martes, 11 de noviembre de 2025

Cuento: "Manual para Enamorar a un Extraterrestre"

 


Scifi - Humor

Manual para Enamorar a un Extraterrestre
por Rodriac Copen


Cuando el 3I/Atlas se reveló como nave extraterrestre, decidió aterrizar en Buenos Aires. 

Apareció sobre la estepa patagónica, y los satélites colapsaron de selfies interestelares. El objeto brillaba como un flan de mercurio y con frecuencia de tango.

Las vacas lo miraban con resignación: otro fenómeno más, pensaban.

En Buenos Aires, el gobierno libertario improvisó conferencias, comités y cafés con leche. Huevadas, bah. Y como nadie sabía si aquello era una invasión o un intercambio estudiantil, el presidente declaró en cadena nacional:

“La humanidad no está sola, y al parecer, tampoco soltera.”

En menos de una semana el gobierno argentino, acostumbrado a los kilombos, organizó un nuevo organismo, al que llamaron MINRELSEX o Ministerio de Relaciones Sentimentales Extraterrestres.

Algunos funcionarios no estaban cómodos con el nombre, porque MINRELSEX sonoba medio a porno, pero aún así, siguieron adelante.

La primer tarea del organismo fue crear un manual para expresar afecto humano, para que las razas visitantes no se vieran afectadas por las expresiones besuqueras de los habitantes rioplatenses, que tanto afectan a los alemanes, por ejemplo.

Para esto convocaron a la doctora Julia Farner, astrónoma, física y columnista ocasional en la revista "Ciencia y Mate".

El ministro la recibió con un tono solemne acorde al momento histórico que el país vivía:

—"Doctora, necesitamos enseñarle a los alienígenas qué significa el cariño, el respeto, el espacio personal y el beso de cara que los argentos acostumbramos a dar a los visitantes."—

—"¿Y por qué yo? ¿Qué hice para que me castigaran?"— preguntó Julia, incrédula.

—"No, boluda. La elegimos porque usted dio hace poco una charla llamada "La empatía cuántica: abrazos a escala subatómica". Eso la convierte en la persona ideal para este entuerto."—

Julia aceptó. Más por la plata que le ofrecieron que por patriotismo o curiosidad científica... El contrato le pagaba los  viáticos en dólares.

Durante dos semanas, Julia estudió concienzudamente cómo expresar afecto sin causar crisis diplomáticas entre los argentos y los aliens.

Su oficina se llenó de post-its con frases como “No acariciar tentáculos sin consentimiento” o “No comparar glándulas con órganos humanos”.

El famoso "Manual de Afecto Interespecie – Versión 1.0" incluía secciones como:

  • El poder del cumplido sincero
  • Caricias no letales
  • El beso sin lengua como intercambio de confianza, y no de ADN.


El día de la entrega, un equipo de traductores interestelares lo presentó al comandante Zorrn-Ka del Sector Tau 3, líder de la delegación alienígena, que lo leyó rápidísimo con su visión fotográfica.

El arturiano (de Arturo, no de Asturias) era una persona imponente: medía dos metros veinte de altura, piel azul metálica y una voz que sonaba como un sintetizador enamorado.

Cuando le presentaron a Julia, la mujer inclinó la cabeza con solemnidad.

—"¿Tú eres la humana del manual?"—

—"Bueno... sí. Yo lo escribí."—

—"Entonces eres... la fuente del amor."
 dijo el chongo con aire seductor.

Julia tosió, incómoda mientras se le aflojaban las piernas.

—"Prefiero que me llamen asesora técnica”— dijo algo apenada y con mucho rubor en las mejillas.

—"Asesora técnica del amor"— repitió él alien, que con el tono azul de la piel parecía hincha de Independiente Rivadavia.

Desde ese día Zorrn-Ka se le pegó a la Julia y empezó a poner en práctica el manual con la doctora.

Y con un exceso de entusiasmo que fue cuestionado desde el vamos por los políticos.

—"Doctora Farner,"— dijo el alien durante una reunión —"he leído que los humanos levantan las sillas para sus parejas."—

Antes de que ella pudiera responder, Zorrn-Ka la levantó a ella misma y la depositó sobre la silla con un precisión exquisita.

—"Así, ¿correcto?"—

—"¡No! Bueno, sí... pero no se hace con la persona incluida."— dijo ruborizada la doc Farner

—"Mmm... confuso manual. Muy confuso."— meneó la cabeza Zorrn-Ka.

