Memorias de Un Mundo Muerto
Capítulo #2 “Los conflictos de Elyndria”
Julius fue presentado por Solomon al campamento humano, un lugar donde los recién llegados aprendían a adaptarse a la vida en Elyndria. Solomon también lo condujo hasta la tienda hospital de Lyara, la sanadora del grupo. Ella, que ya le había conocido, lo saludó nuevamente y le ofreció consejos útiles para asimilar su nueva realidad y cómo afrontar los entrenamientos en el campamento.
Durante el entrenamiento inicial, Solomon le habló con voz firme, mientras observaba a Julius ajustar su equipo. -"Escucha, Julius, aquí no se trata solo de fuerza. Si quieres sobrevivir y convertirte en un verdadero guerrero, debes aprender a usar tu mente tanto como tu cuerpo."-
Julius estaba algo nervioso, mirando el grupo de soldados entrenando. -"Lo intentaré, pero nunca antes he hecho algo parecido. En mi vida anterior... era un simple trabajador, no usaba armas ni usaba la fuerza física"-
Solomon se cruzó de brazos, serio. -"Aquí las acciones son las que definen quién eres. Escucha con atención a los instructores. No basta con oír, debes comprender. Cada palabra, cada detalle de lo que te enseñen, es una herramienta que podría salvarte la vida."-
Julius asintió lentamente. -"¿Y si no entiendo algo?"-
Solomon le puso una mano en el hombro -"Entonces observa. Las demostraciones son tan importantes como las instrucciones. Mira cómo ejecutan cada maniobra. Estudia los movimientos de tus compañeros, sus posturas, cómo anticipan a sus oponentes. No temas preguntar, pero tampoco esperes que te lo den todo servido. Aquí, aprender rápido es la clave."-
Julius suspiró asintiendo -"¿Y luego qué?"-
Solomon le dijo. -"Luego repite. Practica con tu compañero hasta que esos movimientos sean tan naturales como respirar. Al principio te equivocarás, pero cada error es una lección. Tu cuerpo debe naturalizar los movimientos de defensa y ataque."-
Julius con una pizca de inseguridad y más determinación respondió. -"Entendido... Espero no decepcionarte."-
Solomon lo miró fijamente -"No lo harás. Cuando llegué aquí, igual que tú, era un hombre de paz. No es a mí a quien debes impresionar, Julius. Es a ti mismo. La lucha aquí es por tu vida, no por mi aprobación. Ahora ve y aprende rápido para mantenerte con vida."-
Fue emparejado con un compañero para fingir ser oponentes en los ejercicios de combate. Los instructores le enseñaron técnicas básicas que debía practicar. Julius y su compañero ensayaron por varias horas. A pesar del empeño, se sentía torpe y fuera de lugar.
Al llegar el último combate del día, las parejas simularon un duelo completo. En medio de la tensión del enfrentamiento, Julius intentó una maniobra audaz, pero su pie resbaló en el suelo irregular justo cuando su oponente lanzaba un ataque con la espada. En un desafortunado giro del destino, el arma alcanzó su brazo derecho, provocándole un corte que, aunque no era grave, resultaba doloroso y sangraba considerablemente.
Solomon, al percatarse del incidente, ordenó que Julius fuera conducido de inmediato a la tienda de Lyara. Allí, la sanadora lo recibió con una mirada comprensiva y manos expertas, dedicándose a limpiar y vendar su herida mientras le recordaba que los errores eran parte del aprendizaje.
Lyara lo atendió con cuidado, limpiando la herida en su brazo antes de comenzar a suturarla. Mientras trabajaba, le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
—"No te preocupes, Julius. Aquí, en Elyndria, las heridas se curan mucho más rápido que en la Tierra. Es una de las pocas ventajas de este lugar"— Comentó mientras aplicaba un ungüento en el corte.
Julius la observó con curiosidad. Aunque su brazo aún dolía, la calma en la voz de Lyara lo relajaba.
—"Es... diferente a lo que recuerdo en la Tierra. No sentí demasiado dolor. Y estoy seguro que una herida de este tipo allá me habría dejado fuera de combate por semanas. Aquí, estoy seguro de poder seguir peleando incluso ahora mismo."-
Lyara rió suavemente mientras enhebraba la aguja.
