tu mayor pesadilla.”-
J.Reed alargó su mano tratando de encontrarla, pero Katherine no respondió. –“No lo es, Katherine. Sé que no puedo darte todo lo que mereces, pero lo que tenemos… es real.”-
Katherine dio un último sorbo a su vino y se giró hacia la ventana nuevamente. –“La realidad es que nada puede durar para siempre, Jonathan. Y cuando llegue el final, será mejor que ambos estemos preparados para enfrentarlo.”-
El silencio cayó sobre la habitación. J.Reed la miró en silencio, mientras ella permanecía inmóvil, perdida en sus pensamientos.
Katherine sabía que si el romance se hacía público, las consecuencias podrían ser devastadoras. No solo arruinaría su reputación personal, sino que también podría destruir la credibilidad de ANC, una cadena que se había construido bajo la premisa de la objetividad y la imparcialidad.
Y para Sarah, la revelación de la identidad de su padre sería un golpe durísimo de soportar.
Para el presidente Reed, la situación era igual de grave. Un escándalo de tal magnitud no solo podría costarle la credibilidad, sino también destrozar a su partido y dejarlo vulnerable a ataques de numerosos oponentes políticos.
La relación extra matrimonial de J.Reed con Katherine no solo era un problema personal, sino una amenaza directa a la reelección.
Con el tiempo, Katherine Prescott y el presidente J.Reed comenzaron a sentir el peso de sus decisiones. Los encuentros se volvieron distantes y menos frecuentes, mientras una nube de temor y paranoia comenzó a nublar lo que una vez fue una pasión desbordante.
Katherine, que siempre fue la estratega más cerebral de la pareja, comenzó a planear una forma de distanciarse sin despertar sospechas, mientras J.Reed ahora buscando la reelección, empezó a considerar cómo proteger su carrera si la verdad salía a la luz.
El Precio del Silencio
Capítulo 3: Amenaza Silenciosa
Katherine Prescott había terminado una larga jornada en la sede de American News Central. Esa noche, después de dejar su oficina y regresar a su elegante apartamento en la ciudad, intentó relajarse, pero el destino tenía otros planes para ella. La dinámica de su vida, siempre marcada por reuniones y decisiones cruciales, se vio interrumpida por un mensaje inesperado.
Mientras Katherine disfrutaba de un momento de paz en su lujosa sala, su teléfono móvil vibró con una notificación. Era un mensaje de texto de un número desconocido. La pantalla mostraba un enlace y una breve advertencia: -"Mira esto si valoras tu futuro. Mi silencio tiene un alto precio para que la verdad no salga a la luz."-
Intrigada y alarmada, Katherine hizo clic en el enlace, que la llevó a un sitio web con solo botón de reproducción y un texto que decía: -"Mírate"-
El corazón de Katherine se aceleró mientras reproducía el contenido. La pantalla mostró una serie de fotografías compactadas en un video. Ella, junto al presidente Reed, capturados en momentos privados.
Las imágenes eran de una calidad perturbadora y revelaban detalles que solo ella y su amante conocían. Eran fotos que J.Reed había tomado con sus propias manos.
Las imágenes del video transmitían una intimidad entre amantes que Katherine siempre había guardado celosamente.
En una de las fotos, se le veía a ella y a J.Reed compartiendo un momento despreocupado en un yate privado, con el sol iluminando sus rostros mientras reían. En otra, ambos estaban en una habitación de hotel, con la luz tenue de las lámparas resaltando la cercanía de sus cuerpos y las miradas cómplices que se intercambiaban.
Había una especialmente perturbadora. Se la veía a Katherine, relajada, en ropa interior, abrazando a Reed mientras él escribía algo en un papel acostados en la cama. Capturaba un nivel de intimidad sexual que ella nunca habría imaginado expuesto. Lo más doloroso era que todas esas imágenes, tan personales y privadas, habían sido capturadas por el teléfono del propio Reed.
Las fotografías no solo amenazaban su reputación y la del presidente, sino que exponían la dualidad de su vida: una mujer poderosa pero emocionalmente expuesta en manos del hombre que ahora parecía ser el centro de esta tormenta.
La nota que acompañaba el contenido exigía una suma exorbitante de dinero, claramente diseñada para no exponer el secreto.
El impacto emocional del mensaje fue devastador. Katherine sintió una oleada de desesperación. Su primer instinto fue pagar el chantaje, pero rápidamente se dio cuenta que eso solo serviría como una solución temporal. La naturaleza del chantaje y el hecho que alguien hubiera logrado acceder a estos materiales comprometedores indicaban que el problema podría no ser tan simple como parecía.
