domingo, 27 de abril de 2025

Humor: "Llamada de Emergencia"

 


Llamada de Emergencia
por Rodriac Copen
 

El celular vibró en la mesa con la energía de una cafetera descompuesta.

Mario miró la pantalla y vio el nombre: Sergio.

Suspiró. Y meneando la cabeza por unos instantes, lo pensó dos segundos. Finalmente, decidió atender.

—"¡Mariooo!"— cantó Sergio, como si hubieran compartido un asado la noche anterior —"¡Tanto tiempo, hermano! ¿Cómo estás?"


—"Hola, Sergio ¿Qué necesitas?"— disparó Mario, sin anestesia ni advertencia previa.

Hubo un silencio incómodo del otro lado. Un silencio que podía olerse, como a toalla húmeda olvidada.

—"¡Pero che, qué agresivo!"— se quejó Sergio —"¿No puedo llamar para saludar?"


—"Mmmm no"— dijo Mario, cortante —"Estadísticamente hablando, el 100% de tus llamados tiene un pedido detrás. Y si no me equivoco, este también."

—"¡Qué mala onda, boludo!"— rió Sergio, tratando de quitarle peso al asunto —"Yo te aprecio, sabés..."

—"Dale, Sergio... No me vengas con el folclore de la amistad. ¿Qué me vas a pedir esta vez? ¿Un riñón? ¿Que me haga pasar por tu primo en una licitación trucha? ¿Que cuide a tu iguana mientras te vas de vacaciones?"


—"¡Nooo!"— rió Sergio, cada vez más nervioso —"Nada que ver... Igual, ahora que lo decís... me vendría bárbaro si pudieras..."


—"¡Lo sabía!"— lo interrumpió Mario, triunfal, como quien ataja un penal —"¡Me debés dos asados, una impresora y la dignidad que me hiciste perder cuando fingí ser técnico de sonido en tu casamiento!"


—"¡Eso fue un servicio a la amistad!"— protestó Sergio.

—"No, eso fue un servicio de emergencia. La amistad implica que también me llames cuando no necesites nada, tipo 'che, ¿cómo estás? ¿seguís vivo?'. Pero vos sos más práctico: si no te sirve, no se llama."

Sergio rió incómodo.

—"No exagerés, Mario. La vida es complicada, viste. Uno anda a mil..."


—"Sí, claro. Pero en mi caso ando a mil y siempre he estado ahí para vos. Pero en tu caso te las ingeniás para frenar el apocalipsis si necesitás que alguien te preste la camioneta."


—"Bueno, hablando de eso..."— empezó Sergio, en voz baja.

Mario se tapó la cara con una mano.

—"Decilo de una vez, Sergio. ¿Querés que te done sangre, que te pase mis claves bancarias o que secuestre un unicornio?"


Sergio tosió.

—"Eh... ¿me podrías cuidar al perro el finde largo del 1º de Mayo? No confío en nadie más..."


Mario sonrió con una dulzura que sólo podía presagiar venganza.

—"Perfecto"— dijo —"Pero a cambio, vos vas a venir a ayudarme a pintar todo mi departamento este sábado. Y vas a traer empanadas con cerveza. Y buena voluntad."


Sergio titubeó.

—"¡Uy, justo ese finde me surgió un tema! ¡Te juro que te llamo después!"


—"¿Después de qué? ¿Después de morir?"


Piiiiii. La llamada se cortó.

Mario dejó el teléfono sobre la mesa, mirándolo con resignación.

—"La amistad, ese hermoso comercio."— murmuró para sí —"Lástima que no dan puntos en Mercado Libre por amigos así."


Mario dejó el teléfono a un costado y se estiró en la silla, pensando en la inmortalidad del cangrejo... o mejor dicho, en la inmortalidad del caradurismo.

"Amigos." pensó "qué categoría tan noble... y tan bastardeada."

Se sirvió un café frío que había quedado de la mañana y, mientras sorbía con cara de asco, empezó a hacer un repaso mental, casi como si organizara un catálogo de productos.

—"Veamos..."— murmuró — "Mario me llamó dos voces este año. Las dos veces para pedirme algo. Tenemos también al Amigo Uber: siempre te llama cuando necesita que lo lleves a algún lado, pero nunca está disponible cuando vos pinchás una rueda."


Después está el Amigo Netflix, que aparece cuando quiere la contraseña para ver la serie de moda, pero no para preguntarte cómo sobreviviste al dengue.

El Amigo Amazon, que te usa para que le prestes cosas. Taladro, escalera, inflador, novia.

El Amigo IT que te dice
"che, no me anda la compu, no sé qué le pasa, ¿te fijás...?" pero jamás te pregunta cómo va tu vida.

Y, por supuesto, el Amigo Banquero que te dice
"¿Me prestás dos lucas hasta el jueves...?" un jueves que claramente debe figurar en el calendario azteca.

Tomó otro sorbo y sonrió de lado.

—"Y después, claro, está el Amigo O.N.G...."— dijo, teatral —"Vos que sabés... vos que tenés... vos que podés..."— imitó, poniendo voz melosa —"Nunca un '¿cómo estás?' sincero. Todo en función de lo que podés donar de tu miserable existencia."


Se quedó un rato en silencio, mirando por la ventana de su departamento. Una parejita discutía en la vereda de enfrente. A los gritos. Con pasión. Con vida.

Mario suspiró.

Quizá, pensó, era culpa suya. Quizá era de esos boludos que creían que la amistad era algo espontáneo, generoso e incondicional.

Tal vez había llegado el momento de actualizar la definición en la enciclopedia:

Amigo: es ese individuo que recurre a otro para suplir carencias materiales o emocionales específicas, sin compromiso de reciprocidad. Ver también: parasitismo.

Tomó su taza vacía, la alzó como brindando y murmuró:

—"A tus servicios, humanidad. Horario de atención de 9 a 18. Sábados, sólo emergencias de auténtico desespero."


El teléfono vibró otra vez.

Otra vez Sergio.

Mario lo miró unos segundos, sonriendo.

Y colgó.

Esta vez, sin culpa.

FIN





 

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