—"Así es, aquí las cosas funcionan de otra manera. Los cuerpos están preparados para la lucha. Lo entenderás con el tiempo. Elyndria tiene sus propias reglas, aunque no siempre podamos entenderlas."-
Mientras cerraba la herida aplicando una sutura con hábiles movimientos, continuó hablando, su tono ahora más serio.
—"Déjame contarte algo. Este mundo... está marcado por conflictos interminables entre las razas que lo habitan. Los humanos, los zoolotes, los pleyadienses y muchas otras especies, siempre en lucha. Pero los humanos, Julius, tenemos un rol especial aquí."-
-"¿Especial? ¿A qué te refieres?"- Preguntó él, intrigado.
Lyara levantó la mirada un momento, como buscando las palabras adecuadas.
—"Los humanos somos considerados los guerreros más excepcionales de Elyndria. Nuestra especie es, según Logos, reconocida por su ferocidad, lealtad y un espíritu que nunca se rinde."-
Julius frunció el ceño, pensativo.
—"Eso suena... halagador, pero también peligroso. ¿No significa eso que estamos condenados a pelear siempre?"-
Lyara asintió, con una sombra de tristeza en sus ojos.
—"Es verdad. Pero hasta donde sabemos, eso cierto para todos los que habitan Elyndria. Y también algo que muchos cuestionamos. Pero en las reglas de guerra que seguimos, hay una excepción. Los humanos casi nunca peleamos con los pleyadienses. Existe una relación de cercanía entre nuestras razas, una especie de entendimiento mutuo."-
—"En el campamento me dijeron que nuestro territorio limita con el de los zoolotes ¿Qué hay con ellos?"— Preguntó intrigado.
Lyara suspiró profundamente antes de responder.
—"Son feroces. Antropomorfos de casi dos metros, con piel cobriza y ojos enormes. Su fuerza es impresionante, pero tienen un defecto: son torpes y lentos al reaccionar. Eso les da una gran desventaja en combate."-
Julius inclinó la cabeza, procesando la información.
—"¿Por qué peleamos con ellos? ¿Qué ganamos de esta lucha constante?"-
Lyara terminó de suturar la herida y colocó un vendaje sobre el brazo de Julius. Luego lo miró directamente a los ojos.
—"Esa, Julius, es una de las grandes preguntas de Elyndria. Una pregunta que todos deberíamos hacernos más a menudo. Pero aquí, la guerra no es solo una lucha por territorio o poder. Es algo más profundo."-
Lyara le explicó que desde el comienzo de la existencia de los universos, Logos se había erigido en el mediador entre la Fuente y los habitantes del universo de Elyndria. Y según la palabra de Logos, La Fuente había decretado que todos los seres vivos evolucionaran encarnando en vidas que transcurrían en diversos universos. En el universo donde existía la Tierra la evolución de los seres era a través del tiempo, la maduración gradual y la comprensión de las cosas. En Elyndra, se evolucionaba experimentando el esfuerzo físico, el dolor y la pérdida a través de la muerte de amigos y conocidos.
Cuando Lyara terminó de vendarle, Julius observó el trabajo impecable en su brazo, pero su mente estaba absorta en sus palabras.
—"Tal vez algún día descubramos la verdad de todo esto"- Murmuró, más para sí mismo que para ella.
Lyara le dedicó una mirada llena de empatía y asintió lentamente. —"Tal vez, Julius. Tal vez."-
Julius se levantó lentamente de la camilla improvisada, moviendo el brazo con cuidado. Aunque sentía el tirón de los puntos, se encontraba en mejores condiciones de lo que había imaginado.
—"Gracias, Lyara. Eres increíblemente buena en esto"— Dijo, ofreciéndole una sonrisa agradecida.
Ella recogió los utensilios médicos, evitando su mirada.
—"Es mi trabajo. Aquí, las heridas no esperan, ni las de los cuerpos ni las del alma."-
Julius ladeó la cabeza, intrigado por su comentario. Pero en lugar de presionarla, decidió cambiar el tono.
