Cuento
GENERO: Ciencia Ficción - Distopía
SINOPSIS: En la realidad virtual de un simple juego, un grupo de jóvenes descubre una inquietante verdad que los obliga a luchar por sus propias vidas. Solos en un mundo extraño y ajeno, no todo lo que parece es real. Los habitantes de Pangea son fríos, indiferentes y a nadie parece importarle el destino trágico que les espera. Sólo la inquebrantable integridad de una nueva e inesperada amiga, les da la esperanza de escapar y encontrar su libertad y posible salvación.
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Capítulo 1. Cuando se forma un equipo
El sol se había puesto hacía unas horas, pero en la habitación de Alex reinaba una tenue luz azul. El joven de 23 años, se encontraba sentado frente a su computadora, con los auriculares puestos y la mirada fija en la pantalla. Era sábado por la noche, y para Alex, un estudiante de ingeniería próximo a graduarse, no había un mejor plan que sumergirse en el mundo de los videojuegos en línea.
Sus amigos estaban ocupados con sus novias y Alex, debido a su soltería, no quería ser ser el miembro impar del grupo, por lo que planeó pasarla bien en alguna partida de acción. Esa noche estaba probando un nuevo juego llamado "Bezel", en el que se había convertido en un guerrero mortífero conocido como "Halcón", un personaje valiente y hábil con el fusil de asalto, que había logrado fama y respeto entre los demás jugadores.
En ese momento se encontraba en medio de una batalla épica contra un poderoso contrincante llamado Dragón Negro. Sus dedos volaban sobre el teclado, camuflándose entre la maleza y posicionándose como francotirador para lograr la precisión milimétrica que necesitaba. Después del último disparo, un mensaje apareció en la pantalla: "¡Halcón ha derrotado a Dragón Negro!". Alex lanzó un grito de victoria mientras levantaba los puños en el aire. Había logrado superar un desafío en el que muchos otros jugadores habían fracasado.
Pero la noche no había terminado.
Todavía con ganas de seguir jugando, comenzó a navegar por aquí y por allá hasta llegar a un desconocido chat online llamado "Jugador Hackeado", que al parecer era el refugio virtual para un grupo apasionados de jugadores en línea. Se integró a la conversación y mientras daba una ojeada general, pudo ver a una joven que participaba activamente con comentarios ingeniosos y opiniones inesperadas.
Según pudo ver por la imagen, Aetheria era una joven de cabello azabache y ojos color esmeralda. Por los comentarios que podía repasar en la conversación, la joven era una reconocida jugadora por su astucia y perspicacia en los juegos de estrategia. Mientras seguía el hilo, la chica comenzó a hablar de un nuevo juego que sonaba interesante:
-"Alguien aquí ha entrado alguna vez a 'Pangea World'?"- Aetheria continuó con la idea -"Es un nuevo mundo virtual alucinante. Tienes que escapar de una ciudad prisión mientras te persigue un grupo de agentes del gobierno que quieren eliminarte. ¡Es muy entretenido!"-
Una chica llamada Astrid le contestó. -"A mi me ha llegado una invitación para entrar. He visto los gráficos y se ven alucinantes. Tienes que usar lentes de realidad virtual para poder ingresar"- Por lo que decía, era posible que fuera un buen juego. Alex se interesó por ese hilo de conversación. Parecía un buen plan para terminar la noche.
-"Yo pude entrar, pero el sistema me rechazó porque hay que formar un equipo de cinco para participar. ¿Alguno de ustedes quiere acompañarme?"- Al parecer Aetheria tenía muchas ganas de jugar una partida.
-"Yo voy contigo, Aetheria. Aunque no sé que tipo de habilidades se necesitan. ¿Es de guerra o estrategia?"- Astrid se ofreció para ser la segunda de la partida.
-"Ambas. Según las ayudas que pude leer, hay estrategia mezclada con acción, Astrid"-Contestó Aetheria
Alex, viendo el entusiasmo de ambas chicas, y temiendo quedar fuera, se apresuró a decir:
-"Si no les molesta, me gustaría ser de la partida, Astrid y Aetheria. Soy muy hábil con las armas."-
-"Claro."-Astrid completó el mensaje con una carita sonriendo.
-"Vale pues, Alex. Bienvenido."-Contestó Aetheria mientras arengaba-"¿Quién mas se anima, chicos. Somos tres... faltan dos... jaja"- El grupo parecía armarse fácilmente.
-"¿Cuál es tu fuerte, Astrid?"- Alex preguntó con buen ánimo
-"Soy excelente en el uso de mapas, buscando escondites y encontrando atajos, Alex."-Contestó Astrid entusiasmada.