Consciente de que cualquier traspié podría tener consecuencias desastrosas para ella, la ANC y para el mismísimo presidente, Katherine decidió que debía investigar por su cuenta. Sabía que no podía confiar en nadie dentro de su organización sin poner en riesgo la seguridad del proceso. Así que, sin perder tiempo, comenzó a trazar un plan meticuloso para descubrir quién estaba detrás de esta amenaza.
Tomó medidas inmediatas para proteger su seguridad y la de su empresa. Contactó a un antiguo investigador de ANC llamado David Sinclair, que tenía experiencia en casos de chantaje y espionaje corporativo. Según pensaba, era un amigo de confianza. Aunque estaba retirado, Sinclair había mantenido un perfil bajo y seguía siendo un experto en la materia. Katherine se reunió con él en una oficina discreta para discutir el caso.
David revisaba las imágenes en la computadora portátil de Katherine -"Sra. Prescott, necesito que entienda lo delicado de esta situación. Lo que discutamos aquí no puede salir de esta habitación. Ninguna filtración, ni siquiera a sus colaboradores más cercanos."-
Katherine estaba decidida -"Así será, David. Soy consciente de lo que está en juego. Pero, ¿cómo planeas manejar esto? No es la primera vez que alguien intenta chantajearme, pero esta vez… es diferente."-
Sinclair estaba concentrado en la pantalla, mirando las fotos del video de Katherine y el presidente -"Eso es lo que estoy intentando determinar. Quienquiera que esté detrás de esto tiene acceso al teléfono del presidente. Están utilizando un material extremadamente comprometedor, pero siempre hay algo que se puede rastrear… un error en los metadatos, un patrón en el montaje, algo que nos dé una pista sobre la identidad del chantajista."-
Katherine respiró profundamente -"Reed… no sé si él es tan cuidadoso como yo. Esto podría destruirnos a ambos. Esto no creo que venga de su esposa… quizá otra amante…"-
David Sinclair pareció encontrar algo en los archivos -"Aquí está… hay algo. El material original parece haber sido manipulado fuera del celular. Si puedo identificar la ubicación, quizá nos daría pistas del chantajista. Debo buscar patrones de compresión en el video, algo que me diga si se usó un software particular que pueda ser rastreado."-
La CEO de ANC preguntó -"¿Cree que podremos hacer algo? Esta persona… no solo es osada...es astuta."-
El detective se mostró cauteloso -"Nadie es perfecto. Siempre hay un rastro, por pequeño que sea. Pero necesitamos ser discretos. Si alguien más en ANC se entera de esto, o se filtra a la prensa... se acabó."-
Katherine Prescott le dijo mirándolo a los ojos -"No voy a dejar que esto me destruya."-
David Sinclair asintió mientras continuaba revisando los archivos -"Con un poco de suerte, encontraremos algo que nos acerque a nuestro objetivo."-
Katherine le preguntó -"¿Debería avisarle a J.Reed? ¿Tú qué opinas? "-
Sinclair meneó negativamente su cabeza -"No nos apresuremos. No se ofenda Katherine. Pero no tenemos forma de saber si esto puede ser algún tipo de trampa.”-
Con el correr de los días, Sinclair descubrió que el sitio utilizado para el chantaje había sido creado con tecnología de última generación, diseñada para ocultar la identidad del creador. Sin embargo, lograron rastrear algunos detalles sobre la conexión que se utilizó para subir el material. Los registros apuntaban a un proveedor de servicios en línea con sede en un país extranjero, conocido por ofrecer servicios de anonimato.
Las fotos que formaban parte del video indicaban que alguien había tenido acceso al mismísimo teléfono particular del presidente.
Tras varios días de investigación, Sinclair reveló un hallazgo sorprendente. Teniendo en cuenta las fechas de las fotografías, el investigador llegó a la conclusión que el chantaje parecía provenir de una ex amante del presidente. La fecha de la ruptura de Reed con ella, coincidía con las fechas aproximadas de las últimas fotos incluidas en el video.
Esta mujer probablemente conocía el pasado del presidente con Katherine, lo que le había permitido crear un plan de chantaje elaborado. En opinión de Sinclair, había contratado a expertos en ciberseguridad para garantizarse el anonimato.
David quedó con Katherine para encontrarse al día siguiente.
Horas después, a la mañana siguiente, Sinclair no se presentó a la reunión Al principio, la CEO de ANC pensó que podría ser un simple retraso o una emergencia de última hora, pero a medida que pasaba el tiempo, la preocupación creció. Decidió ir directamente a la oficina del investigador para averiguar qué estaba ocurriendo.