—"¿Sabes? Estaba pensando en invitarte a mi tienda. Tengo algo de comida, o al menos lo que aquí llaman comida. Sería bueno no comer solo por una vez."-
Lyara lo miró con una mezcla de sorpresa y duda. —"No creo que sea una buena idea."-
—"¿Por qué no?"— Insistió él —"Es solo una cena, nada más. Prometo no molestarte ni hablar de heridas de guerra."-
Ella vaciló pensativa, mientras sus dedos jugaban nerviosamente con el borde de su chaleco. Finalmente, dejó escapar un suspiro y asintió, aunque con cierta resignación.
—"Está bien, pero no te acostumbres."-
Cuando llegaron a la tienda de Julius, él dispuso lo que tenía: algo de pan de centeno, un estofado caliente y agua en cantimploras.
—"No es un banquete, pero es lo mejor que pude reunir"— Dijo Julius, sirviendo una porción para ambos.
Lyara se sentó con cautela, y demostraba algo de tensión a través de una postura rígida, como si estuviera incómoda o intentara mantener una barrera invisible entre ellos.
—"No suelo hacer esto"— Admitió mientras tomaba un sorbo de agua. —"No me gusta mezclarme demasiado con los soldados."-
Julius levantó una ceja, curioso. —"Puedo preguntar ¿Por qué?"-
Ella se quedó en silencio unos momentos antes de responder. Cuando lo hizo Julius pensó que su voz estaba cargada de una tristeza contenida.
—"Porque ya lo hice una vez, Julius. Me involucré con un soldado llamado Horatio. Era fuerte, valiente... y estaba convencido que sobreviviría a todo. Pero no fue así. Lo perdí en una contienda, y desde entonces... trato de no acercarme demasiado a nadie."-
Julius la observó con seriedad, dejando que sus palabras calaran en el ambiente.
—"Lo siento mucho, Lyara. De verdad. Pero... no creo que sea bueno para nadie encerrarse por miedo al futuro."-
Ella lo miró con una mirada dulce que por un momento dejó vislumbrar dolor y algo de frustración.
—"¿Qué sabes tú del futuro, Julius?"- Su tono no era de confrontación. No era el deseo de Lyara discutir con Julius. Parecía estar razonando consigo misma. -"En este mundo, todos morimos demasiado rápido. ¿De qué sirve arriesgarse a sentir algo si la pérdida es casi inevitable?"-
Julius tomó un sorbo de agua, luego dejó la cantimplora a un lado.
—"Porque si dejamos de vivir por miedo al futuro, ya estamos muertos, Lyara. Lo sé, tal vez sea nuevo aquí, pero en estos días he aprendido algo: lo único que tenemos es este momento. Y por más que nos preparemos para luchar, los humanos nos necesitamos los unos a los otros."-
Lyara lo miró, gratamente sorprendida por sus palabras. Por primera vez en mucho tiempo, alguien la entendía, o al menos intentaba hacerlo. Julius le hablaba no como a una guerrera, sino como a una humana.
El silencio se prolongó mientras ambos comían, hasta que Julius se inclinó ligeramente hacia ella.
—"Gracias por aceptar venir. Realmente lo necesitaba."-
Lyara sonrió levemente, aunque su mirada aún estaba llena de cautela.
—"Tal vez yo también."-
Sin pensar demasiado, Julius se acercó un poco más. Su mirada buscó la de Lyara, y en un impulso, la besó suavemente. Fue un beso breve, casi temeroso, pero lleno de significado.
Lyara no se apartó, aunque cuando el beso terminó, lo miró con seriedad.
—"Julius, esto no es una buena idea."-
—"Tal vez no lo sea, pero tampoco parece algo malo"— Respondió él, con una pequeña sonrisa —"¿No crees?"-
Lyara no respondió, pero por primera vez en años, la posibilidad de algo más le parecía menos aterradora que antes.
Pasada una semana desde la sutura de su herida, Julius ya había demostrado su valía en los entrenamientos. Aunque su cuerpo aún sentía las secuelas del combate inicial, sus movimientos eran precisos y fluidos. Sin embargo, no estaba preparado para lo que vendría: su primera confrontación real.
Una tarde, los tambores del campamento resonaron con urgencia. Solomon reunió a los soldados en el centro del asentamiento.
—"Los zoolotes han cruzado nuestros límites"— Anunció con voz firme, mientras su presencia imponía respeto —"Han saqueado una de nuestras aldeas al sur. No podemos permitirles avanzar más."- Mirando a Julius, que se encontraba cerca de él, dijo -"Será tu primer batalla. Demuestra lo que has aprendido. No mueras."-
El corazón de Julius latió con fuerza. Por mucho que intentara mostrarse sereno, la expectativa de enfrentarse a una criatura de dos metros con ojos como pozos oscuros lo hacía estremecerse.