Rápidamente se unieron Cleo, un joven que decía ser bueno con armas de filo y flechas, lo que sería un magnífico complemento a las habilidades de Alex. Finalmente se unió Robert, un joven conocido por Alex desde el último juego de "ChinaTown", que se había impuesto gracias a sus habilidades con las artes marciales.
Ahora que el equipo estaba completo, una oleada de emoción recorría las venas del equipo. Ansiosos por embarcarse en la nueva y desconocida aventura, navegaron hasta la página de Pangea World, listos para sumergirse en ese mundo plagado de desafíos y emociones. Esa misma noche, bajo la luz tenue de las estrellas, la aventura había comenzado.
Capítulo 2. Ingresando a Pangea
La pantalla de la computadora de Alex parpadeó y, mientras chateaba con sus nuevos amigos, un mensaje emergió de la nada:
-"¿Te atreves a entrar a Pangea World? Mira este enlace. Te estaré esperando."
Lo firmaba alguien que se hacía llamar "Z". Recibir un mensaje de un usuario desconocido en el foro de "Jugador Hackeado" no resultaba nada fuera de lugar. Siempre habían "chalados" que enviaban invitaciones de todo calibre, pero ¿Pangea World?.
Esto le resultó intrigante a Alex ¿Acaso alguien estaba leyendo sus chats? Les preguntó a sus amigos:
-"Alguien envió una invitación para entrar a Pangea World?"- Alex tecleó el mensaje y lo envió a la sala privada del chat.
-"Así pude conocer al juego. Un tal Z me envió una invitación con instrucciones."- Aetheria respondió. -"Tenemos que leer esa instrucciones. Empecemos por ahí."- Agregó con una carita feliz.
Eran las 10 de la noche, un sábado perfecto para una aventura virtual. Según parecía, los jugadores se conectaban desde casa, cada uno en su computadora. Decidieron empezar por donde decía Aetheria.
Al hacer clic en el enlace, un pdf con diseño futurista les mostraba la imagen de un mundo digital. El nombre de Pangea World encabezaba el documento. Contenía un conjunto de instrucciones para acceder.
Para ingresar deberían ingresar individualmente una contraseña: "volobell".
Pangea World era al parecer, un juego de rol multijugador masivo, ambientado en una versión ficticia de una Tierra futurista. Ciudades inmersas en junglas frondosas, con volcanes humeantes y criaturas desconocidas que vagaban por el paisaje.
La misión era simple: entrarían a la ciudad abovedada de Virginia y debían sobrevivir a las fuerzas de seguridad que les perseguirían. Había que explorar dentro de la ciudad y tratar de encontrar los medios para huir de la fortaleza que la aislaba del resto del planeta.
Según la historia que narraba el pdf, Virginia era una ciudad militarizada y los habitantes vivían y morían dentro de ella, sin abandonarla ni conocer el resto del planeta. La misión del grupo consistía en encontrar los medios para salir de esta ciudad prisión y llegar a alguna otra ciudad que tuviera algún régimen de libertad.
Parecía divertido, sin embargo, Pangea World era un juego estricto. No se podía recolectar vida. Cuando te liquidaban, se acababa el juego sin más. Solo tenías una oportunidad. Y si perdías, no podías volver a entrar. A los amigos les pareció algo estricto, pero de todos modos decidieron que intentarían una partida.
Lo extraño era que el juego estaba alojado en la Deep Web, para lo cual el documento les daba un link que les permitiría descargar una versión personalizada del navegador TOR. Alex explicó la función del browser TOR al resto. Sólo Robert y Astrid debían instalarlo porque los demás ya lo habían hecho en algún momento.
Mientras los chicos instalaban el navegador, los demás siguieron leyendo el documento. Según se veían, Pangea World no solo era un juego, era un mundo virtual con muchas ciudades y prometía una aventura inolvidable, llena de emociones, peligros y descubrimientos.
Pronto estuvieron todos listos. Llenos de una inquietante emoción, cada miembro del grupo abrió el enlace a la Deep Web. En la computadora de Alex apareció una pantalla negra con el mensaje:
-"Ponte tus gafas de realidad virtual"
Alex se acomodó las lentes, y leyó:
-"Ingresa tu contraseña".
El joven tecleó la palabra "volobell".
La pantalla de las gafas se borró, presentando nuevamente el fondo negro. De a poco y gradualmente, apareció lo que parecía ser un video tridimensional de un mundo desconocido, pero inquietamente parecido a la Tierra. Los continentes se distribuían de un modo familiar. El agua ocupaba aproximadamente un setenta y cinco por ciento de la superficie.