Otro día, el líder alienígena apareció con una caja humeante.

—"Te traje un presente muy estimado por los argentinos."—

Julia abrió la caja y una baranda a empanadas salió silbando.

—"¿Qué es? ¡Que es?"— curioseaban los políticos que querían su parte de lo que fuera el regalo.

—"Empanadas de carne y algunas de queso."— dijo Julia mientras aspiraba el aroma y tenía visiones románticas. —"Zorrn-Ka, ¡que galante¡ Tu sí que sabes impresionar a una chica."—

—"Las compre en la esquina"— dijo canchero el tipo con una sonrisa que imitaba a Gardel.

Unos días después Zorrn-Ka, que se había vuelto más rápido que un carpincho del Nordelta, invitó a Julia a una "conferencia" privada a su camarote en el 3I/Atlas.

—"He preparado comida humana"— anunció él con orgullo, cuando Julia llegó al lugar.

En la bandeja había pasta brillante, con albahaca, queso y salsa bolognesa.

—"¿Y esto?"— dijo asombrada

—"Fideos preparados con muchos sentimientos."—

—"¡Zorrn-Ka, es extraordinario, esto no está en el manual!"—

—"Lo hice para captar tu atención de modo especial."— dijo sugestivamente el arturiano azulado.

El evento decisivo fue la "Cumbre Interplanetaria de Cooperación Emocional", en el Centro Cultural .

Había embajadores, científicos, traductores, influencers y una banda que ensayaba versiones cósmicas de Sandro.

Julia, con su mejor traje formal, se preparaba para dar un discurso sobre “el amor como energía universal”.

Zorrn-Ka, vestido con uniforme ceremonial, la observaba desde la mesa principal.

Durante la exposición, Julia sonrió nerviosa.

El alien tomó esa sonrisa como señal de “apertura afectiva de nivel tres” según el manual.

Se levantó, caminó hasta ella y, ante la mirada atónita de medio planeta, declaró:

—"Renuncio a mi flota, a mi galaxia y a mi protocolo... si me permites orbitar a tu lado."—

Julia
parpadeó de la sorpresa.

—"¿Qué?"—

—"He leído que los humanos valoran las declaraciones públicas."—

—"¡Pero esto es una conferencia de prensa, no una serenata!"—


—"¿No es lo mismo?"— dijo el ex-comandante mientras le manoteaba la cintura.

Y la besó.

Fue un beso breve, radiante, y provocó un apagón en tres provincias.

El ministro se desmayó, los periodistas gritaron, y el presidente de Argentina gritó desesperado por el micrófono:

—"¡Corten la transmisión, pelotudos, que esto se va a directo a C5N!"—

Meses después, la nave 3I/Atlas partió rumbo al espacio profundo.

Zorrn-Ka no estaba a bordo.

Ahora el ex mandamás de la flota espacial manejaba un taxi por las calles de Buenos Aires.

Consiguió un registro "legal" por categoría X-Galáctica y un sticker que decía “No acepto billetes interplanetarios”.

Julia se fue a vivir con él en un departamento con vista al cielo, donde los electrodomésticos a veces se encendían solos.

Una noche, mientras recorrían la ciudad, Julia preguntó:

—"¿Extrañás tu galaxia?"— 

—"A veces. Pero acá las calles huelen a combustión y dulce de leche. Eso no existe en Tau 3."—

—"Y vos no extrañás tus tentáculos de mando?"—

—"Los uso para lavar los platos. Es terapéutico."—


Julia se rió. Una luz azulada se encendió en su vientre.

Zorrn-Ka la miró con ternura cósmica.

—"Estás... generando brillo interior."—

—"Sí, es común durante el embarazo."—

—"Entonces... pronto seremos tres."—

—"Si, mi amor."—

Él aceleró, feliz, por la 9 de Julio.

—"Doctora Farner, ¿puedo decirte algo según el manual?"— dijo Zorrn-Ka

—"Decime."—

—"Te amo en el lenguaje natural de los seres inteligentes."—

—"¿Y cómo se responde a eso?"—
preguntó Julia intrigada.

—"Con un silencio de 1,3 segundos exactos."—

Ella esperó el tiempo indicado.

—"Listo"— dijo —"Creo que lo hice bien."—

—"Perfecto"— sonrió él mientras le decía que no a un limpiavidrios.

FIN





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