Al llegar al edificio, encontró una escena perturbadora. La policía estaba en el lugar, y el personal de seguridad del edificio estaba recibiendo instrucciones. El encargado del edificio, alterado, explicaba que David Sinclair había tenido un accidente. Según la versión oficial, David había caído por el hueco del ascensor al intentar bajar, lo que resultó en su muerte instantánea.
Katherine quedó estupefacta. La noticia fue un golpe demoledor y, al mismo tiempo, comenzó a hacerle eco en su mente la posibilidad que la muerte de Sinclair no fuera simplemente un accidente. Con la mente en plena actividad, se preguntó si había algo más detrás de la tragedia.
La escena del ascensor estaba llena de actividad: investigadores forenses, oficiales de policía y personal de seguridad del edificio trabajaban frenéticamente. Katherine observó la escena desde lejos con una creciente sensación de incomodidad.
Algunos periodistas de su canal cubrieron las noticias. El ascensor en cuestión era moderno y estaba bien mantenido, sin señales evidentes de falla técnica. El cableado parecía intacto, y el sistema de seguridad del ascensor no mostraba irregularidades. La puerta del ascensor había sido encontrada abierta en el piso de Sinclair, y el cuerpo del desafortunado investigador yacía en el hueco del ascensor, víctima de una caída fatal.
Las investigaciones policiales revelaron algo extraño: el sistema de seguridad del edificio, que tenía cámaras en cada piso, parecía no haber registrado el incidente. Los empleados explicaron que las cámaras habían estado inactivas por mantenimiento durante la noche, lo que era extremadamente conveniente para el contexto del accidente.
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Capítulo 4: Mark Sullivan
Tras la muerte de David Sinclair, Katherine Prescott estaba más decidida que nunca a resolver el misterio detrás del chantaje y el trágico incidente que había llevado a su investigador a la muerte. Entendía que había fuerzas en juego mucho más poderosas de lo que inicialmente había previsto. Tampoco podía ignorar la creciente sospecha que la muerte del investigador podría no haber sido fortuita.
Necesitaba la ayuda de alguien con habilidad y la integridad necesarias para enfrentar una trama de corrupción y engaño a gran escala.
Katherine sabía que la mejor manera de desentrañar el enigma detrás de la muerte de Sinclair era encontrar un detective con experiencia, reputación e integridad. A través de sus contactos en la política y en el mundo empresarial, empezó a buscar recomendaciones sobre los mejores detectives que trabajaban en la ciudad. Fue entonces cuando su búsqueda la llevó al nombre de Sullivan.
Mark Sullivan era un ex detective de la policía, con fama de tener una férrea ética de trabajo y una reputación intachable. Conocido por su capacidad para resolver casos complejos y su enfoque implacable, Sullivan era un personaje respetado en el cuerpo de policía y en la comunidad en general. Su carrera estaba marcada por casos de alto perfil y una serie de investigaciones exitosas que habían hecho justicia en situaciones muy difíciles.
Sin embargo, Sullivan también era conocido por su actitud directa y su rechazo a las influencias externas. Era un hombre de principios, que no se dejaba influenciar ni por dinero ni por poder. Esta actitud le había ganado tanto admiradores como detractores, pero Katherine entendía que su integridad era exactamente lo que necesitaba para enfrentar la corrupción y las conspiraciones que enfrentaba.
Katherine decidió contactar al detective. Sabía que para que él aceptara involucrarse, tendría que presentarle una situación que no solo fuera grave, sino también convincente. Utilizó sus conexiones para obtener una reunión privada con Sullivan, asegurándose que el encuentro se llevara a cabo en un lugar discreto.
La reunión se llevó a cabo en una elegante cafetería en el centro de la ciudad, lejos de las miradas curiosas. Katherine se reunió con Sullivan en una mesa reservada, rodeada de un ambiente de tranquilidad que contrastaba con la gravedad del asunto.
Katherine esperaba, tomando un sorbo de café mientras revisaba mentalmente lo que iba a decir. Sullivan llegó puntual, con una actitud seria y profesional. Era un hombre de estatura media, rostro curtido por años de experiencia y una presencia que imponía respeto. Saludó a Katherine con una inclinación de cabeza y se sentó frente a ella, preparado para escuchar.