El campo de batalla era una vasta llanura bañada por la luz tenue de los tres soles de Elyndria. Los zoolotes avanzaban como una ola de destrucción: enormes, con sus pieles cobrizas brillando como bronce bajo la luz. Sus armas, toscas y mortales, golpeaban el suelo mientras emitían gruñidos que reverberaban en el aire.
El enfrentamiento fue feroz. Julius, con su espada corta en la mano, se lanzó junto a sus compañeros al medio del caos. Los rugidos de los zoolotes se mezclaban con los gritos de los humanos, el choque del acero y el silbido de las lanzas.
En un momento crucial, Julius vio cómo un zoolote levantaba su gigantesca espada para arremeter contra dos soldados humanos que habían tropezado. Sin dudarlo, Julius cargó contra la criatura, golpeándola en la rodilla para desestabilizarla. El zoolote cayó, pero no sin antes lanzar un manotazo que envió a Julius al suelo. Aunque aturdido, logró levantarse a tiempo para clavar su espada en el cuello de la bestia, terminando con su amenaza.
—"¡Vamos, retrocedan a la formación!"— Gritó, ayudando a los soldados a ponerse de pie.
Cuando la batalla terminó, los humanos se alzaron victoriosos, aunque las bajas habían sido numerosas. Los enemigos se habían retirado. Los cuerpos de los humanos caídos yacían junto a los zoolotes en un trágico mosaico de valentía y violencia. Julius, aunque exhausto y herido nuevamente, había demostrado ser un guerrero valiente. De repente, todo se puso negro para Julius y perdió el conocimiento.
Cuando abrió los ojos, los soles de Elyndria estaban junto a él. No tenía forma de saber cuánto tiempo había pasado. Haciendo sombra con las manos, intentó reincorporarse en el campo de batalla. Otros humanos estaban en su misma situación. Durante el desvanecimiento o lo que hubiera sido aquello, los cuerpos de los caídos, tanto zoolotes como humanos, habían desaparecido.
Aturdido, solo atinó a preguntar a otros guerreros sobre lo sucedido. Todos le dijeron que el desvanecimiento era habitual luego de cada confrontación. Le llamaban ‘El Sueño de la Muerte’. Y nadie sabía qué o quién recogía los cuerpos de los muertos en combate. Así había sido desde siglos atrás y lo seguía siendo actualmente.
Esa noche, en premio a su valentía, Solomon lo invitó a cenar.
—"Te lo ganaste, Julius. Ven a mi tienda. Y trae a Lyara si puedes convencerla"— Dijo con una leve sonrisa, algo inusual en él.
Julius convenció a Lyara, quien aceptó asistir, aunque algo reticente. La tienda de Solomon era más espaciosa que las demás, con mapas extendidos sobre una mesa y un brasero que iluminaba suavemente el lugar. Una sencilla comida estaba lista: guiso caliente, gachas y pan recién horneado.
—"Te felicito, Julius"— Dijo Solomon mientras servía guiso en los platos de los invitados -"No todos muestran esa camaradería en su primera batalla. Muchos solo piensan en sobrevivir."-
—"No podía dejar morir a mis compañeros"— Respondió Julius mientras tomaba su plato —"No me lo podría perdonar."-
Lyara asintió, aunque se mantuvo en silencio al principio, observando a Solomon con curiosidad mientras este parecía reflexionar en voz alta. Julius le preguntó si sabía algo del desvanecimiento masivo de los soldados al terminar la batalla. Sobre ‘El Sueño de la Muerte’.
-"No sabemos más de lo que tú has visto... ni nosotros, ni las otras razas sabemos que sucede después de las batallas. Ni quién recoge los cuerpos de los muertos. O por qué. Cuando preguntamos, Logos responde con evasivas o simplemente dice que es la voluntad de La Fuente"- Intentó encontrar las palabras adecuadas por unos segundos antes de terminar la idea -"Este mundo... es fascinante y extraño al mismo tiempo"- Dijo Solomon, mirando el brasero.
—"¿A qué te refieres exactamente?"— Preguntó Julius, interesado.
Solomon dejó su cuchara en el plato, entrelazando sus dedos.
—"Antes de llegar aquí, en la Tierra, yo era programador de computadoras. Trabajaba con simulaciones virtuales y a veces, en el diseño de mundos artificiales. Elyndria... me recuerda a algo de aquello."-
—"¿Crees que este mundo podría no ser real? ¿Una simulación virtual?"— Preguntó Lyara, alzando una ceja.
—"No digo que no sea real. A mí no me parece virtual. Solo que su origen... podría no ser tan natural como se nos hace creer. Piénsenlo: resurrecciones, un sistema de reglas tan definido. ¿Por qué desaparecen los cuerpos tras las batallas? ¿Cuál es el motivo del desvanecimiento? ¿Hay algo que no deberíamos saber? Hay muchos interrogantes sin respuestas. Un Mesías-Logos muy diferente a su versión en la Tierra... La relación de su convivencia con María Magdalena. Todo parece una locura cuidadosamente diseñada… como un programa de realidad virtual o juego."-
Julius frunció el ceño, pensativo. —"¿Y qué pasa con las resurrecciones?"-
—"Al igual que en nuestra vida en la Tierra, a nadie le consta aquí que alguien muerto en Elyndria haya reencarnado en otro universo. Como en la Tierra… no hay pruebas de nada. ¿Solo debemos creer en lo que dice Logos… así, nada más? Lo que me intriga más es… ¿Qué somos realmente aquí? ¿Somos nosotros mismos o simples copias de quienes éramos en la Tierra?"— Solomon suspiró, mientras su mirada se perdía en las llamas del brasero. —"No tengo respuestas, pero cada día encuentro más interrogantes."-
Solomon siguió explicando a Julius y Lyara sus dudas. Según se recordaba en sus días en la Tierra, no era un ser tan valiente como para llegar a ser comandante de todas las fuerzas humanas. Su cuerpo resucitado era completamente diferente al que recordaba de la Tierra. Solomon, a diferencia de Julius no había muerto viejo. Había muerto en plena juventud. Y el cuerpo que tenía en Elyndria era muy diferente al que tenía en la Tierra. Lo mismo sentía respecto a su personalidad. Solomon sentía que era algo así como "una versión mejorada" de su versión en la Tierra.
Lyara cruzó los brazos, aunque su expresión mostraba cierta incomodidad.
—"¿Y si simplemente aceptáramos lo que es? Elyndria nos da una segunda oportunidad. Tal vez eso sea suficiente."-
Julius se inclinó hacia adelante, sus ojos estaban fijos en Solomon.
—"Si esto es un programa o un diseño, ¿crees que importa? Lo que hacemos aquí, lo que sentimos, las vidas que salvamos... sigue siendo real para nosotros."-
Solomon sonrió levemente mientras razonaba. –“No Julius. Estamos viviendo una vida implantada. Impuesta por alguien más. Nadie en su sano juicio querría vivir una vida como la que vivimos aquí.”- Se pasó la mano por los cabellos, como preparando un mejor argumento -"En la Tierra, antes de mi muerte, la humanidad había alcanzado un hito extraño en su obsesión con la tecnología. Habíamos desarrollado algo llamado 'el Archivo de las Almas'"-
Lyara frunció el ceño, claramente confundida. —"¿El Archivo de las Almas?"-
Solomon asintió. —"Era un proyecto ambicioso. Se suponía que iba a almacenar las memorias, personalidades y todo lo que hacía único a un ser humano. La idea era preservar las conciencias de todos los seres humanos, incluso después de la muerte, en un mundo virtual."-
—"¿Un mundo virtual?"— Repitió Julius, intrigado.
—"Exacto. Un espacio donde las personas vivirían de nuevo, interactuarían, como si la vida real continuara, pero en holografía, completamente dependiente de máquinas. Era una simulación perfecta... al menos en teoría. De cierto modo nos daría la inmortalidad virtual."-
Lyara pareció inquietarse, su cuerpo se tensó. —"¿Y qué tiene eso que ver con Elyndria?"-
Solomon miró a ambos con una intensidad que hacía evidente el peso de sus pensamientos. —"Creo que este mundo..."— Hizo una pausa, como si dudara de lo que estaba a punto de decir. —"Podría estar relacionado con ese proyecto. Tal vez Elyndria no sea un lugar espiritual o una dimensión paralela, como muchos creen. Quizás sea una extensión del Archivo de las Almas."-
—"¿Estás diciendo que esto es una simulación?"— Preguntó Julius, incrédulo.