La imagen mostraba nubes que se desplazaban plácidamente por el cielo. Alex podía sentir sonidos de naturaleza salvaje mezclando aves, vientos y mareas.
Pangea era un planeta hermoso.
La computadora advirtió:
-"Estás en el grupo 'Zephyria'. Tu destino actual es 'Virginia'."
Lo último que pudo ver Alex antes de desmayarse, fue un túnel iluminado por el que avanzaba a gran velocidad. Estaba llegando al final cuando sus sentidos se apagaron bruscamente.
Capítulo 3. El despertar
Alex abrió los ojos con pesadez, como si hubiera estado durmiendo durante años. Su cuerpo temblaba de frío y una sensación de desorientación lo invadía. No podía pensar con claridad.
Al intentar levantarse, notó que estaba completamente desnudo y recostado sobre una superficie fría y transparente. Todavía aturdido, miró a su alrededor y se encontró en el interior de una cápsula de vidrio que parecía flotar en el aire a unos centímetros del piso.
La cápsula estaba alineada con otras similares que se extendían a derecha e izquierda, en un pasillo inmenso e interminable. Todas las cápsulas que pudo ver estaban ocupadas por cuerpos inmóviles y desnudos.
Después de algo así como un minuto, la cubierta de la cápsula, de vidrio transparente, se deslizó hacia arriba mientras un sonido de aire le dio la idea que la presión interna se igualaba con la presión de la habitación en la que se encontraba.
Le costaba moverse, pero se acercó a la pared de vidrio y la tocó con curiosidad. La superficie era lisa. A lo lejos, pudo ver cuatro figuras humanas que al igual que él, estaban despertando.
La cubierta tenía un espejo. Miró directamente al rostro que reflejaba y por un momento se confundió. El rostro que le devolvía el espejo era el de un desconocido. Se quedó atónito y su cerebro tardó un par de minutos en darse cuenta que el rostro reflejado era completamente desconocido para él.
Recordaba vagamente su pasado, como si de una pesadilla se tratara. El pánico comenzó a apoderarse de él. ¿Qué había pasado? ¿Qué hacía ahí? ¿Cómo había llegado a ese lugar tan extraño? Intentó gritar para comunicarse con alguna otra persona despierta, pero su voz salía ininteligible.
Lo único que se escuchaba eran murmullos de máquinas y algunos sonidos lejanos y confusos.
De repente, una voz robótica resonó en la cápsula:
-"Atención, ciudadano. Se le ha ordenado despertar de la hibernación por una autoridad superior. Por favor, proceda a salir de su cápsula y diríjase a la sala de orientación."-
Alex obedeció las instrucciones, se enderezó lentamente y salió de la cápsula. Sus pies tocaron el suelo metálico, frío y liso mientras se apoyaba cansinamente sobre la cápsula. No sabía en qué lugar se encontraba la sala de orientación. Mientras sus ojos se acostumbraban a la luz, pudo ver a lo lejos a otras cuatro personas que caminaban lentamente, tambaleándose como él mismo.
Lleno de dudas y preguntas, Alex se unió a los desconocidos que se veían igual de confundidos excepto una hermosa chica delgada y de cabellos castaños. Era la única que estaba vestida. La chica se presentó:
-"Acabamos de entrar a Pangea, chicos. Síganme, no tenemos mucho tiempo. Soy Aetheria."-
Tenía miles de preguntas, pero estaba infinitamente cansado. No sabía que le deparaba el futuro, pero estaba decidido a descubrir la verdad sobre este nuevo mundo.
Desnudos y ateridos de frío, Astrid, Cleo y Robert siguieron los pasos de Aetheria. Después de dudarlo por un par de segundos, Alex se les unió.
Dejando atrás el pasillo con las cápsulas criogénicas, los cinco jóvenes llegaron a una habitación blanca y luminosa. Aetheria les entregó a cada uno una muda de ropa, barras energéticas y una botella que contenía una gaseosa tonificante de color azul fluorescente. El sabor era extraño, pero les devolvió algo de energía.
Permanecieron un momento en la habitación, que resultó ser solo el inicio de una larga caminata a través de un laberinto de pasillos blancos y puertas metálicas.
Aetheria los guio hasta otra sala amplia, donde se podía ver una mesa con cinco mochilas, unas camperas y algunas sillas. Tomaron asiento, aún confundidos y con preguntas sin responder.
-"Cada uno vístase con una campera y carguen con una mochila. Me doy cuenta que tienen preguntas, pero es urgente que salgamos de este edificio lo más rápido que podamos y con el menor ruido posible. Los agentes están por todas partes."- La voz de Aetheria les transmitió toda la seguridad de que sabía de lo que hablaba. La chica se pudo una campera y cargó con su propia mochila, preparándose para continuar.
La imitaron en silencio y comieron la barritas energéticas. Fue entonces cuando Astrid, con voz temblorosa, mostró un papel arrugado que llevaba en su mano desde la cápsula de hibernación -"Lo encontré pegado en el espejo de la cápsula"- Dijo, mostrando el papel a los demás. -"Tenía mi nombre y estos siete códigos"-
En el papel, escritos en una caligrafía elegante, se podían leer siete números: 521-541-593-631-643-739-887.
Un silencio incómodo se apoderó de ellos. ¿Qué significaban esos códigos? ¿Qué mensaje ocultaban? ¿Quién los había puesto ahí?
-"Son códigos que necesitaremos para atravesar las puertas de seguridad. Fueron entregados por Novilis, mi compañera. Nos espera afuera del complejo"- Dijo Aetheria con seguridad.
Alex, con su mente analítica, tomó el papel y lo examinó con detenimiento. -"No sé si tiene algún significado, pero no son números aleatorios"- Dijo -"Son números primos"-
Le devolvió el papel a Astrid, que lo guardó cuidadosamente y siguieron a Aetheria, quien los condujo a un nuevo destino desconocido. En sus mentes, la pregunta resonaba con fuerza: ¿Qué secretos ocultaban los códigos y qué les deparaba el camino por delante?
Capítulo 4. Extracción
Aún aturdidos por el brusco despertar, los chicos se daban cuenta que Aetheria los guiaba rápida y eficientemente a través de un inmenso laboratorio lleno de pasadizos, túneles y habitaciones. Era evidente que tenía conocimientos previos de los que ellos carecían.
¿Los habría adquirido en una incursión anterior a Pangea? ¿Alguien le había entregado información o algún plano que ellos no habían visto? Era un misterio. Pero la dureza en su rostro y la urgencia de su voz al darles indicaciones, les transmitía la seguridad de que debían obedecer hasta encontrar el momento adecuado para que respondiera las preguntas que se hacían.
Los cinco amigos se adentraron en las profundidades de los pasillos de aquel edificio desconocido. Cada paso los acercaba a lo inimaginable, a secretos ocultos entre las sombras. De pronto, una puerta inexpugnable de metal oxidado, se erguía ante ellos, bloqueando su camino. Un teclado numérico y una pantalla con un acertijo los desafiaba a descifrar el código para abrirla.
El acertijo que se mostraba en la pantalla decía:
“Soy un número de tres cifras,
no soy par, soy un número primo.
La suma de mis dígitos es ocho,
y mi cifra central es un misterio.
Solo tendrás una oportunidad.”
Aetheria dijo -"Tenemos que usar uno de los códigos que le fueron entregados a Astrid"-
Astrid buscó el papel con los códigos: 521-541-593-631-643-739-887.
El silencio se apoderó del grupo mientras analizaban el enigma. La mente de cada uno se puso en marcha, buscando patrones o pistas ocultas en las palabras. La tensión era palpable, el destino de su expedición dependía de su ingenio.
Pero Astrid contaba con una mente analítica y una memoria prodigiosa que le permitía analizar mapas, escondites, atajos y acertijos.
Parecía un problema matemático, pero el acertijo afirmaba que la "cifra central es un misterio". Según Astrid solo un número podía cumplir con esas dos premisas: la suma de los dígitos era ocho, y el número 2 se parecía a un signo de pregunta como los que se usan en los acertijos. La respuesta era 521.
Con dedos temblorosos, Alex fue el encargado de ingresar el código en el teclado. La pantalla parpadeó y un clic metálico anunció que la puerta se había abierto. Un coro de vítores resonó en el grupo mientras cruzaban el umbral, listos para enfrentar lo que les esperaba más allá de la puerta.
El acertijo de la puerta solo había sido el primer obstáculo en su aventura. Aún les esperaban pruebas más desafiantes, enigmas más complejos y peligros insospechados. Pero los expedicionarios, unidos en su determinación, estaban preparados para afrontar cualquier reto que se les presentara. La aventura solo acababa de comenzar.
Mientras los cinco jóvenes, transitaban por el edificio, empezaron a hablar entre ellos acerca de la realidad que estaban viviendo:
-"No entiendo esta aventura virtual. Es algo que jamás habría podido imaginar”- Dijo Alex.
Cleo opinó -"Este juego debe ser de realidad aumentada. Es una simulación asombrosa."-
Robert a su vez, comentó -"Sin embargo, amigos, creo que algo no está bien."-
Astrid notó algo extraño -"Intenté quitarme las gafas virtuales, pero no puedo hacerlo. Tampoco hay forma de volver a casa. Ahora mismo debería estar sentada frente a mi computadora."-
Al escucharla, los otros intentaron quitarse las gafas virtuales. Después de varios intentos, nadie pudo hacerlo. Tampoco pudieron "salir del juego". El pánico comenzó a apoderarse del grupo.
Por más que buscaran, no podían encontrar gafas sujetas a sus cabezas.
Los cinco amigos, se enfrentaban a otro desafío: la crisis de identidad. Al mirarse en un espejo, no reconocían sus rostros. Sus caras eran diferentes, desconocidas para ellos mismos.
Ante esta situación desconcertante, las teorías y opiniones comenzaron a surgir entre el grupo. Algunos creían que este cambio de apariencia era parte del juego, una prueba más dentro de la simulación. Otros, más temerosos, especulaban que podían haber sido transportados a una realidad alternativa, un universo paralelo donde sus identidades habían sido alteradas.
La realidad virtual al entrar en Pangea se había convertido en una realidad inexplicable.
Ante la imposibilidad de escapar del juego, la idea de una simulación comenzó a tomar forma. ¿Podría ser que todo lo que veían y sentían fuera una creación artificial, una realidad fabricada por una tecnología inimaginable? La duda se apoderó de ellos, generando un debate acalorado entre el grupo.
Algunos argumentaron que la perfección del mundo virtual, la ausencia de dolor y la posibilidad de controlar la realidad con sus pensamientos eran pruebas irrefutables de que estaban en una simulación. Pero cuando se pellizcaron el brazo, sintieron verdadero dolor.
El debate entre los jóvenes se prolongó sin llegar a una conclusión definitiva. La incertidumbre se convirtió en su compañera constante. ¿Estaban viviendo una realidad virtual o una simulación fantástica? La respuesta permanecía en el aire, alimentando su confusión y temor.
Aetheria permanecía en silencio mientras les guiaba por los pasillos. Alex le preguntó directamente si sabía algo. La chica, con una voz firme llena de convicción, detuvo sus pasos y dándose la vuelta, se dirigió a sus cuatro compañeros:
-"Escuchen con atención, porque lo que les voy a decir cambiará todo lo que creen saber sobre la realidad."-
Sus palabras resonaron en el ancho pasillo que estaban atravesando. La solemnidad con la que se dirigió a ellos, cautivó la atención de todos. Aetheria les reveló la verdad que tanto habían anhelado: Pangea era un mundo real, no una simulación virtual.
Habían entrado a ese mundo a partir de una existencia virtual.
La incredulidad se reflejó en los rostros de sus compañeros. Todo lo que habían vivido hasta ahora, sus aventuras, sus emociones, sus relaciones, ¿había sido solo una ilusión creada por una máquina? La idea era difícil de asimilar, pero Aetheria insistió:
-"Han estado dormidos durante toda su vida en una simulación"- Les dijo -"Un mundo virtual que fue creado por las autoridades de Pangea para controlar a la población de nacimientos no autorizados. Formo parte de un grupo de rebeldes que luchamos por la libertad. Nosotros los hemos liberado."-
Pero al mismo tiempo los urgió:
-"No podemos permanecer mucho tiempo en este edificio. Corremos el riesgo de ser recapturados."- El peligro parecía ser inminente -"Sigamos caminando y cuando estemos en algún lugar seguro, responderé todas sus preguntas."-
La revelación de Aetheria golpeó a los cuatro amigos como una ola. La sensación de desorientación y confusión era palpable. ¿Quiénes eran en realidad? ¿Qué les esperaba en este mundo desconocido llamado Pangea?
Si todo era cierto, con la ayuda de Aetheria y los rebeldes, los cuatro amigos habían despertado de una eterna hibernación para abandonar la realidad virtual, que los había acogido durante toda la vida que recordaban.
Llegaron al final de un pasillo y una abertura les mostró el mundo exterior. El aire fresco de Pangea llenó sus pulmones mientras se adentraban en un mundo nuevo, lleno de posibilidades y peligros.
Ante sus ojos se extendía un paisaje vasto e impresionante, lleno de montañas majestuosas y bosques frondosos. A la distancia de un kilómetro, pudieron ver una increíble ciudad cubierta de una cúpula transparente. Aetheria les dijo que era Virgina, el primer destino de la expedición.
La aventura solo acababa de comenzar. Pero ahora debían entender cómo enfrentar este nuevo mundo, encontrar su lugar en Pangea y luchar por su libertad.
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