Katherine extendió su mano para saludarle –“Detective Sullivan, gracias por aceptar esta reunión. Sé que su tiempo es valioso. “-
Sullivan estrechó su mano –“Señora Prescott, siempre es interesante cuando alguien de su nivel solicita mis servicios. Aunque debo admitir que no suelo aceptar casos relacionados con figuras públicas. Tienden a ser… complicados.”-
Katherine sonrió con un dejo de tristeza –“Créame, entiendo perfectamente su reticencia. Pero este caso no es solo complicado, es peligroso. Necesito a alguien que no solo sea competente, sino incorruptible. Todo lo que he oído sobre usted sugiere que es el hombre adecuado.”-
Sullivan arqueó levemente una ceja –“Aprecio el cumplido, pero antes de considerar cualquier cosa, necesito saber exactamente en qué me estoy metiendo.”-
Katherine suspiró, recostándose levemente en la silla para explicar –“Hace apenas unos días, un hombre de mi confianza, David Sinclair, murió en lo que las autoridades clasificaron como un accidente. Era mi investigador personal. Estaba trabajando en algo delicado, un chantaje que amenaza con destruir no solo mi reputación, sino también la de figuras muy poderosas.”-
Sullivan cruzó lo brazos –“¿Un chantaje? Necesito más detalles. ¿Quién le está extorsionando y qué quieren?”-
Katherine miró alrededor, antes de continuar en voz baja –“Por lo que Sinclair me dijo, hay una mujer –no sé su identidad- que tenía vínculos con el presidente… y conmigo, de manera indirecta. Posee pruebas comprometedoras que me vinculan sexualmente a Reed: fotografías, videos, mensajes. Quiere dinero, por supuesto, pero esto va más allá. Creo que alguien más está moviendo los hilos.”-
Sullivan entrecerró los ojos –“¿Qué le hace pensar eso?”-
Katherine respondió –“David dejó notas. Había comenzado a sospechar que el material que la mujer tenía en su poder lo adquirió porque alguien dentro de mi círculo o del círculo del presidente, le dio evidencia de que yo era su amante. Esto, solo un círculo muy estrecho lo sabe. Una o dos personas. Y son de la confianza tanto de Reed como de la mía.”-
Sullivan se inclinó hacia adelante. –“Así que está diciendo que no solo tiene un chantajista externo, sino también un traidor interno. Eso complica las cosas.”-
Katherine explicó con una nota de desesperación en su voz –“Lo sé. Y si eso no fuera suficiente, David murió investigando. El ascensor en el que estaba cayó por una falla técnica, pero todo me indica que fue manipulado.”-
Sullivan dijo tras una pausa reflexiva –“Es un terreno peligroso. Si lo que dice es cierto, hay mucha gente interesada en que usted calle.”-
Katherine lo miró fijamente –“Por eso necesito a alguien como usted. No puedo confiar en la policía; este asunto es demasiado sensible. Le ofrezco acceso total a los documentos, los informes de David, todo lo que necesite.”-
Sullivan explicó con voz firme –“Si acepto esto, habrá reglas. Necesito la verdad completa, sin omisiones, sin sorpresas. También necesitaré discreción total de su parte. Nada de maniobras que puedan alertar a los culpables.”-
Katherine asintió rápidamente –“Tiene mi palabra.”-
Con el acuerdo alcanzado, Sullivan comenzó a trabajar en el caso. Utilizó su experiencia para revisar los detalles del incidente de la caída del ascensor, examinando los informes forenses, entrevistando a los testigos y revisando las cámaras de seguridad del edificio, a pesar de las irregularidades en la grabación.
También se dedicó a rastrear las pistas que Sinclair había dejado en sus informes y cualquier posible vínculo con la manipulación del ascensor. Trabajó en estrecha colaboración con Katherine para cruzar la información y verificar cada pista.
A medida que avanzaba en la investigación, Sullivan comenzó a descubrir patrones y conexiones que confirmaban las sospechas de Katherine. El caso se convertía poco a poco en una red compleja de traiciones y conspiraciones, y el detective estaba decidido a llegar al fondo de la verdad.
La identidad de la posible chantajista resultó ser Evelyn Hart, una ex amante del presidente que había caído en desgracia.
Sullivan descubrió otra traición que lo dejó atónito. Uno de los más fieles colaboradores de ANC, Richard Caldwell, el hombre en quien siempre Katherine había confiado ciegamente, había resultado ser un topo.
Caldwell se había infiltrado en la computadora de Katherine durante años, extrayendo información confidencial y vendiéndola al mejor postor. Entre los datos filtrados se encontraba evidencia concreta del amorío de Katherine con el presidente J.Reed.
Caldwell, había estado motivado por una mezcla de ambición desmedida y antiguos rencores, y al parecer estaba dispuesto a sacrificar a Katherine en el altar de su avaricia.
