martes, 8 de julio de 2025

Conversaciones Imposibles: "Episodio 6 - Supervivencia para Pensadores en Extinción"

 

Conversaciones Imposibles

Supervivencia para Pensadores en Extinción


—"Juana, ¿vos también tenés esa sensación de que la humanidad se está embruteciendo a pasos agigantados o soy yo nomás que con los años me volví un viejo cascarrabias?"—

Ella se ríe y me mira por encima de sus lentes color ámbar. Estamos en la cama, con dos tazas de té humeante sobre la mesa de luz, y una pila de libros apilados como barricada entre el mundo y nosotros.

—"Sos un viejo cascarrabias"— dice —"Pero tenés razón. Yo ya ni me enojo, Rodri. Ahora me divierto. Es como estar en un circo de monos con celulares."—

No puedo evitar reír. Juana tiene esa capacidad única de reducir el colapso de la civilización a una postal ridículamente exacta.

Vivimos en una época donde la cultura ha dejado de ser una herramienta para pensar, para cuestionar, para crecer... y se ha vuelto un producto de supermercado. Globalizado, plastificado, envuelto en celofán de algoritmos. Una cultura que flota, como una isla ignorante, en un océano de información e influencers donde nadie sabe nadar.

Lo peor no es la ignorancia, sino la ignorancia satisfecha. La búsqueda eterna del sesgo de confirmación. La certeza de los que no saben y ni siquiera se preguntan si saben. Los que comparten frases en TikTok como si fueran filosofía de primer nivel. Los que repiten discursos como loros amaestrados, sin un solo músculo neuronal en actividad.

—"Y además,"— dice Juana mientras muerde una tostada —"tienen la autoestima por las nubes. Te hablan con tono de oráculo después de haber visto un reel de 12 segundos sobre Sócrates, o sobre las señales que les da el universo"—

—"O sobre energías que vibran alto”— le digo.

—"¡O los que dicen que Einstein hablaba del poder de la mente cuántica!"— estalla ella —"¡Pero si apenas saben sumar con la calculadora del celu!"—

Ambos reímos como si estuviéramos burlándonos del rey en su propio castillo.

El culto a la estupidez

La televisión no informa: entretiene. Pero entretiene mal. Como un kiosco de noticias absurdas donde lo único que importa es quién se separó, quién se murió o quién hizo un challenge pelotudo con un perro y medio culo al aire.

Nos tratan como idiotas. Y lo peor: muchos se dejan tratar así.

—"¿Te das cuenta?"— le digo mientras nos servimos más café en la cocina —"Cuando no hay noticias de verdad, inventan que Wanda Nara se peleó con Yanina Latorre y todos opinan como si estuvieran analizando la Reforma Protestante. ¿¡Qué nos pasó!?"—

—"La misma pregunta que se hacía Séneca, mi amor"— dice Juana, burlona —"La humanidad siempre ha sido idiota, solo que ahora tiene Wi-Fi"—

Y ahí está el problema: tenemos acceso a todo el conocimiento humano... y lo usamos para ver memes de reguetoneros con dientes fosforescentes.

Mientras tanto, los discursos políticos se simplifican hasta el absurdo. Todos los extremos se parecen. Milei, Trump, Cristi, Peroncholandia, El Radicalismo Inútil, Putin, Maduro, los Castro, EvoLula... diferentes acentos, mismo circo de inútiles. Todos vendiendo espejitos de colores, prometiendo libertad mientras negocian bitcoins con grupos de poder y se aferran a la política como garrapatas institucionales. ¿Y el pueblo? Aplaude. Agradece. Vota.

—"¿Te das cuenta de que cuanto más precario es el pensamiento, más convencido está el que lo sostiene?"— me dice Juana, mientras me siento y ella encoge las piernas sobre el sofá.

—"Claro. Porque no pensar da paz. No te conflictúa. Es como vivir en un spa ideológico. Sin contradicciones."—

—"Exacto. Pero vos y yo, en cambio, vivimos con urticaria mental."— 

Los cerebros siempre la pasaron mal

Lo veo en la historia, lo siento en los huesos: los que piensan, los que dudan, los que incomodan, siempre fueron perseguidos, ninguneados, burlados. 

Sócrates terminó con cicuta. Galileo pidiendo perdón. Giordano Bruno achicharrado. Simone Weil tuvo una vida de miseria. Y hoy... Juana y yo, haciendo catarsis con medialunas en una cocina cualquiera, mientras el mundo se cae a pedazos por culpa de los influencers del pensamiento plano.

Pero —y acá está la esperanza— alguien tiene que seguir pensando. No por soberbia, sino por amor. Amor a la verdad, al lenguaje, a la pregunta incómoda. Aunque nos llamen amargos, élitistas, pesados o pasados de moda.

—"¿Sabés qué pienso a veces?"— me dice Juana mientras me acaricia el pelo con ternura —"Que somos como esos monjes medievales que copiaban libros a mano cuando todo se estaba yendo al carajo. Solo que en vez de copias, hacemos reflexiones que no sabemos si alguien va a leer."—

La abrazo. Y sé que no tengo respuesta para eso. Pero sé que mientras alguien siga  reflexionando, aunque sea entre nosotros dos, el mundo tiene alguna chance de avanzar.

En esta Cultura fast food, sólo son valorados los pensamientos light elaborados para un mundo que no tiene digestión ni cerebro.

FIN

 

 

 

 

 

Tags:

#CulturaActual
#ReflexiónCrítica
#RodriacCopen
#PensarNoPasaDeModa
#IgnoranciaDigital
#FilosofíaCotidiana
#SociedadActual
#HumorIntelectual
#HumanidadPerdida
#ArtículoReflexivo
#TiemposModernos
#FastFoodCultural
#EducaciónYVerdad
#ConversacionesImposibles 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario