Historia de la SciFi
Proto-Ciencia Ficción: Cuando la Imaginación Tocó las Estrellas (Antes del Siglo XIX)
por Rodriac Copen
¿Ciencia Ficción sin Ciencia Ficción?
Antes de que los viajes espaciales, los androides y las inteligencias artificiales dominaran la narrativa futurista, hubo una época en la que la ciencia ficción no existía... pero sí existía el deseo de soñar con lo imposible. Los escritores más intrépidos del pasado tomaron las herramientas a su alcance (la astronomía incipiente, la alquimia y una pizca de descaro) para imaginar futuros alternativos, criaturas extrañas y viajes a lugares que, en su época, parecían inalcanzables. Este es el origen de la ciencia ficción: la Proto-Ciencia Ficción.
Cyrano de Bergerac: El Primer Astronauta Literario
Si creías que Cyrano de Bergerac solo era un espadachín de nariz prominente, te sorprenderá saber que también fue un pionero en la ciencia ficción. En su obra Historia cómica de los estados e imperios de la Luna (1657), describe un viaje al satélite terrestre mediante un cohete impulsado por fuegos artificiales. ¿Absurdo? Sí. ¿Creativo? Absolutamente. Y lo más interesante es que su relato incluía una visión crítica de la sociedad de su tiempo, utilizando la Luna como un espejo satírico del mundo terrenal.
Johannes Kepler: Cuando la Ciencia y la Ficción Bailaban Juntas
Kepler no solo fue un genio de la astronomía, sino también un visionario literario. Su obra Somnium (1634), considerada la primera obra de ciencia ficción en el sentido moderno, describe un viaje a la Luna desde la perspectiva de un joven aprendiz de astronomía. Lo fascinante es que Kepler usa su historia para exponer teorías astronómicas reales, como la gravedad lunar y la rotación del satélite. Básicamente, un astrónomo haciendo divulgación científica en un relato onírico... con demonios espaciales incluidos.
Jonathan Swift y la Ciencia como Sátira
En Los viajes de Gulliver (1726), Jonathan Swift no solo creó una de las aventuras más queridas de la literatura, sino que también anticipó descubrimientos astronómicos. En su relato sobre la isla flotante de Laputa, Swift menciona las dos lunas de Marte... más de un siglo antes de que fueran descubiertas por la ciencia real. ¿Clarividencia? ¿Suerte? Lo cierto es que su obra se burla del cientificismo extremo y la arrogancia de los eruditos, convirtiendo la especulación científica en una crítica a la sociedad de su tiempo.
Mary Shelley: La Madre del Monstruo y de la Ciencia Ficción
Frankenstein (1818) es la piedra angular de la ciencia ficción moderna. Mary Shelley no solo creó una historia de terror gótico, sino también la primera gran narrativa sobre los peligros de jugar con el fuego de la ciencia. Inspirada por los experimentos de electricidad de la época, Shelley imaginó qué sucedería si un científico lograba darle vida a un ser compuesto de cadáveres. Más que un simple cuento de horror, Frankenstein plantea preguntas filosóficas sobre la ética del conocimiento y la responsabilidad del creador. ¿Suena familiar? Claro, porque este es el dilema central de la ciencia ficción hasta el día de hoy.
Miedos y Esperanzas de la Época
Cada uno de estos escritores reflejaba en su obra los temores y esperanzas de su tiempo:
Miedo a lo desconocido: Desde la posibilidad de que la Luna estuviera habitada hasta la idea de que la ciencia pudiera desafiar el orden natural.
Fascinación por los avances científicos: La astronomía, la electricidad y los primeros experimentos de química inspiraron relatos en los que la ciencia podía ser mágica... o aterradora.
Crítica social y política: Muchos de estos relatos usaban lo fantástico para hablar de los problemas reales de la Tierra, algo que la ciencia ficción seguiría haciendo a lo largo de su evolución.
¿Quiénes Leían Ciencia Ficción en Aquel Tiempo?
A diferencia de hoy, donde cualquiera puede sumergirse en una novela de ciencia ficción desde un dispositivo digital, en el siglo XVII y XVIII los lectores eran en su mayoría aristócratas, académicos o personas con acceso a la educación. Los libros eran caros y la alfabetización no estaba extendida. Aun así, la fascinación por lo desconocido era tan fuerte que estas historias encontraron su camino hasta los círculos intelectuales y, eventualmente, al público en general.
Un Viaje Que Apenas Comenzaba
La Proto-Ciencia Ficción no era solo entretenimiento: era una forma de desafiar lo establecido, de jugar con la imaginación y de preguntar "¿Y si...?". Desde cohetes de pólvora hasta monstruos eléctricos, estos autores abrieron la puerta a un género que, siglos después, nos llevaría a galaxias muy, muy lejanas. ¡Y pensar que todo comenzó con un puñado de lunáticos soñadores y sus plumas de tinta!
Así que la próxima vez que leas sobre un viaje interestelar o una inteligencia artificial rebelde, recuerda que todo comenzó cuando alguien, en un mundo sin ciencia ficción, decidió mirar las estrellas y escribir sobre ellas.
¡ Buena Escritura ! 🚀✍️
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