Katherine se encontraba atrapada en una telaraña de intrigas y mentiras. El detective Mark Sullivan debería infiltrarse en la red en la que Caldwell había actuado, rastrear sus contactos, revelar identidades y, al mismo tiempo, buscar una forma de desmantelar la trama desde dentro. Era un juego peligroso, donde cada movimiento podía ser su último.
El Precio del Silencio
Capítulo 5: El Circulo
La colaboración entre Katherine y Sullivan se convirtió en una alianza poderosa en la lucha por descubrir la verdad detrás del chantaje y la muerte de Sinclair.
Mientras Sullivan profundizaba en la investigación, Katherine utilizaba sus recursos para asegurarse de que el caso no fuera enterrado bajo capas de corrupción y encubrimiento.
El desenlace del caso dependería de la habilidad de Sullivan para desentrañar la verdad y de la capacidad de Katherine para proteger su imperio mientras enfrentaba las fuerzas oscuras que amenazaban con destruir todo lo que había construido.
Katherine suspiraba, mirando los documentos –“Todo está entrelazado, Mark. Cada pieza parece encajar, pero la imagen completa sigue siendo borrosa. Sin David, esto se siente más… difícil de lo que imaginaba.”-
El investigador contratado por Katherine encontró pruebas que el ascensor había sido manipulado de alguna manera. Este ajuste fue sutil, pero suficiente para causar un mal funcionamiento y el accidente mortal.
La investigación también reveló que Sinclair había estado en contacto con Evelyn Hart, la sospechosa del chantaje, justo antes de su muerte. Aunque los detalles de estas interacciones eran vagos, había indicios que Evelyn había hecho un esfuerzo por contactar al fallecido, posiblemente con intenciones de asesinarlo.
Con la creciente evidencia que llegaba a su escritorio, Katherine se dio cuenta de que la muerte de Sinclair era parte de un esquema más amplio para mantener el secreto el chantaje y proteger a Evelyn Hart.
Sullivan descubrió la existencia de 'El Círculo', un grupo clandestino de magnates que habían permanecido en las sombras durante décadas, moviendo los hilos del poder a su antojo. Estos hombres y mujeres, ocultos detrás de corporaciones y fundaciones filantrópicas, habían logrado influir en elecciones, manipular la opinión pública y controlar el flujo de información en todos los niveles. Su objetivo final era claro: consolidar su poder controlando al presidente de turno, los medios de comunicación más influyentes del país, y en definitiva, el curso político y económico de la nación.
El romance de Katherine con el presidente no era más que una herramienta en su arsenal, un medio para debilitar al actual presidente y, eventualmente, forzar a Katherine a ceder el control de American News Central (ANC) a algún miembro manipulable controlado por la hermandad. Richard Caldwell quería ser ese miembro.
Al revelar la relación entre Katherine y el presidente en funciones, El Círculo buscaba destruirlos a ambos. Esto facilitaría la adquisición del control de la cadena ANC y aseguraría su influencia ininterrumpida sobre los medios y la política del país.
Sullivan levantó la vista –“A veces las piezas más pequeñas tienen más peso del que creemos. Pero estamos más cerca de lo que piensas. Esta red de poder, ‘El Círculo’, parece tener más influencia de la que anticipábamos. No están jugando para perder.”-
Katherine mostró su rostro más vulnerable –“No. Ellos nunca pierden. Pero… no me importa lo que cueste. No voy a dejar que destruyan lo que mi familia ha construido.”-
Mark Sullivan sonrió levemente, dejando caer la tensión de sus hombros –“No tienes que hacerlo sola, Katherine. Al menos yo estoy aquí, y no me iré hasta que tengamos respuestas.”-
Katherine bajó la mirada, entrelazando sus dedos sobre la mesa –“No sé qué haría sin ti en este momento.”-
Sullivan se recostó en su silla, observándola con una mirada cálida –“Yo tampoco.”- Hizo una pausa –“Sabes, es curioso cómo las cosas se entrelazan, ¿verdad? Me encontré investigando tu caso y terminé descubriendo que, en el fondo, no solo luchas por tu imperio, sino por la verdad.”-
Katherine le devolvió una ligera sonrisa –“No me sorprendería si, al final, todo esto se convierte en una historia más grande de lo que imaginamos. Tal vez lo que estamos buscando no sea solo un chantaje. Tal vez estamos desenterrando algo mucho más profundo, algo así como una teoría de conspiración en el mundo político.”-
Sullivan reflexionó –“A veces, la verdad no es lo que esperas, pero así y todo, es lo que necesitas. “-
La sombra de la traición se cernía sobre Katherine Prescott. Las pruebas apuntaban directamente a Richard Caldwell, que había fugado la información. Pero la oscuridad que acechaba a Katherine no se limitaba a las intrigas políticas.
Sarah, su hija, una joven inteligente y ambiciosa a quien había preparado meticulosamente para sucederla al frente de ANC, también se había convertido en el objetivo de los enemigos de su madre. Las amenazas comenzaron de forma sutil, mensajes anónimos y llamadas inquietantes en horas intempestivas. Pero pronto escalaron, pasando a actos más concretos: extraños que la acechaban en las calles, objetos siniestros aparecían en su puerta, y mensajes amenazantes eran dejados en lugares estratégicos.
Cada nueva amenaza era una puñalada al corazón de Katherine. La culpa la consumía al pensar que su hija inocente se había convertido en un peón en su peligroso juego. La relación entre madre e hija, siempre marcada por altas expectativas, se vio sometida a una prueba de fuego. Katherine se sentía desgarrada entre su deber de proteger a Sarah y la necesidad de llevar a cabo su investigación.
Sarah, con una mirada decidida, estaba de pie frente al escritorio de su madre, quien parecía estar perdida en sus pensamientos. Katherine mostraba una expresión grave, mientras observaba el contenido de uno de los informes del investigador en silencio.
Sarah dijo con tono firme –“No voy a quedarme sentada mientras todo esto se desmorona, mamá. Te necesito, pero tú también me necesitas. No voy a dejar que todo esto nos destruya.”-
Katherine suspiró profundamente, sin mirarla directamente a los ojos –“No quiero que te pongas en riesgo, Sarah. Este juego… no es para ti. No es justo que cargues con este peso.”- Se sentía doblemente culpable: por el amorío con el presidente y sobre todo, ocultándole a su hija la identidad de su padre.
Sarah cruzó los brazos, desafiante –“¿Justo? ¿Quién dice qué es justo, mamá? Tú siempre has estado a cargo, siempre has tomado las decisiones. Pero ahora es mi turno. Y créeme, sé lo que hago. No soy una niña.”-
Katherine la miró con un atisbo de preocupación en sus ojos –“Lo sé, pero… hay cosas que no entiendes, Sarah. Cosas que… que no quiero que cargues. A veces me pregunto si hacerte partícipe de este problema es lo correcto.”-
Sarah, viendo la reacción de su madre, trató de suavizar su voz –“Sé lo que está pasando. Puedo verlo, mamá. Todo lo que está en juego. Tú no estás sola en esto, aunque pienses que sí.”-
Katherine se levantó de sillón del escritorio y dio unos pasos hacia ella, dudando. Un silencio incómodo se instaló entre las dos, mientras Katherine luchaba con lo que estaba a punto de decir. Su mirada vaciló, como si estuviera considerando revelar el secreto que había mantenido durante años.
Con voz baja y susurrante, Katherine dijo –“Sarah… hay algo que aún no te he contado. Algo que tal vez nunca imaginaste.”- Hizo una pausa mientras las palabras quedaban atrapadas en su garganta. Finalmente, expresó –“El hombre que identifiqué como tu padre… en realidad no lo es.”-
Sarah frunció el ceño –“¿Qué? ¿Qué quieres decir con eso?”-
Katherine no pudo sostener la mirada. Respiró profundo antes de continuar –“Tu verdadero padre… es… el presidente Reed.”-
El aire pareció congelarse por un momento. Sarah la observó, procesando las palabras que acababa de escuchar. Su rostro reflejó una mezcla de incredulidad y confusión.