—"Pero no virtual. A decir verdad no lo sé con certeza. Lo sospecho."— Respondió Solomon —"Pero hay demasiadas coincidencias. Las resurrecciones en versiones mejoradas de nosotros mismos, las reglas que parecen inmutables, la forma en que algunos de nosotros tenemos recuerdos nítidos y otros, apenas fragmentos."-
Lyara frunció los labios, cruzando los brazos con expresión escéptica. —"Eso no explica a los pleyadienses ni a los zoolotes. No son humanos."-
—"Es cierto"— Admitió Solomon —"Pero si el Archivo logró evolucionar más allá de lo que imaginamos, tal vez alguien fue capaz de crear una inteligencia artificial que funcionara con otras especies además de la humana. O tal vez estas razas de algún modo fueron integradas al sistema."-
Julius lo interrumpió, confundido. —"¿Y qué hay de nosotros, los reencarnados? ¿Qué crees que somos?"-
Solomon lo miró con una mezcla de tristeza y fascinación.
—"Creo que nosotros, me refiero a los ‘resucitados’ en este mundo, podríamos ser reales, en el sentido de que nuestras mentes originales fueron transferidas aquí. Transferidas a estos cuerpos mejorados. Y este puede ser un gran campo de pruebas para probar nuestras nuevas versiones"-
Lyara se levantó, visiblemente afectada. —"Eso es demasiado. No somos máquinas. Somos personas, Solomon. Sentimos, amamos, luchamos... ¿Qué importancia tendría si esto es un archivo o no?"-
—"No digo que no seamos reales en nuestra experiencia"- Respondió Solomon con calma. —"Pero si entendemos el verdadero origen de Elyndria, podríamos comprender el propósito de todo esto. ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué luchamos? ¿Por qué estamos obligados a ser expertos en armas?"- Esperó algunos segundos antes de continuar -"Mi experiencia con robótica humana siempre me llevó a entender que se buscaban prototipos de robots para uso militar. Eso siempre fue prioritario para la humanidad. Y no puedo dejar de pensar que este universo de Elyndria se parece enormemente a una gran fábrica de robots militares."-
Julius permaneció en silencio, asimilando lo que acababa de escuchar. Finalmente, habló.
—"Entonces, según tú, Elyndria podría no ser un lugar divino, sino un experimento. Un campo de pruebas para probar soldados de infantería.¿Y qué ganamos con saber eso?"-
Solomon sonrió débilmente.
—"Tal vez nada. Tal vez todo. Pero no puedo dejar de cuestionarlo. Si esto es un sistema, alguien o algo debe estar detrás de él. Y eso podría cambiarlo todo."-
La conversación quedó flotando en el aire, dejando a Julius y Lyara con más preguntas que respuestas. Mientras se despedían para regresar a sus tiendas, Julius no pudo evitar pensar en las palabras de Solomon. Si Elyndria era un campo de pruebas, ¿qué significaba eso para ellos? ¿Eran simplemente datos corriendo en un sistema? Como Lyara había dicho, ¿acaso eso importaba?
—"Tal vez ustedes tengan razón, Julius, Lyara. Tal vez no importe cómo llegamos aquí, sino lo que hacemos mientras estamos."- Hizo una pausa -"Pero no dejo de preguntarme ¿Y si esto no es obra o voluntad de 'La Fuente'? ¿Y si esto es obra de humanos o alguna raza extraterrestre? ¿Y lo más importante… ¿y si morimos y no hay nada después de esto?"-
Las palabras de Solomon quedaron flotando en el aire, plantando una semilla de duda y curiosidad en la mente de Julius. Y esa noche, mientras se retiraban a sus tiendas, Julius no pudo evitar mirar al cielo de Elyndria y preguntarse qué tan profundo era el misterio de ese mundo. Bajo el cielo estrellado de Elyndria, Julius no encontró las respuestas, pero su mente estaba más despierta que nunca.
FIN Capítulo 2 “Los Conflictos de Elyndria”
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