Su hija preguntó con incredulidad –“¿El presidente? ¿Cómo…? ¿Por qué nunca me dijiste esto? ¿Por qué no me lo contaste antes?”-
Katherine bajó la mirada, tocándose la frente con la mano, como si estuviera luchando con sus propios demonios, trató de explicar –“Por muchas razones, Sarah. J.Reed está casado… Mi cadena apoyó su candidatura… ¿Te imaginas el escándalo? Siempre quise decírtelo, pero las presiones… Nunca quise que te vieras atrapada en este mundo hasta que estuvieras preparada. No quería que fueras parte de algo que no podías controlar.”-
Sarah suavizó el tono de su voz, pero el dolor que sentía era evidente –“¿Y ahora qué? ¿Ahora me lo dices porque las cosas están fuera de control? ¿Porque las amenazas ya no pueden ser ignoradas?”-
Katherine estaba tensa. Se tocaba las sienes mientras respondía –“No, no es eso. Es… es que eres lo más importante que he hecho en mi vida… todo lo que he construido a tu alrededor, ha estado ligado a esa mentira. Y ahora, no puedo ocultarlo más… Estás en peligro por haberme acostado con la persona equivocada. Por involucrarme con una persona que nunca dejará a su esposa por mí… En este mundo solo importan las ambiciones. No sabía si hacerte parte de esto, de mis equivocaciones, Sarah. No sé si este mundo es el que quieres para ti.”-
Sarah respondió con firmeza, mirando directamente a los ojos de su madre –“No estoy pidiendo que me protejas más, mamá. Estoy pidiendo que me hagas parte de esto. Si no lo haces, las amenazas no van a detenerse. No solo te están atacando a ti, me están atacando a mí también.”-
Katherine lanzó un suspiro profundo, sintiendo la carga de su decisión –“¿Y si te digo que al involucrarte, pones en riesgo tu vida, tu futuro, todo lo que has querido? ¿Y si te digo que lo último que quiero es que acabes como yo?”-
Sarah se acercó a ella –“Pues, mamá… no soy como tú, pero quiero estar a tu lado. Si esto es lo que debo hacer para ayudarte, lo haré. No voy a quedarme al margen.”-
Katherine observó a su hija, mientras sus ojos reflejaban una mezcla de amor, orgullo y miedo. A pesar de todo lo que había tratado de proteger, sabía que Sarah ya no era una niña. Con voz temblorosa dijo –“Está bien. Pero tienes que prometerme algo, Sarah. Tienes que prometerme que no te pondrás en peligro. Que pensarás con cuidado, antes de actuar.”-
Sarah respondió –“Te lo prometo. Pero estaré contigo, mamá. Siempre.”-
El Precio del Silencio
Capítulo 6: Conspiración en las Sombras
La noche caía sobre la ciudad, y la vista panorámica desde el penthouse de Katherine Prescott se extendía como un mar de luces titilantes. La calma de la noche, sin embargo, era solo una fachada. En el interior de ese refugio de lujo, una tormenta de revelaciones amenazaba con desbordar la vida de Katherine.
Mark Sullivan, con el rostro tenso y la mirada fija en el horizonte, finalmente decidió que era hora de mostrar todo lo que había investigado y descubierto -“Katherine, lo que te voy a decir no es fácil de escuchar.”- Comenzó mientras cortaba el aire tenso entre ellos.
Katherine se giró hacia él con expresión curiosa. -"Sabía que este momento llegaría, Mark. ¿Qué has podido descubrir?"-
Con una respiración profunda, Mark comenzó a desglosar la magnitud de lo que había descubierto. -“El Círculo... todo este tiempo ha estado manipulado políticos, empresarios, y hasta medios de comunicación. Están detrás de cada jugada en los últimos años. Y ahora, te tienen en su mira. ANC es su objetivo final. Tú eres su objetivo más grande, Katherine. Principalmente por tu relación con J.Reed."-
Katherine parpadeó, como si las palabras de Mark se deslizaran por su mente, pero aún no lograban aterrizar por completo. Siempre había sido una mujer de acero, pero eso no significaba que no temiera lo que venía. El imperio que había construido, su vida, todo podría desmoronarse. Su legado estaba a punto de ser enterrado bajo una sombra de escándalo.
-“No puedo permitir que esto me destruya, Mark”- Dijo con la voz quebrada, sin poder ocultar el miedo que por fin había dejado salir. -“He dado todo por mantener el control. Todo…”-
Mark se levantó y se acercó lentamente, buscando un respiro en medio de la tormenta. -“Lo sé. Y estoy aquí para ayudarte, para luchar por ti. Por lo que has construido. No estás sola en esto, Katherine.”-
Hubo una pausa, un silencio profundo que se sintió como un abismo entre ellos. Las palabras no eran necesarias para reconocer el vínculo que Katherine había formado con Mark. Después de un momento, algo cambió. Sin pensarlo, Katherine dio un paso hacia el detective. Él la miró, casi como esperando alguna señal. Y entonces, ella lo besó.
Fue un beso urgente, lleno de la necesidad de un consuelo que solo podían ofrecerse el uno al otro en medio del caos. El mundo alrededor desapareció. Sólo existían ellos dos, atrapados en un refugio de pasión que les otorgaba un breve respiro. Pero sabían que el final de la tormenta aún no había llegado.
La noche transcurrió entre la inquietud de lo que estaba por venir y el deseo contenido que sentían, pero al despertar, la realidad los golpeó de inmediato. La amenaza seguía acechando, y su relación complicaba aún más la situación. La lucha estaba lejos de terminar.
Después de semanas de intriga y peligro, Mark finalmente tenía las pruebas necesarias para que el fiscal emitiera una orden de arresto contra Evelyn Hart, la exsecretaria y examante del presidente, quien había sido pieza clave en el chantaje que amenazaba a Katherine. La captura de Evelyn fue solo el comienzo, porque la red de poderosos en ‘El Círculo’ era vasta y profunda.
Evelyn, al verse acorralada, no tardó en confesar. Pero al hacerlo, arrastró a Richard Caldwel, el jefe de noticias de ANC, al centro de la conspiración.
-“No es demasiado tarde para salvarte, Evelyn. Coopera.”- Le dijo Mark, viendo cómo su fachada comenzaba a desmoronarse. -“Ahora, tu papel en este juego está por terminar.”-
Katherine no podía descansar aún. El Círculo no perdonaría, y ella sabía que su antiguo protegido Richard Caldwel, no era alguien que fuera a caer sin pelear.
Esa noche, después de un día lleno de incertidumbre, Katherine regresó al departamento con su hija Sarah. Un extraño presagio la envolvía, como si todo estuviera a punto de estallar. Al entrar en la casa, el silencio era ominoso. El crujido del piso bajo sus pies parecía amplificarse en el aire denso.
Y entonces, salió de las sombras. Richard Caldwel. Su rostro estaba distorsionado por el odio, marcado por la furia. La rabia lo consumía.
-"Es tu culpa, Katherine"- Gritó con una voz quebrada por la desesperación. -"Todo lo que he hecho, cada sacrificio... todos estos años haciéndome tu amigo. Ahora todo está perdido. Y tú eres la culpable."-
Katherine, aun procesando la amenaza, no tuvo tiempo de reaccionar. Un sonido de disparo cortó la noche, y Sarah cayó al suelo, herida en el hombro. La visión de su hija sangrando hizo que el mundo de Katherine se tornara rojo.
No pensó. Sólo actuó.
Corrió hacia el gabinete donde guardaba una pistola. Sus manos temblaban, pero su mente estaba clara. Esto no era solo una cuestión de supervivencia. Era por Sarah. Era por ella.
Richard logró alcanzarla, y la confrontación fue inmediata. En medio del forcejeo, el hombre intentó apuntar su arma mientras le temblaba la mano por la furia. Katherine luchó con toda sus fuerzas.
-"¡No tienes que hacerlo, Richard!"- Intentó razonar.
Richard estaba más allá de la razón. Desesperado, levantó un poco el arma para disparar una vez más. Fue entonces cuando Katherine logró forzar su codo. El cañón del arma apuntó directamente al cuello, por debajo de la mandíbula de Caldwel.
El disparo resonó como un trueno. Richard cayó al suelo, sin vida. Inmediatamente Katherine auxilió a su hija, que sangraba profusamente, pero estaba fuera de peligro.
El sonido de las sirenas llenó la noche mientras los policías llegaban al edificio y ascendían a su apartamento. El caos seguía en el aire, pero para Katherine, había algo más profundo e inexplicable: una sensación de alivio. Había hecho lo necesario. Pero el costo de su supervivencia era alto.
Mark llegó corriendo. Al verla, la abrazó con fuerza. -"Lo hiciste bien"- Susurró al oído de Katherine. Sentir su voz la llenó de consuelo.
Con Richard Caldwel muerto y Evelyn Hart tras las rejas, el peligro inmediato había desaparecido. Pero Katherine sabía que la lucha contra El Círculo aún estaba lejos de terminar. La sombra de esa organización seguía acechando.
Katherine, exhausta y emocionalmente agotada, se permitió finalmente liberar las lágrimas que había estado conteniendo. Aún en los brazos de Mark, sentía la gravedad de lo que acababa de ocurrir, pero también sabía que había sobrevivido a una de las pruebas más duras de su vida.
-“Lo que hemos hecho… no es el final. Es solo el comienzo…”- Le dijo a Sarah mientras los paramédicos la atendían.
Mark asintió. Mirando al futuro, aún tenían que encontrar muchos cabos sueltos. Abrazando a Katherine le dijo. -“Estamos juntos en esto. Y no los dejaremos ganar.”-
La tensión seguía presente, pero, por primera vez, había una chispa de esperanza. Los rostros anónimos que habían intentado destruirla, empezaban a tener rostros. Saber que no estaba sola, era la chispa que podía darle la fuerza para enfrentar lo que viniera.
FIN
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